Entrevista al Dr. Darsi Ferrer exclusiva para la revista Convivencia
Por Dagoberto Valdés
D.V.: ¿Darsi Ferrer es un pinareño o se considera un cubano sin fronteras?
Honestamente me siento un cubano pinareño. Nací en San Luís, un pueblo que está a 20 km de la ciudad de Pinar y allí pasé mi infancia y juventud, lo que inexorablemente dejó una gran influencia en mi desarrollo y proyección como persona. Además, casi toda mi familia continúa viviendo en Pinar del Río, allá tengo muchos amigos de toda la vida, y esas son razones que atan y hacen que se conserven los vínculos con la tierra que me vio nacer. Pero también siento un gran orgullo por mi condición de cubano.
D.V.: Tu vocación, ¿es curar enfermos o trabajar por sanar el alma de Cuba?
No podría desligar una vocación de otra, o sea, cómo ser humano soy sensible ante el sufrimiento de las personas y me resulta imposible responder con indiferencia frente a las injusticias. Pienso que quizás mi profesión de médico ha reforzado aún más esa vocación humanista y la necesidad de estar entregado al trabajo por el bienestar de los seres humanos.
D.V: En cuanto a tu formación, ¿Quién sembró estos valores en ti? ¿Cómo comenzaste a sentir la necesidad de luchar pacíficamente por los demás?
Nací en el seno de una familia humilde pero orgullosa de su honradez, donde aprendí la significación de los valores éticos y morales que deben acompañar a toda persona de bien. De todos quien más influyó en mi desarrollo fue mi padre. Él era un ferviente amante de la libertad y la democracia, y toda su vida asumió con valentía y firmeza el no aceptar como justa la realidad nacional que nos impone el régimen castrista. La suma de esas circunstancias incidieron en la relación que establecí con amigos conectados a grupos de la oposición, y ya después en mi labor independiente dentro de las organizaciones de la sociedad civil.
D.V: Ante las injusticias sufridas en tu persona y en la de los demás de tu familia y compatriotas, ¿has sentido odio en tu corazón, te has sentido tentado a acudir a la violencia? ¿Qué has hecho para evitarlo?
He sido víctima de golpizas, prisión, actos de repudio y otras injusticias. Ese tipo de acciones se han materializado también contra mi esposa y nuestro pequeño hijo, además de constituir la expresión aberrante de la práctica sistemática aplicada por las autoridades para el castigo político a muchos otros compatriotas. Generalmente esos actos de violencia inspiran sentimientos similares, de odio, deseos de venganza, pero por razones diversas uno aprende y concientiza que debemos purificar nuestras almas descontaminándonos de la intoxicación que provocan. Hay que abandonar todo resentimiento para alcanzar la libertad de espíritu. El ajuste de cuentas a los perpetradores que abusan del pueblo será tarea de la justicia en una futura Cuba democrática.
D.V: Conocemos de tu trabajo por los Derechos Humanos, especialmente para recordar la celebración mundial del 10 de diciembre, ¿qué son personalmente para Darsi Ferrer los Derechos Humanos?
Asocio derechos humanos con el respeto a la dignidad de las personas y a la libertad que merecen disfrutar. Estas condiciones son inherentes a todos los seres humanos sin distinción y deben ser garantizadas en todo momento.
D.V: ¿Crees que en Cuba se respetan? ¿podrían respetarse? ¿Es solo responsabilidad de las Autoridades?
El interés de la élite gobernante responde a la preservación del poder a cualquier costo y para ello sacrifican el respeto y la protección de las libertades y derechos de los cubanos. La función del Estado es actuar como servidor público y no convertirse en un mecanismo de sojuzgamiento del pueblo. Por tanto, toda sociedad donde el sistema imperante garantice que los poderes del Estado estén enfocados en el respeto del contrato social y que tengan como finalidad el bienestar, la felicidad y el progreso de las personas, hay posibilidades de que se reconozcan y protejan los derechos humanos. El día que se den esas condiciones inexistentes en la Cuba actual podremos disfrutar de libertades y derechos, igual que sucede en el resto de las naciones democráticas. Y materializar esa aspiración depende en gran medida de la responsabilidad y el compromiso que asuman todos los actores de la sociedad, tanto el Gobierno, como el Estado, las organizaciones de la sociedad civil y los ciudadanos.
