“No estamos satisfechos en esta esfera y han sido frecuentes las dilaciones excesivas en el proceso negociador”
“… superar de una vez y por siempre la mentalidad obsoleta llena de prejuicios contra la inversión foránea”
“… de los falsos temores con respecto al capital externo” 1
Son frases pronunciadas por el presidente cubano Raúl Castro, aludiendo a las dificultades confrontadas para hacer andar la inversión extranjera a partir de la aprobación de la Ley No. 118/2014.
Atraer flujos de capital hacia un país que muestra cada vez más signos de desesperación económica, al mismo tiempo que no profundiza la apertura a la inversión local, ni muestra flexibilidad política para caminar hacia la democracia, es difícil.
Si a esto se une la mentalidad cultivada durante más de 50 años, de que abrir a la inversión extranjera es una estrategia capitalista, que pasa capital del pueblo a manos foráneas, y por ende, inconcebible para un sistema socialista, entonces es casi imposible. Me imagino que en esa dinámica se mueven los funcionarios del MINCEX (Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera) y valoro el trabajo que realizan y las decisiones que supuestamente deben tomar.
Imagino que las excesivas demoras en las negociaciones tengan que ver con la inseguridad que genera el cambio de mentalidad hacia una apertura, que no puede ser total, que no sabemos hasta dónde y que no podemos aplicar por igual a todos los casos.
Imagino que las excesivas dilaciones y otras dificultades se originen también por la falta de facultades de la instancia encargada para negociar condiciones y tomar la decisión final.
Me imagino que la lentitud del proceso de capitalizar Cuba con fondos extranjeros, puede deberse también a la falta de respuesta convincente para interrogantes de los inversionistas como: ¿Puedo contratar mano de obra? ¿Qué nivel de calidad de infraestructura asegura Cuba? ¿Quiénes son los inversionistas privados con los que se puede hacer negocio?
Mentalidad, posibilidad, facultades para decidir, condiciones para negociar, desarrollo del mercado interno, mejoramiento de infraestructura. Todo influye en que Cuba no haya logrado a más de 3 años de la ley 118, el nivel de inversión extranjera que necesita para mejorar la economía. La mentalidad será más fácil de cambiar si la realidad la empuja.
De todas maneras es muy bueno escuchar en la voz del presidente cubano, que la mentalidad sostenida y aupada en los años anteriores a su mandato, al respecto del capital foráneo, es obsoleta y llena de prejuicios. Si lo dijo del capital foráneo, a lo mejor lo dice algún día del capital local. Y entonces nos exhorta a cambiar la mentalidad de que la riqueza obtenida como fruto del trabajo no es justa, o la mentalidad de que todos debemos tener lo mismo en igual cantidad, o la mentalidad de que el Estado es la instancia que debe resolver todos los problemas.
Pero no basta con cambiar la mentalidad a fuerza de discurso. La mentalidad cambia cuando cambie la realidad. Lo han demostrado miles de cubanos que llegan a cualquier otro país y enseguida comprenden la dinámica y se insertan y actúan con una mentalidad diferente a la que nos ha creado el paternalismo estatal y el igualitarismo considerado bueno durante medio siglo.
Ojalá que dentro de poco tiempo las oportunidades de Cuba no quepan en una “cartera”.
1Raúl Castro, Clausura del 8vo Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular en la 8va Legislatura, 27 de diciembre de 2016.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.