Por Dagoberto Valdés Hernández
Parece que Pinar del Río arribó a sus 147 años como Ciudad sin tener “condiciones subjetivas” para apreciar una exposición del artista pinareño Pedro Pablo Oliva.
La Exposición “Utopías y Disidencias”, planificada desde 2012, se propone celebrar los 20 años de “El Gran Apagón” considerada como el Guernica cubano y la obra cumbre del Premio Nacional de Artes Plásticas 2006.
Parece que Pinar del Río arribó a sus 147 años como Ciudad sin tener “condiciones subjetivas” para apreciar una exposición del artista pinareño Pedro Pablo Oliva.
La Exposición “Utopías y Disidencias”, planificada desde 2012, se propone celebrar los 20 años de “El Gran Apagón” considerada como el Guernica cubano y la obra cumbre del Premio Nacional de Artes Plásticas 2006. La sede sería el Museo de Artes Plásticas de Pinar del Río (MAPRI), por cierto, espacio cultural que fue posible inaugurar con el apoyo moral y financiero de Oliva.
La fecha de inauguración de la Muestra no podía ser más significativa para los pinareños, ni mayor signo de amor del artista a su patria chica que nunca ha abandonado: el 10 de septiembre de 2014, aniversario 147 de la declaración de Pinar del Río como Ciudad, pues su fundación fue el 2 de agosto de 1699, fecha de la primera Fe de Bautismo.
En Nota de Prensa dada a conocer por el artista, multipremiado nacional e internacionalmente y más que querido y admirado en su propio pueblo, da a conocer que el miércoles 3 de septiembre el Consejo Nacional de Artes Plásticas (CNAP) canceló la inauguración de la mencionada Expo “por considerar que no existen condiciones subjetivas favorables en la ciudad de Pinar del Río para la apertura”. Y continúa el comunicado: “Rubén del Valle, Presidente del CNAP, determinó trasladar la muestra al segundo punto de su itinerario previsto, el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam en La Habana” en el mes de febrero de 2015.
En algunas ocasiones las inauguraciones se suspenden por otras razones, más bien objetivas, pero esta lamentable decisión, y sobre todo su causa, me sugiere algunas interrogantes que comparto para buscar, entre todos, algo de luz en este nuevo apagón cultural:
¿Cuáles son esas “condiciones subjetivas favorables” que no hay en la ciudad de Pinar del Río? ¿La Dirección Provincial de Cultura y el Consejo Provincial de la Artes Plásticas, así como el director y trabajadores del MAPRI que, según dice la citada Nota de Prensa, habían preparado la Expo “con profesionalidad y entusiasmo” no se habían percatado de que no existían esas aún ignotas “condiciones subjetivas” en la ciudad donde viven y trabajan?
Todavía más sorprendente, ¿no sabía el semanario Guerrillero, órgano oficial del buró provincial del Partido Comunista de Cuba, que no existían esas “condiciones subjetivas” en la ciudad donde se elabora el órgano de prensa, ni tampoco sabía que ya había sido cancelada la Exposición del más importante pintor de Vueltabajo por personas que no viven en la ciudad, tres días antes de la salida del periódico, el viernes 5 de septiembre en el que todavía se anunciaba la Muestra en la página 6 dedicada a Culturales?
Y por último, ¿qué “condiciones subjetivas” no tiene la ciudad de Pinar del Río que sí tiene la ciudad de La Habana? Espero y confío que no sea otro signo de fatalismo geográfico o analfabetismo cultural. ¿O será un miedo inenarrable a no se sabe qué subjetividad?
En fin, el tiempo pondrá todo en su lugar, pero lo cierto es que Pinar del Río, arribó a sus 147 años de ser declarada Ciudad, título que le reconocía como una villa más desarrollada para aquellos tiempos, sin haber podido alcanzar las “condiciones subjetivas” mínimas para poder acoger y justipreciar, con serenidad y cultura, la obra de su artista mayor.
Sinceramente, respeto todas las opiniones y me imagino que sus razones tendrán, pero deseo decir, como pinareño, que no puedo estar de acuerdo con esta decisión y menos con la causa esgrimida. Tengo la convicción personal y existen las experiencias objetivas de que la ciudad de Pinar del Río posee la cultura, la apertura de mente y de espíritu, la tolerancia y la honestidad intelectual para acoger, inaugurar y valorar con ponderación y sin miedos infundados, las verdaderas obras de arte y el patrimonio cultural de hombres insignes y artistas de primera valía como mi amigo Pedro Pablo Oliva. Digo la Ciudad, lo que vale decir, sus ciudadanos.
A 20 años de “El Gran Apagón”, estoy seguro que la luz volverá a iluminar los bellos parajes pinareños, tierra de la Academia de Artes Plásticas desde la mitad del siglo pasado, cuna de artistas de la talla de Tiburcio Lorenzo, Jilma Madera, Arturo Montoto, Juan Suárez Blanco, Mario García Portela, Arturo Regueiro, David Santa Fe; ciudad de Dausell, Banasco, Humberto “El Negro”, Couret, Nelo, Fausto, Margot, Toste, Cáceres, Juan Carlos Rodríguez, director del MAPRI, y tantos otros, que supieron respetar y crear para la subjetividad espiritual de sus coterráneos y de todos los cubanos.
Me uno, por eso, a aquella esperanzadora exhortación de Oliva, colocada hace algún tiempo en la puerta de su casa, con plena confianza en mi pueblo y en sus crecientes condiciones subjetivas:
“Prohibido terminantemente dejar de soñar”… también en Pinar del Río.
Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955).
Ingeniero agrónomo. Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007 y A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011. Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007. Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2006. Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años. Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director. Reside en Pinar del Río.