“La UE ya es el primer socio comercial de Cuba. Ya es el primer inversor y el primer socio de cooperación para el desarrollo de Cuba”, indicó Federica Mogherini, jefa de la Diplomacia Europea, al cierre de su viaje de dos días a la isla.
Es una noticia que los cubanos podemos recibir con agrado aun cuando no estemos de acuerdo totalmente con todo lo acontecido con la visita de la Sra Mogherini a Cuba.
Tener un nuevo socio, es ya una noticia. Y si ese socio es Europa, la noticia pudiera tener consecuencias muy buenas para nuestra economía y para nuestro bienestar en general.
La Unión Europea, con una rica historia de libertades conquistadas y reconocidas, puede ser mejor, que socios como Rusia (o la URSS), Venezuela y China, cuyos pueblos sufren la falta de libertades y con quienes la experiencia no ha sido buena para los cubanos. Claro que el problema no han sido los socios en sí, sino las circunstancias en que han transcurrido esas sociedades y la actitud con que se han establecido en Cuba.
¿Qué puede significar tener un nuevo socio comercial, inversionista y en el aspecto de cooperación para el desarrollo, en circunstancias y con actitudes diferentes?
Valorando las experiencias vividas podemos considerar que tener un nuevo socio comercial es una buena noticia para los cubanos si se combinan tres actitudes:
De la Unión Europea: que actúe como actúa de socio comercial en otros países, sin miramientos ni condescendencias especiales, teniendo en cuenta que cooperar para el desarrollo implica contribuir al mejoramiento del nivel de vida de todos los cubanos y no solo al crecimiento económico. Una pregunta interesante, por ejemplo, sería: ¿Intentará la Unión Europea en algún momento negociar la posibilidad de que los empresarios puedan escoger la fuerza de trabajo fuera de la bolsa de empleo estatal y pagar los salarios que estime justos?
Del gobierno cubano: que incluya al pueblo cubano en los cambios. Está bien tener a Europa como principal socio extranjero, pero el principal protagonista en la economía cubana y lo que la hará sostenible en el camino al desarrollo es el trabajo y la inversión de los cubanos. Una pregunta interesante para el gobierno cubano, por ejemplo, sería: ¿Podrá el pueblo cubano, sin discriminaciones, beneficiarse de los acuerdos con la Unión Europea directamente? ¿Se darán algunos pasos con el fin de igualar las oportunidades de inversión de los cubanos de la isla y de la diáspora, con los de la Unión Europea?
De los cubanos: que no esperemos la solución a nuestros problemas de la Unión Europea. Depende mucho de nosotros, exigir que el gobierno también nos considere y reconozca los derechos de los cubanos como socios comerciales. La actitud de Europa o cualquier otro socio extranjero no cambiará nuestra realidad si los cubanos no hacemos lo que debemos hacer. Una pregunta interesante para cualquier cubano: ¿Qué haremos para contribuir a que se creen las condiciones que permitan que actuemos como protagonistas de la economía cubana?
Si se combinan estas tres actitudes: negociación para impulsar el desarrollo y no solo el crecimiento, con respeto de los derechos de los cubanos, posibilidad de protagonismo del pueblo cubano a la par del nuevo socio extranjero y exigencia del pueblo cubano de sus derechos sin poner las expectativas en lo que viene de fuera.
El año 2018, además de vivir cambios políticos, será también de verdad diferente para la economía cubana.
¿Cuán diferente?. Lo veremos. En gran parte y en primer lugar, depende de nosotros mismos.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.