Casi todos hemos oído hablar de tranquilidad ciudadana en Cuba referido al mantenimiento de la paz pública. Pero el tema es más complejo. Si bien es cierto que en Cuba nadie puede adquirir un arma de fuego, también lo es que es muy difícil hablar de tranquilidad ciudadana en la realidad que estamos viviendo.
No voy a referirme a los índices de violencia, que van en aumento, o los de delincuencia, que también han aumentado. Es otro tema.
La tranquilidad ciudadana pasa también por un vivir diario sin agobios de más. En cualquier lugar y época, tener trabajo e ingresos que te permitan vivir con dignidad es una meta del ciudadano. Y puede ser fuente de agobio. Pero una vez alcanzada esta meta, lo demás, en el aspecto material, deja de ser problema.
La vida del cubano promedio dista mucho de ser tranquila. Aún contando con ingresos por encima del salario promedio, desde cubrir sus necesidades básicas hasta hacer la más mínima gestión, se puede convertir en una angustia. Casi nada funciona como debe. La alimentación, la educación, la salud pública, el transporte, el abasto de agua, la vivienda, por solo mencionar algunos, van peor cada vez. A eso tenemos que enfrentarnos los cubanos, a la incertidumbre del día a día. El burocratismo y la ineptitud se adueñaron hace tiempo de nuestras empresas, oficinas, instituciones. A esto agreguémosle que la indefensión de la persona ante la ley es cada vez mayor. ¿Cómo lograr entonces la tranquilidad ciudadana?
Difícil de lograr, porque la tranquilidad ciudadana depende mucho del sistema social y político. Mientras todo dependa del Estado o del nivel de autonomía que el mismo quiera darnos, continuaremos siendo ineficientes. Mientras existan leyes injustas, continuará la falta de tranquilidad ciudadana.
Los ciudadanos también debemos trabajar para alcanzarla. Trabajando poco a poco por ella. Aprendamos a reclamar nuestros derechos en cada ocasión, en cada lugar. Merecemos una Cuba tranquila en toda la extensión de la palabra.
Livia Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1971).
Licenciada en Contabilidad y Finanzas.
Miembro del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.
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