D.V: ¿Consideras que los Derechos Humanos se cumplen en todos los países democráticos?
En todos los países ocurren violaciones a los derechos humanos, lo que en las sociedades democráticas constituyen casos aislados y no como política de Estado. Además, son los países democráticos los que disponen de diversas herramientas y mecanismos legales para que todos los actores presentes en la sociedad puedan fiscalizar y trabajar en función del mejoramiento en materia del respeto a las libertades y derechos fundamentales.
D.V: ¿Cuáles crees que serían los pasos necesarios y suficientes para que los Derechos Humanos sean más respetados y ejercidos?
Se requiere de un conjunto de medidas que coadyuven en el respeto y libre ejercicio de los derechos fundamentales de los cubanos. Lo primero es que desde la legalidad se instituyan los instrumentos jurídicos que reconozcan y protejan esos derechos. Otro aspecto vital es educar a la sociedad en una cultura democrática que tenga como referencia el culto a la dignidad plena del hombre, como aspiraba el Apóstol, lo que implica garantías para el libre ejercicio de tales derechos. Además, la nación debe asumir con responsabilidad sus compromisos en materia de derechos humanos contraídos mediante la firma de Pactos, Convenios y Protocolos, en el marco de instituciones supranacionales enfocadas en esa dirección, como las Naciones Unidas. Juega un rol muy importante también la participación legal de todas las organizaciones de la sociedad civil presentes en la realidad cubana, muchas de las cuales han adquirido una vasta experiencia en el tema, y que en la actualidad no son reconocidas jurídicamente y se les excluye de participar en la vida nacional.
D.V: ¿Pueden defenderse los DD.HH. separados de los deberes cívicos y morales?
El respeto a los derechos humanos descansa precisamente sobre la base del actuar de ciudadanos responsabilizados con sus deberes cívicos y morales. Resulta imposible para una sociedad avanzar en materia de derechos adoleciendo de referencias cívicas y desprovista de una cantera de valores éticos y morales adecuados.
D.V: Estas trabajando ahora por la Ratificación en Cuba de los Pactos de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ¿en qué consiste concretamente ese trabajo? ¿Cuál de los dos pactos te parece más importante? ¿Cuál de los dos se cumple más en Cuba?
Desde hace dos meses un grupo de miembros de la sociedad civil impulsamos la iniciativa Consenso Cívico, esta es una plataforma donde convergen activistas cívicos de diversas corrientes y tendencias, y demandamos como puntos esenciales el reconocimiento legal de todas las organizaciones presentes en el acontecer nacional, además de la ratificación de los Pactos de los derechos humanos de la ONU. La dramática situación que sufre el pueblo cubano urge de la adopción de medidas que nos ayuden a encontrar soluciones beneficiosas para todos. Un paso vital en esa dirección lo constituye el crear un marco jurídico adecuado y esa posibilidad la brindan los Pactos y sus Protocolos vinculantes. Lamentablemente en la actualidad el gobierno sigue desconociendo dichos instrumentos jurídicos.
D.V: ¿Cuáles son tus consideraciones sobre la necesidad de la educación cívica en Cuba?
La educación cívica es uno de los mecanismos apropiados para desmontar en Cuba la sociedad militarizada y para enrumbar al país por los causes democráticos.
D.V: ¿Cuál es tu apreciación sobre el papel de la sociedad civil en nuestro tiempo y en el futuro de Cuba? ¿Qué propones para lograrlo?
Está demostrado que las naciones más prósperas y desarrolladas son aquellas que cuentan con una sociedad civil enérgica y plenamente involucrada en todos los ámbitos de la vida de esos países. Cuba muestra una estela de destrucción generalizada, que comenzó por el desmantelamiento de todo el entramado cívico, desde los primeros años de la llamada revolución. Cambiar esa triste realidad requiere, entre otras condiciones, de la aceptación legal de todos los actores cívicos presentes en nuestra sociedad y de la potenciación de su papel en la realidad nacional.
D.V: ¿Crees que el destierro de presos de conciencia, sus familiares y otros disidentes que nunca han estado presos, pudiera descabezar o debilitar a la oposición pacífica en estos momentos críticos dentro de Cuba?
