José Antonio Echevarría: su pensamiento y tergiversaciones a su imagen
Nombrado José Antonio Jesús del Carmen Echevarría Bianchi, nació el futuro líder estudiantil “Manzanita” el 16 de julio de 1932, precisamente el día de la Virgen del Carmen en la matancera ciudad de Cárdenas. Fue el primogénito del matrimonio formado por Antonio Jesús Echevarría (Nini) y Concepción Bianchi Tristá (Concha). Luego nacerían sus hermanos Sinforiano, Alfredo y Lucía (Lucy).
Las dificultades que se enfrentan fortalecen el carácter del que lucha. El asma no frustró a José Antonio, quien a pesar de tan limitante afección practicó natación, baloncesto, remo y futbol. Se iba potenciando el luchador social, el carismático líder que en él Cuba tendría. Mucho más que solo un dirigente.
En 1945, a los 13 años comienza José Antonio el bachillerato en el Instituto de su natal Cárdenas, donde en el primer año obtiene calificación de “Notable” en Historia Antigua y Media. Cursando su segundo año demuestra singular habilidad en dibujos y conceptos matemáticos. En el Instituto, José Antonio fue miembro de la Asociación de Estudiantes participando en actos conmemorativos de fechas patrias como el 28 de enero, o visitando la tumba de Maceo en El Cacahual, y además, formulando exigencias de mejoras para el Instituto. En 1950 es la graduación de su curso y es José Antonio el designado para hablar en nombre de los alumnos en el Acto de Investidura. Como bien señalara su amigo y compañero de estudios Carlos Caramés: “El liderazgo de él no nace en la Universidad, el liderazgo de él nace en el Instituto de Cárdenas”.
En agosto del mismo 1950 matricula en la Escuela de Arquitectura de La Habana. Desde los primeros tiempos en la Universidad ocupa varias responsabilidades referentes a los contenidos de clase y organiza con varios estudiantes más (entre ellos José Venegas y Samuel Cherson) el Grupo Arquitectónico de Renovación Estudiantil (GARE) en el curso 1951-1952. También en la Asociación de Alumnos de Arquitectura es designado para varias responsabilidades y posteriormente nombrado presidente de la misma.
El golpe de Estado de Batista el 10 de marzo de 1952, lo sorprende en su natal Cárdenas, disfrutando unos días de receso universitario, pero regresa inmediatamente a la Universidad a participar en las protestas estudiantiles. Álvaro Barba, entonces presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) apoyó al Presidente Carlos Prío visitándolo en Palacio con otros miembros de su ejecutivo, a pesar de las fuertes críticas que la FEU había hecho a su gestión, pero primero estaba defender la Constitución atacada por el Cuartelazo. José Antonio es encargado posteriormente, por la FEU, de coordinar huelgas estudiantiles por toda Cuba, lo cual cumple plenamente. Días después, el 14 de marzo, firma con menos de veinte años de edad la “Declaración de Principios de la Federación Estudiantil Universitaria”, la cual contenía principios rectores en el pensamiento político de José Antonio, probados en su actitud hasta su caída el 13 de marzo de 1957. Conceptos enmarcados en la concepción democrática de la sociedad, como la definición que forma parte del punto tres: “(…) Sin el soberano funcionamiento de los poderes públicos y la plena vigencia de las libertades políticas y civiles, la República es una farsa. El cuartelazo militar del 10 de marzo ha situado a nuestra patria detrás de la cortina de hierro de América”. Ubiquémonos en la Cuba de 1952, en la que como parte del mundo libre de aquellos tiempos, se usaba la referencia a los países del entonces campo socialista de la post-guerra, como los países tras “la cortina de hierro”. Se puso en referencia al cuartelazo con esas dictaduras.
En los primeros párrafos del punto cinco encontramos: “Combatimos el golpe militar del 10 de marzo por haber derribado lo que constituye la esencia y razón de ser de la República en esta etapa de su desarrollo. La estructura democrática establecida en la Constitución que el pueblo se diera en 1940 por propia determinación en las urnas (…)”. Definiciones que manifiestan las concepciones y opciones que enrutaron la vida del joven firmante José Antonio Echevarría.
La mayor parte del punto ocho expone una verdadera “continuidad histórica” (aunque el concepto sea posterior a aquellos dos) con los luchadores independentistas cubanos del siglo XIX, centuria en la que se conforma la nacionalidad cubana, nos dice: “El estudiante cubano mantendrá su acatamiento y reverencia solamente a los símbolos que los mambises nos trajeron ensangrentados del campo de batalla por la libertad: nuestro himno, nuestro escudo, nuestra bandera de la estrella solitaria (…).
El punto diez, antepenúltimo de esta declaración hace una amplia exhortación: (…) llamamos a todos los partidos, organizaciones y grupos genuinamente democráticos a que estrechen filas junto a nosotros en esta hermosa cruzada en beneficio exclusivo de la República. Exhortamos a todos los estudiantes, obreros, campesinos, intelectuales y profesionales a que alcen su voz fundida con la nuestra, que es la voz del pueblo y por ello la voz de Dios (…). Esta última oración contiene un profundo concepto que relaciona la voluntad divina y la expresión del pueblo. Trae a la memoria concepciones del Padre Varela en su lucha contra el escolasticismo y por la independencia cubana, cuando enunciaba que la soberanía reside en el pueblo y no en el monarca por un presunto mandato divino.
