Pinar del Río ha sido sede de la XI Jornada Nacional de Lucha Contra la Homofobia y la Transfobia. Un desfile por la calle principal de personas deseosas de mostrar su diferencia con la parte más aceptada por la sociedad, fue la manifestación más visible de la celebración.
La discriminación es uno de los peores pecados de la raza humana. La discriminación de cualquier tipo: por raza, género, preferencia sexual, profesiones u oficios, origen, nacionalidad, ideología; siempre es una aberración social.
Mientras alguna parte de la sociedad necesite desfilar para hacerse presente, estamos ante una sociedad que discrimina. El machismo que nos caracteriza, que es el trasfondo de la idea de que el varón debe comportarse como “macho” y las hembras como “mujercitas”, se hace presente a cada paso. Por eso necesitan desfilar y hacerse sentir los que tienen diferente orientación sexual que la considerada “normal” por la mayoría.
Creo recordar que la homosexualidad también fue un tabú durante mucho tiempo en Cuba. La segregación y discriminación sexual en la actualidad es insignificante comparada con la de los años 60s. No solo la sexual. También la de género, la racial, la discriminación por ser de origen “burgués”, etc.
Y, con el tiempo, podemos decir que continúa la discriminación a la mujer, porque conocemos de la violencia doméstica y de las “obligaciones de la mujer” en la casa y con la familia. Reconocemos que continúa la discriminación de los afrodescendientes, por el color negro de su piel, cuando escuchamos a alguien con expresiones despectivas, que parecen inofensivas pero que no lo son. Notamos cómo, sutilmente, se menciona el origen “humilde” de una persona para hacerlo más digno de consideración y, por tanto, continúa la discriminación por el origen social. Pero, gracias a Dios, no existen leyes que respalden estas actitudes discriminatorias en Cuba.
Lamentablemente, es distinto cuando de diversidad de pensamiento y posición política se trata. Todavía existen leyes en Cuba que discriminan a los que piensan políticamente diferente. Sobre todo a los que lo expresan abiertamente de forma pacífica.
Aunque no sé si desfilar es la manera más efectiva de fortalecer una posición, o si en realidad hace a los diferentes situarse en una especie de exhibición que los separa del resto de la sociedad, comprendo que a veces hay que acudir temporalmente a ciertos métodos para “imponer” el respeto a las minorías o al derecho de ser diferentes.
Siguiendo esta lógica me pregunto si alguna vez podremos “desfilar”, al igual que los que son diferentes en su orientación sexual, los que somos diferentes en manera de pensar y de actuar, aún siendo una minoría, a lo mejor insignificante. Me pregunto cuándo podremos actuar según nuestra conciencia, sin caer en la ilegalidad.
Quisiera vivir el día en que, en nuestra sociedad los desfiles sean muestras de convivencia entre los diferentes. Muestras libres de alegría y de sentimiento. Sueño con el día en que en Cuba no exista la discriminación legal por ninguna diferencia legítima. Sueño con el día en que en Cuba no se necesite exhibir las diferencias por que se hayan convertido en parte de la cotidianidad y sean normalmente aceptadas. Sueño con el día en que la libertad para ser diferente sea plena e inversamente proporcional a la “libertad” de algunos para no aceptar las diferencias.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.