Por Yoandy Izquierdo
Hace aproximadamente tres meses me encontraba buscando algunos presentes para enviar a familiares y amigos que residen en el extranjero. Quería que fueran algunos recuerdos de Cuba, y si los encontraba de Pinar del Río, mejor.
Por Yoandy Izquierdo Toledo
Hace aproximadamente tres meses me encontraba buscando algunos presentes para enviar a familiares y amigos que residen en el extranjero. Quería que fueran algunos recuerdos de Cuba, y si los encontraba de Pinar del Río, mejor. Confieso que resolví muchos de ellos en las tiendas de la cadena ARTEX, gracias al proyecto Arte Cubano, que tanto he alabado. A través de este se ha logrado promover la obra de muchos artistas cubanos y ha aumentado, indiscutiblemente, el interés del público por conocer el quehacer de muchos pintores cubanos clásicos y otros contemporáneos.
Que en Pinar del Río tengas que recorrer los cuatro puntos de ARTEX que hay, para encontrar un plato, un dispensador, un set de utensilios de baño o de cocina, no es nada raro. En unos sitios encuentras la obra de Amelia Peláez, Wifredo Lam, Portocarrero, pero cuando quieres más de un artículo, la respuesta es casi siempre: “solo queda el que está en exhibición”. Y terminas recorriendo todos los puntos de venta de ARTEX para ver si puedes “armar”, por ejemplo, un juego completo de dulceras, porque el set trae siempre dos piezas. ¿Y qué decir del buen trato y la atención esmerada? En dos ocasiones, cuando anduve en estos menesteres, llegué a casa sin las cucharitas de la azucarera y el salero porque a la dependiente se le olvidaron.
Pero lo que más me motivó a escribir estas líneas no necesita explicación: es absurdo por sí solo. Encontré unas postales con una excelente foto de la Catedral de Pinar del Río antes de su última reparación, al precio de 0,40 CUC, pero con un letrero en la parte inferior que decía Varadero. Tanto fue mi asombro que llamé a la expendedora y al ver mi rostro se acercó diciendo que sabía lo que le iba a decir, que ya había ordenado retirarlas. Le comenté que era una falta grave al cliente, y más tratándose de nuestra propia provincia, que debían retirarlas de la venta inmediatamente, porque la idea era muy buena, pero con el error daba una idea de insensibilidad y carencia de amor por el terruño.
Hace unos días, habiendo pasado alrededor de tres meses, (como dije al inicio) volví al referido sitio y aún venden las postales. Fueron cambiadas de sitio y ahora están colocadas en la última división de una de las vidrieras. Le dije a la misma expendedora a la que le sugerí retirarlas hace tres meses que si me podía vender una postal de Varadero, la Catedral de Pinar del Río. Y ella, rápida esta vez (rarísimo en nuestras tenderas de hoy día), me trae la postal indicada sin más explicación.
Cosas como estas me hacen pensar, en ocasiones, que hay muchos cubanos en los que ha calado bien hondo el analfabetismo cívico, la falta de amor patrio y la insensibilidad ante lo mal hecho. Nuestro papel en la sociedad es reconocer nuestros propios errores y proyectarnos en función de erradicarlos paulatinamente. ¡Hagámoslo ya!
—————————————-
Yoandy Izquierdo Toledo. (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología.
Colabora como editor en Ediciones Convivencia.
Reside y trabaja en La Habana.