La importancia el estudio de este documento respecto al pensamiento de José Antonio es que a pesar de ser una declaración grupal, se encuentra por primera vez la manifestación documentada de sus concepciones políticas al ser firmado por él, lo cual respaldó con una vida acorde a estos principios.
En septiembre de 1954, José Antonio es elegido para presidir la FEU al graduarse su presidente, en aquel momento, Benigno Arbezú y además renunciar el vicepresidente. No se trata de hacer una cronología de “Manzanita” en pocas páginas, sino de mostrar lo esencial de su pensamiento y acción en su corta vida biológica de 24 años, pero intensa y ejemplar. Todas sus acciones y expresiones llevan la prueba de su opción por el rescate de la democracia, no solo en Cuba; sino donde fuera atacada, como en el caso de Costa Rica ante el ataque de Somoza, adonde le acompañará un grupo, ente ellos Fructuoso Rodríguez. A su regreso son detenidos y José Antonio manifiesta a la prensa: “Fuimos a defender el régimen democrático de Costa Rica y hemos participado en numerosas acciones de infantería contra los invasores”. Así es coherente con sus opciones.
El liderazgo democrático de José Antonio brilla cuando en una gran concentración en la Plaza del Muelle de la Luz, el 19 de noviembre de 1955 las fuerzas opositoras a Batista, luego de que un grupo acaudillado por el dirigente comunista Salvador García Agüero intentara quitarle el micrófono a José Antonio y rechazarlos por la fuerzas varios de los jóvenes que seguían a Echevarría, este retoma el micrófono, llama a la calma y entre otras ideas enuncia: “ (…) Mantenemos que únicamente una transformación profunda de nuestra realidad política, económica y social, puede ser la cura de los males de nuestra Patria. El problema inmediato de Cuba es derrocar al usurpador Fulgencio Batista y establecer un gobierno democrático; y después emprender una obra revolucionaria que resuelva el problema de los desempleados, de los campesinos sin tierra, de los obreros explotados, de una juventud condenada al destierro económico (…)”. A pesar de la trifulca y el sectarismo de los que la provocaron, no hubo en José Antonio ni una expresión de justa crítica partidista. Además, nos demuestra cómo la justicia tiene la vigencia eterna de la esencialidad.
El socialismo en el poder en Cuba, basándose en el formato totalitario de la sociedad, ha ido “reescribiendo” la historia. En los libros de textos de enseñanza de esta ciencia y asignatura de estudio, y aún de otras; son sistemáticamente “borradas” importantes personalidades, hechos e instituciones. No aparecen las obras del historiador Leví Marrero, ni la fundación en 1919 por los dominicos de la Academia Católica de Ciencias Sociales y sus aportes como el Proyecto cubano de un Código del Trabajo, presentado en 1929 a la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Sobre las tergiversaciones y falsedades en torno a la figura de José Antonio se encuentra en la edición de El Nuevo Herald, de fecha 29 de agosto del 2014, un artículo realizado por Nora Gámez que recoge declaraciones de la hermana menor de José Antonio, Lucy Echevarría, donde testimonia que “ (…) objetos que se encuentran en el Museo Casa Natal de José Antonio Echevarría en Cárdenas no pertenecían a su hermano y un homenaje televisado que se le hiciera, mostró a supuestos padres del fallecido líder, cuando los verdaderos ya estaban en EE.UU.” Tampoco la bibliografía oficialista se refiere a la pertenencia y activismo de José Antonio en las organizaciones universitarias católicas en tiempos de sus estudios de arquitectura.
El rescate de la verdad histórica sobre José Antonio Echevarría es esencial para el conocimiento de la verdadera historia cubana, porque un pueblo que no sabe bien de dónde viene, no sabe bien ni cómo es, ni adónde va.
Bibliografía
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- Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC). Documento final. Tipografía Don Bosco Roma-1987.
- Fernández, León Julio. José Antonio Echevarría. Vigencia y Presencia. Ante el cincuenta aniversario de su holocausto. Miami. Ediciones Universal 2007.
- Gámez, Torres Nora. Discuten en Miami legado de líder cubano José Antonio Echevarría. El Nuevo Herald. 29 de agosto de 2014.
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- Zito, Valdés Miriam. “Palacio Presidencial. Una acción sin retirada”. La Habana. Editorial Ciencias Sociales. 2016.
Pedro Camacho Suárez (Camagüey, 1964).
Estudió Licenciatura en Historia Contemporánea e Historia de Cuba en la Universidad de Camagüey.
Formó parte del equipo de realización de la revista Enfoque en la Arquidiócesis de Camagüey.
Actualmente completa un Bachelor en Historia en Florida International University (FIU).
Reside en Miami.