Por Margarita Rodríguez Arencibia
Amo la transgresión en el arte que no invoca los referentes sino la densidad del signo y la absoluta libertad del gesto, aunque a veces me descubra una sutil debilidad por la armoniosa contemplación de la forma. Creo en la verdad, no en el poder en el mar y sus misterios aunque esté distante en los niños que son ángeles guardianes que siempre me acompañan….
Por Margarita Rodríguez Arencibia
Amo la transgresión en el arte que no invoca
los referentes sino la densidad
del signo y la absoluta libertad
del gesto, aunque a veces me descubra
una sutil debilidad por la
armoniosa contemplación de la forma.
Creo en la verdad, no en el poder
en el mar y sus misterios aunque esté distante
en los niños que son ángeles guardianes
que siempre me acompañan
en el hombre a pesar de sus errores
en el sacrificio de Cristo y el que me
pertenece en la tierra
en la profundidad de la palabra y su fuerza
en la libertad que emana de la creación
en la claridad y alcance del pensamiento
que traspasa fronteras
en el alquimista que busca su tesoro
y sin embargo lo lleva dentro.
Afuera y dentro, un golpe de aguas
memoria que nos marca.
Margarita Rodríguez Arencibia.
(Pinar del Río, 1954).
Licenciada en Artes Plásticas.
Reside en Pinar del Río.