La historia presta poca atención a figuras y hechos que constituyen cimientos de la patria y de la nación cubana que encierran valiosas enseñanzas para el presente, por lo que se impone rescatarlos. Con mucha más razón, cuando están referidas a una de las instituciones de mayor valía para el progreso humano: la enseñanza, que desde hace más de sesenta años se encuentra secuestrada por el sistema totalitario de gobierno implantado en Cuba.
Una de esas figuras insignes es Alfredo Miguel Aguayo Sánchez (1866-1948), puertorriqueño de origen y cubano por nacionalización, nacido hace 157 años. Abogado, pedagogo, historiador de arte, ensayista y crítico, inició la carrera pedagógica en 1884 como profesor en el Colegio La Divina Caridad y en la escuela del Círculo de Trabajadores de La Habana, de la cual llegó a ser su director. En 1895 salió al exilio, acusado por un folleto independentista escrito por su padre y atribuido a él. Al regresar a Cuba, al término de la Guerra de Independencia, se consagró a la enseñanza.
Aguayo, nombrado en 1900 Director Escolar de La Habana, dos años después creó la Escuela Normal por Correspondencia para la preparación de maestros. También fundó la Escuela Normal de Verano con el mismo fin: preparar los docentes que deberían ocupar las tres mil aulas creadas por el Gobierno de Ocupación. Esta escuela, durante nueve años, fue la institución formadora más estable y extendida de la preparación magisterial. Y en diciembre del mismo año 1900,propuso el establecimiento del Instituto Pedagógico, con dos finalidades: completar la instrucción del magisterio y formar nuevos maestros. De acuerdo con los informes de Enrique José Varona, secretario de Instrucción Pública a inicios de 1901, la Escuela Normal de Verano funcionaba en 19 poblaciones, con una asistencia de 506 alumnos.
Otro de sus esfuerzos en la formación del magisterio, fue la Revista Pedagógica Cubana, fundada el 15 de julio de 1900 y editada por la Asociación de Maestros, Maestras y Amantes de la Niñez Cubana, además de los concursos de Historia y Cívica para maestros y niños.
En 1903, Aguayo se doctoró en Pedagogía por la Universidad de La Habana, donde fue Profesor Auxiliar de Psicología en la escuela de Pedagogía e Higiene Escolar. Allí, en 1906 ganó por oposición la cátedra de Pedagogía. Basado en las corrientes más modernas de su época, especialmente en el pragmatismo[1] norteamericano de John Dewey, luchó por abolir los anticuados métodos existentes en la enseñanza en Cuba.
Dedicó especial atención a la pedagogía infantil, Aguayo en 1912 fundó, en la Universidad de La Habana, un Laboratorio de Paidología[2] para mediciones físicas y psíquicas.
Además del español, Aguayo dominaba plenamente los idiomas francés, italiano, inglés, alemán y latín. Fue autor de tratados de pedagogía, psicología y didáctica. Organizó la Academia Pedagógica de La Habana para atender a profesores y maestros. Fundó, editó y dirigió la Revista de Educación de La Habana y colaboró en varias publicaciones periódicas de la época, entre ellas: Instrucción Primaria, Universidad de La Habana, Cuba Pedagógica, El Mundo, Revista Bimestre Cubana y Patria. Por su obra, en 1944 fue nombrado profesor emérito.
Resultado de la obra de Aguayo, de otros muchos destacados pedagogos cubanos y de la labor educativa de los gobiernos durante la República, en 1958 Cuba contaba con un sistema de escuelas normales de Kindergarten, escuelas del Hogar y una Escuela Normal Rural. En la que se graduaron los miles de magníficos pedagogos que encontró la Revolución en 1959.
En febrero de 1961, esas escuelas normales fueron clausuradas con la Resolución Ministerial número 557 y sustituidas por un nuevo plan de formación de maestros. Se expulsaron del país los sacerdotes extranjeros dedicados a la docencia, se promulgó la Ley de Nacionalización de la Enseñanza que confiscó la escuelas privadas laicas y religiosas, y se reconoció al marxismo como ideología oficial.
A ese proyecto monopolizado por el Estado, que desconoció la labor de figuras como Alfredo Miguel Aguayo, se le otorgó, en 1976, rango constitucional. La Constitución de ese año, en su preámbulo, declaraba “la guía de la doctrina victoriosa del marxismo-leninismo”, apoyados “en la amistad fraternal, la ayuda y la cooperación de la Unión Soviética y otros países socialistas”. Y el artículo 38 establecía que “la política educativa y cultural se atiene a la concepción científica del mundo establecida y desarrollada por el marxismo-leninismo; la enseñanza como función del Estado se dirige a la formación comunista de las nuevas generaciones”.
El cierre de las escuelas normales, la prohibición de la enseñanza privada, la eliminación de la autonomía universitaria y de la libertad académica, fueron pasos encaminados a la implantación del actual modelo totalitario, que ha ocasionado un incalculable daño al sistema de enseñanza cubano.
La Habana, 03 de abril de 2023
[1] Pragmatismo.- corriente filosófica centrada en la vinculación de la práctica y la teoría. La teoría se extrae de la práctica y se aplica de nuevo a la práctica `para formar la “`práctica inteligente”. Su fundador es Charles Sanders Peirce.
[2] Paidología, ciencia que estudia al ser humano en su estado de desarrollo infantil y juvenil. No se identifica con la pedagogía ni con la psicología del desarrollo. Ni con la pediatría.
- Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
- Reside en La Habana desde 1967.
- Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
- Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
- Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
- Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
- Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).