El destierro como condicionante para la excarcelación de los presos políticos sigue marcando la pauta de la falta de compromiso real del gobierno ante los enormes retos y las exigencias y necesidades de la sociedad cubana. Cada día el problema nacional se profundiza y motiva crecientes penurias y sufrimientos a los cubanos. Esa situación compleja genera más descontento, desesperación e insatisfacciones en la población, lo que lleva a que crezca el número de personas que se oponen a la política del gobierno y se consolide la convicción mayoritaria de la urgencia de cambios que conduzcan hacía una apertura democrática.
D.V: Si fueran liberados todos los presos políticos de Cuba, crees como dicen algunos que se quedarían sin causa muchos grupos opositores? ¿cuáles serían los próximos pasos?
El acontecer en Cuba exhibe un panorama muy desfavorable por la falta de libertades y derechos; la carencia de oportunidades de progreso individual; la exclusión de la mayoría por una élite que se ha arrogado las prerrogativas y privilegios de casta superior; la inviabilidad y total fracaso del modelo totalitario impuesto por la fuerza desde hace más de medio siglo; la pérdida de valores éticos y morales como reacción a las condiciones críticas de supervivencia; el uso del aparato represivo como método de control social, entre otros lastres. La existencia de presos políticos es una manifestación de ese cuadro adverso. Los grupos de la sociedad civil han demostrado con hechos concretos que seguirán trabajando incansablemente por encontrar alternativas de solución a esa realidad, a pesar de las consecuencias que ello implique.
D.V: ¿Cuál es tu visión para el futuro de Cuba? ¿Cómo te gustaría que fuera el proceso de transformaciones? ¿Qué pasos concretos sugerirías, sabiendo que todo fluye por muchos caminos?
Soy optimista respecto al futuro de Cuba. Nuestro pueblo se identifica plenamente con la cultura occidental de las sociedades democráticas. Somos personas influidas por los patrones de la modernidad, y como norma la sociedad tiende a las aspiraciones de libertad, justicia, fraternidad y un sistema político democrático. También tenemos como ventajas el considerable nivel de instrucción de la población, y el potencial competitivo y muy calificado en todos los campos que existe en la diáspora cubana. La vía idónea de asumir las transformaciones que urgen en nuestra nación es la solución pacífica y negociada. Debemos alejarnos de la posibilidad de un final trágico a consecuencia de un estallido social, donde todos seríamos perdedores. Y para ello es fundamental que la oposición se esfuerce por alcanzar la unidad, desde la diversidad que la caracteriza, para ganar en peso político y que pueda convertirse en un sujeto protagónico de los cambios en el país.
D.V: ¿Algún mensaje para tus compatriotas que trabajan de otras formas, por otros caminos pacíficos todos?
Mi mensaje a todos nuestros compatriotas es reiterativo en la necesidad del consenso. Hay que dejar a un lado los intereses personales y partidistas o de grupo, y priorizar el interés nacional. La suma de fuerzas brinda la posibilidad de ganar en legitimación ante amplios sectores sociales, lo que llevaría a constituirnos en la esperanza de solución de millones de compatriotas desesperados, cuya alternativa en la actualidad está cifrada en marcharse del país. Tenemos necesidad de construir un proyecto de nación para todos y por eso es imprescindible tomarnos de la mano y caminar juntos en dirección del bienestar de la sociedad.
D.V: Nuestro proyecto cívico tiene como uno de sus objetivos promover a Tejedores de Convivencia en Cuba, la Isla y la Diáspora, ¿qué nos sugerirías para lograrlo?
Con el proyecto cívico Convivencia ustedes están desarrollando una labor encomiable y todos los activistas de la sociedad civil debemos tomar lecciones de su ejemplo. De hecho, quiero darle las gracias al colectivo de la Revista y felicitarlos por la dedicación con que realizan su trabajo y el elevado rigor profesional mantenido en su proyecto.
D.V: Muchas Gracias, Darsi, y que Dios te bendiga a ti y a tu familia.
Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955)
Ingeniero agrónomo. Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004 y “Tolerancia Plus”2007.
Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años. Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
Reside en P. del Río.