Los vegueros–cosecheros de tabaco– escribieron la primera página de lucha por la libertad de comercio en Cuba. Se sublevaron de forma consecutiva en 1717, 1720 y 1723 contra la imposición del monopolio colonial conocido popularmente como Estanco del Tabaco; una institución similar al actual Grupo Empresarial de Acopio.
Originario de América del Sur, el tabaco se extendió hacia el resto de América mediante el comercio. De Cuba, donde los aborígenes lo empleaban como medicamento y en rituales religiosos unos mil años antes de nuestra era, fue llevado a España por navegantes que estuvieron en nuestra Isla en uno de los viajes de Cristóbal Colón y regresaron a la península con el hábito de fumar.
El tabaco pertenece al género Nicotiana, nombre otorgado en honor a Jean Nicot, embajador de Francia en Portugal a mediados del siglo XVI, quien obsequió a la reina de Francia, Catalina de Médicis, hojas de tabaco para usarlas como medicamento contra la jaqueca. Pasado más de un siglo, el naturalista sueco Carlos Linneo, en su “Species Plantorum” le asignó a la aromática planta el nombre científico de Nicotiana tabacum.
Por la esmerada y delicada atención cultural que requiere el cultivo de la hoja del tabaco, imposible de realizar con mano de obra esclavo, lo iniciaron inmigrantes españoles, a la orilla de los ríos en las proximidades de La Habana. A fines del siglo XVII en su fomentó tomaron parte los conventos de la Iglesia católica encabezada por Diego Evelino y Vélez, conocido como Obispo de Compostela por su lugar de nacimiento, cuya labor fue continuada durante el primer tercio del siglo XVIII por el Obispo Jerónimo de Nostis y de Valdés.
El aumento de su consumo en España y el cultivo favorecido en Cuba por la humedad relativa, la temperatura media y un favorable régimen de lluvia, convirtieron su producción en la principal fuente de ingresos en el primer cuarto del siglo XVIII.
El Estanco
El auge del negocio tabacalero fue tal que la Metrópoli decidió convertirse en el suministrador exclusivo de la hoja a las fábricas que desde 1620 se venían instalando en la península. Con ese fin, en 1708, Laureano Torres y Ayala, enviado como Gobernador a la Isla, trajo el encargo de comprar hasta tres millones de libras anualmente de hojas de la mejor calidad; en 1716 el Gobernador y Capitán General Don Vicente Raja eliminó a los intermediarios e implantó un precio fijo para la compra; y en 1717, el rey Felipe V implantó el monopolio conocido como Estanco del Tabaco y fundó la Factoría General de La Habana con sucursales en Santiago de Cuba, Trinidad y Bayamo para efectuar las compras.
A partir de ese momento los vegueros que vendían la hoja libremente, fueron obligados a venderlo a un precio fijo de compra y a suspender la venta del tabaco sobrante. Esa imposición, unida a la demora en los pagos, condujo a los productores a ocultar parte de la cosecha para venderla al margen de la Ley, tal y como ocurre hoy en Cuba con todos los productos agropecuarios.
En agosto de 1717 vegueros, comerciantes, priores de los Conventos y otros afectados por el Estanco, apoyados por el Obispo Jerónimo de Nostis y de Valdés, una vez que fracasaron los intentos de encontrar una solución negociada negociación con las autoridades coloniales, cientos de vegueros armados penetraran en Jesús del Monte y al día siguiente rodearan en La Habana el Castillo de La Fuerza, sede del Gobernador, a quien destituyeron, junto al Intendente y a los funcionarios del Estanco y embarcaron hacia España.
En junio de 1718, un año después de la primer sublevación, el nuevo gobernador y Capitán general, Don Gregorio Guazo Calderón, acompañado de un contingente de tropas reimplantó el Estanco por la fuerza; pero en agosto de 1720 la situación se complicó nuevamente por los abusos y la demora de los funcionarios en pagar el tabaco comprado a los vegueros y desembocó en otra sublevación.
El 18 de febrero de 1723, fracasadas las negociaciones para llegar a un acuerdo, los vegueros se sublevaron por tercera vez y prendieron fuego a las casas y las cosechas de los que no acataron el acuerdo de alzamiento. En respuesta, el Gobernador, con una fuerza de caballería de 200 hombres atacó a los rebeldes, causándoles 1 muerto, varios heridos y 11 prisioneros que fueron sentenciados a muerte, fusilados y sus cuerpos colgados como escarmiento en la loma de Jesús del Monte, el 21 de febrero de 1723, hace exactamente 300 años.
La rebelión y la muerte no fueron en vano. Tres años después del crimen, por real orden de 17 de junio de 1724, se estableció la venta libre del tabaco. Aunque el monopolio se volvió a restablecer, fue abolido definitivamente en 1827 y se rebajaron los impuestos, lo cual estimulo la producción y la exportación desde esa fecha hasta 1958.
Acopio
De espaldas a la experiencia histórica del Estanco del tabaco, el Gobierno que tomó el poder inició un proceso de monopolización: en 1959 estructuró un sistema de recogida obligatoria de la mayor parte de la producción a precios ínfimos, similar al acopio forzoso que Stalin aplicó en la Unión Soviética; en 1962 estableció el control estatal sobre los precios y la comercialización minorista, para lo cual creó los órganos nacionales de acopio para granos, café y tabaco; en 1963 esos órganos se unieron para formar la Red Nacional de Acopio; en 1968 el acopio mayorista asumió forma estatal absoluta; en 1986, cuando se suprimió el Mercado Libre Campesino, que se había establecido ocho años antes, la empresa de acopio pasó al ministerio de Agricultura; en 1914 la empresa estatal de acopio fue eliminada y resurgida en agosto de 2019 con el Decreto 361, dictado por el Gobierno de Miguel Díaz-Canel, como Grupo Empresarial de Acopio.
De forma similar a como lo hacía España tres siglos antes, Acopio limita a los actuales vegueros al cultivo de la hoja, mientras monopoliza el resto de las operaciones del tabaco, impone el precio de compra y obliga a que se le entregue toda la producción, menos el 1% para consumo personal. Como resultado de dicho monopolio, los productores, para compensar sus bajos ingresos, regresaron a los tiempos de la colonia: ocultan una parte de la cosecha para venderla a precios de mercado fuera de la ley impuesta.
Las consecuencias del Acopio socialista, aunque similares a la del Estanco colonial, se diferencia por su magnitud: una millonaria deuda con los campesinos, que solamente en la provincia Ciego de Ávila alcanza los 107 millones de pesos por pagar; miles de quintales de frutos perdidos por problemas del embalaje y de transporte; disminución de la producción por las restricciones a la libertad de comercio y de cultivo; y la creciente corrupción generada por el enorme ejército de inspectores al servicio de Acopio.
Según las Estadísticas de TABACUBA, en los veinte años que van de la cosecha de 1981 a la de 2000 la producción tabacalera descendió de 53 696 a 37 987 toneladas de hojas. Y veinte años después, entre 2018 y 2020 se recolectaron algo más de 30 mil toneladas anuales. Mientras la cosecha de 2022 quedó por debajo de esa cifra.
A tres siglos exactos de la rebelión de los vegueros, el Acopio socialista, sustituto del Estanco colonial sobre el tabaco, conserva el monopolio, pero generalizados a toda la producción agropecuaria, lo que explica una de las principales causas del retroceso productivo del país.
La Habana, 20 de febrero de 2021
- Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
- Reside en La Habana desde 1967.
- Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
- Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
- Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
- Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
- Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).