Martínez Camilleri, pintor de los sueños, y los recuerdos de una adolescencia compartida

Por Alina Iglesias Regueyra
 
 
Cuando estuvimos estudiando en la escuela de arte, era un muchacho alegre pero callado, sencillo, caballeroso y amable. Lo recuerdo con su uniforme y su mochila, acompañado siempre de su (nuestro) amigo Kelvis Alberto, quien ahora es actor de teatro, para sorpresa mía.
En el séptimo grado de la Paulita, como le decíamos a la Escuela Vocacional de Arte “Paulita Concepción”, estábamos en el mismo grupo docente. Luego, a la hora del arte, nunca coincidimos en los grupos, pero nos llevábamos bien.
 


 

 
Foto cortesía del autor
 
Cuando estuvimos estudiando en la escuela de arte, era un muchacho alegre pero callado, sencillo, caballeroso y amable. Lo recuerdo con su uniforme y su mochila, acompañado siempre de su (nuestro) amigo Kelvis Alberto, quien ahora es actor de teatro, para sorpresa mía.
 
En el séptimo grado de la Paulita, como le decíamos a la Escuela Vocacional de Arte “Paulita Concepción”, estábamos en el mismo grupo docente. Luego, a la hora del arte, nunca coincidimos en los grupos, pero nos llevábamos bien.
 
Ya en noveno, en el momento de la elección de la especialidad para hacer el Pase de Nivel para San Alejandro, tampoco concordamos. Sin embargo, recuerdo a Jorge Luis hoy como un gran amigo. Nunca tuvo esas pesadeces características de los adolescentes varones para con las muchachas, ni malas formas, ni groserías. Al contrario, siempre empleaba un humor fino e inteligente para dirigirse a nosotras. No en balde ahora goza de una amable familia compuesta por tres chiquitines y una amada esposa, quienes lo secundan en todos sus proyectos.
 
Su obra ha seguido un camino característico y muy personal desde los inicios hasta la actualidad, pues lo reconocí por ella. Sí, uno de sus cuadros estaba incluido en la exposición del Instituto de Periodismo, cuando me acerqué a observarlo críticamente y me dije: “Déjame ver quién es el autor porque a este yo lo conozco en su estilo, su tema, su expresión”. Enseguida uní todos los cabos: era Camilleri.
 
Pronto entramos en contacto y me hizo saber que una de sus pesadillas seguía siendo la Matemática (pues para los buenos padres las asignaturas continúan, debido a la escuela de los hijos), y me hizo llegar imágenes de muchas de sus obras, que les propongo aquí.
 
Jorge Luis Martínez Camilleri trabaja con los símbolos y los sueños, con ese mismo mundo onírico que inspiró a Dalí, a Chagall, a Miró. Le interesa el surrealismo tanto como el arte fantástico; los mundos irreales creados por la más pura imaginación. También combina la espacialidad y las dimensiones en sus obras, las cuales, aunque planimétricas, nos sumergen en un ambiente de misterio, anagramas y metáforas sugerentes que nos hacen meditar.
 
La imagen femenina es motivo recurrente en sus temas. La técnica exquisita es omnipresente. La expresividad del color, otro tanto. Todo esto otorga en su conjunto imágenes de una gran belleza estética. Camilleri expande su quehacer hacia talleres y exposiciones, pues además de artista ha sido maestro, labor encomiable a la cual pocos se atreven. Les invito a visitarla en la cabecera, arriba, donde nuestra parte del arcoíris es más azul.
 
Alina Iglesias Regueyra.
Guionista y directora de programas en Radio Enciclopedia.
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