La vida es un regalo que se nos ha otorgado, cuidar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma es primordial para nuestra existencia y nuestra supervivencia. Una de las carreras más sacrificadas que el hombre ha estudiado durante siglos es la medicina. Ser capaz de curar o alargar la vida de un ser sobre la tierra es un regalo, por ende, hay que hacerlo con responsabilidad.
Los médicos cubanos en general tienen una buena preparación, la fama que los precede no es una utopía, pero las condiciones en las que trabajan en Cuba son muy sacrificadas y no lo suficientemente bien remuneradas. Hoy en día estudiar medicina no es, por lo general, un sueño cumplido o una meta alcanzada, sino más bien, la posibilidad de obtener una misión que les proporcione mejoras económicas y alivie carencias.
Cuba brinda colaboración médica en muchos países del mundo, ofreciendo la ayuda solidaria de la que tanto habla el gobierno cubano para demostrar la gran ‟potencia médica” que dice que somos. ¿Pero qué sucede con la carencia de personal médico calificado que están presentando los centros de salud cubanos? La falta de personal médico, la falta de medicamentos, la falta de material médico, la poca higiene y las malas condiciones que tienen las instalaciones se hacen más notables cada día.
Son serios los problemas del servicio de salud pública cubano. Si no se tiene un “buen contacto” en el hospital, no recibirás la mejor atención. No se puede desvestir un santo, para vestir otro, no podemos ayudar a otros países sin ayudarnos a nosotros mismos. Este servicio gratuito está costando la salud de muchas personas.
Ocultar la realidad no ayuda, sino dificulta la vida de los que necesitan atención.