Jueves de Yoandy
Hace mucho tiempo, desde que pude leer por primera veza Ortega y Gasset, me he quedado con una frase que se ha convertido no solo en una exhortación sino en un programa para quienes piensan y trabajan por Cuba desdela Isla o desde la Diáspora: “A la república solo ha de salvarla pensar en grande, sacudirse de lo pequeño y proyectar hacia lo porvenir”.
Al arribar a un aniversario más de la fundación de la República de Cuba, el próximo 20 de mayo, podemosseguir hablando en esos términos de salvación porque la situación económica, política y social que atraviesa el paíscoloca a sus ciudadanos al borde del abismo y al país en una desestabilización incomparable, incluso, con los peores momentos de crisis anteriores.
Pensar en grande en Cuba no significa pensar como país. Pensar en grande es vincular ciencia y conciencia, razón y corazón como proponía Varela, colocando a la persona humana como sujeto, centro y fin de toda relación social. Cuando el ciudadano cubano vea satisfechas todas susnecesidades dentro de una República feliz, próspera y sostenible, no tendrá necesidad de emigrar en masa, ni de exigir derechos elementales o enarbolar libertades básicasy connaturales a la especie humana. Un pensamiento quetenga en cuenta el desarrollo y crecimiento de unaciudadanía y sociedad civil civilizada, bien articulada, plural y defensora de los métodos pacíficos en Cuba es el mejor camino que conduce a la salud de la Nación, a eliminar cualquier enfermedad de raíz, y a erradicar los males de la República, que en la contemporaneidad se contaminan con renovados matices de populismo y liderazgos fallidos. Pensar en grande significa tambiénsoñar con los pies en la tierra, sacar el policía que llevamosdentro para entender que somos dueños de nuestralibertad y que debemos ejercerla con responsabilidad, lo que significa defender nuestros derechos pero cumplirnuestros deberes responsablemente como corresponde a ciudadanos con adecuada formación ética y cívica.
Sacudirse de lo pequeño tiene que ver con un momentoanterior a esta acción de poner a un lado esos asuntos queno son esenciales para la vida de la Patria. Ese momentoanterior es, precisamente, el discernimiento de qué es lo grande y qué es lo pequeño en cuestiones del bien de la República, qué es lo principal y qué lo accesorio. Podríaparecer que estas cuestiones solo conciernen a representantes políticos, personas influyentes o de ciertossectores de influencia. Sin embargo, esa erradicación de los ruidos, lo secundario, lo que no es esencial, viene a hacer un llamado personal, a nuestra concienciaciudadana, para que nos centremos en un objetivo, en unameta clara y precisa, y no nos disociemos en las tareas a seguir para alcanzarla. Cierto es que los pequeños pasosson los que producen los grandes efectos, y defendemos el valor de las iniciativas todas, desde la pequeña escala hasta la propuesta macro. Eso es indiscutible. Nos referimos, siguiendo a Ortega y Gasset, a desechar por el camino la mala hierba, que traducido al trabajo de la ciudadanía y la sociedad civil en Cuba, nos viene a decir: céntrate, proyéctate, piensa en grande a pesar de los obstáculos del camino.
Proyectar hacia el futuro podría ser la tarea más difícil en Cuba hoy, sobre todo por la incertidumbre y la desesperanza que padece el pueblo cubano. La carestía de todo, la desintegración de las familias, la violenciainstitucional y familiar atentan contra el optimismo y la realización de proyectos de vida dentro de la Isla. Una vezmás urge un llamado a la resiliencia y una sanación del alma desmigajada de la Nación. La represión, los nuevoscódigos, el lenguaje oficial no deben seguir limitandonuestra capacidad de vislumbrar el futuro, y más allá de él, no deben seguir coartando nuestra libertad. Cuesta mucho, duele constantemente y aumenta el dolor cada vezque vivimos o conocemos de violaciones sistemáticas de los derechos humanos; pero quienes vivimos en sistemas autoritarios debemos conservar la capacidad de pensar, esa que no nos puede arrebatar nadie. Mantenernos fielesa nuestra opción fundamental, y tener claro hacia dóndequeremos transitar, sigue siendo hoy, a 120 años de la fundación de la República, la herramienta más útil para llegar a contruir una verdadera República como la soñaronnuestros fundadores y anhelamos los ciudadanos cubanos.
- Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
- Licenciado en Microbiología.
- Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
- Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
- Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
- Responsable de Ediciones Convivencia.
- Reside en Pinar del Río.