Por Luis Cáceres Piñero
Hablando con un economista, le decía, que, de economía, lo que yo sabía era preguntarme: ¿qué compro con lo que gano? Él me respondió: esa es una forma primitiva de la economía. Y de eso se trata este artículo.
Por Luis Cáceres Piñero
Hablando con un economista, le decía, que, de economía, lo que yo sabía era preguntarme: ¿qué compro con lo que gano? Él me respondió: esa es una forma primitiva de la economía. Y de eso se trata este artículo.
Hay muchas personas que dicen que no saben qué se hace el dinero, lo que a continuación les responderé es una opinión expresada de la forma más primitiva.
Se dice que la cifra de los salarios y jubilaciones ha aumentado durante el último medio siglo pasado. Pero esto es algo que pudiera creerse, si los precios de todo lo que consumimos se hubieran mantenido igual. En las décadas de los 70s, los 80s y los 90s del siglo pasado, un padre de familia, podía ganar solo $150,00, y era suficiente para mantener a una esposa y 3 hijos. Era la época en que por la libreta de racionamiento se vendían muchas cosas que después pasaron a mercados liberados con mucho mayor precio en moneda nacional, o al área dólar, o sea al mercado en divisas, con precios exorbitantes, imposibles de pagar con los ingresos obtenidos por concepto de salario. En esa época, con los campesinos que aún se mantenían en el mercado, podían comprarse una libra de frijoles o de arroz, a $1,00. Hoy los precios de estos productos son $10,00 y $5,00 respectivamente. El huevo era por la libre, a $0,10 cada uno. Actualmente están racionados y, si se encuentran en el mercado libre, su precio es de $1,50, o sea 15 veces su valor.
Solo he hablado de productos muy básicos como el arroz, los frijoles y el huevo. No he hablado de carne, ni de reparaciones de viviendas, ni del agua, que antes no se cobraba y no faltaba, ahora falta y se cobra.
Volvamos al agro. Es sabido que el 90% de las tierras son estatales. El Estado cuenta con las mejores tierras, tierras eminentemente agrícolas, con los recursos necesarios para hacerlas producir. A ellas se agregaron las tierras de decenas de centrales azucareros cerrados que, supuestamente, serían dedicadas a la producción alimentaria. Pero, hasta el momento, no ha habido diferencia notable.
Al contrario, parecen inconcebibles, los precios que hay que pagar por los productos del agro. Solo algunos ejemplos:
$4,00 una cabeza de ajo
$10,00 una fruta bomba o un aguacate
$5,00 un mango
Es decir, que si tenemos en cuenta que el salario medio es de alrededor de los $400,00, equivalente a 16 dólares (aunque son pocos los que llegan a esa cifra), o sea, $17,00 diarios, equivalentes a 53 centavos de dólar, es posible afirmar, que no podemos comprar una cabeza de ajo, una fruta bomba y un mango el mismo día.
No hay que ser gran economista para saberlo. Tampoco para saber que cuando un producto aumenta su producción baja el precio.
Si nos damos una vuelta por el área dólar, que ya resulta imprescindible para cualquier cubano, la situación se agrava, no requiere comentarios.
Para terminar, hace algunos años, un grupo de economistas comentaban que se necesitaban $650,00 MN por persona, para vivir medianamente. Quizás ese número haya aumentado.
Creo haber demostrado que nosotros, los que día a día hemos sido partícipes de esta situación, mejor que nadie sabemos lo que se compra con lo que se gana.
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Luis M. Cáceres, Pinar del Río, 1937.
Pintor. Reside en Pinar del Río