Religión y Sociedad – La Virgen de la Caridad: una fuente Inspiradora de identidad cubana

Por Dagoberto Valdés Hernández
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La religión, sus valores y sus símbolos, forman parte inseparable de la cultura de cada pueblo. Lo que no significa necesariamente que todos los que la conforman sean religiosos, ni siquiera creyentes.
Todos hemos experimentado que cuando un sistema político o económico intenta abolir la religión…

Por Dagoberto Valdés Hernández

Foto tomada del sitio web de la COCC.

La Virgen de la Caridad del Cobre.

La religión, sus valores y sus símbolos, forman parte inseparable de la cultura de cada pueblo. Lo que no significa necesariamente que todos los que la conforman sean religiosos, ni siquiera creyentes. Todos hemos experimentado que cuando un sistema político o económico intenta abolir la religión, proscribir o limitar su práctica y eliminar sus símbolos, no solo se comete un crimen religioso sino que se seca el alma de toda la Nación. Porque “el que no ponga el alma de raíz se seca”-al decir de Dulce María Loynaz. Porque “nada en ella alimenta la virtud”-dijo Martí desde el siglo antepasado.
Cuba lo ha experimentado durante más de medio siglo. Esta es la raíz y una de las causas de la reconocida “pérdida de valores”. Sin embargo, ni cinco décadas de persecución, ni el adoctrinamiento sistemático en todos los niveles del sistema estatal de educación, ni la minuciosa operación para borrar la memoria religiosa y sus símbolos en el mundo de la cultura por ser considerados un “reflejo fantástico de la realidad”, han podido secar el alma de Cuba.Y a 53 años de aquel materialismo mal llamado histórico y dialéctico, el espíritu renace en Cuba, la religión trabaja por recuperar su misión de alimento del ser y del quehacer cubano.
Algunos símbolos raigales rebasan los dinteles de la religión que les dio origen y trascienden como inconfundibles y estructurales fundamentos de la nacionalidad. No dejan de ser religiosos, pero pasan a ser, además y sin menoscabo de su esencia, un patrimonio de la cultura de ese pueblo. Muchas son las expresiones de la matriz cristiana en la que Cuba se gestó y de la que vio la luz hace más de cien años. Pero dos de esos íconos de nuestra cubanidad son: la Virgen de la Caridad de El Cobre y el Padre Félix Varela, “el primero que nos enseñó en pensar”.
Celebrar los 400 años del hallazgo y presencia de la imagen de la Virgen de la Caridad de El Cobre, Patrona de Cuba, no es solo una conmemoración religiosa sino una fiesta de toda la Nación que celebra el cumpleaños de su Madre. Pobre de la Nación sin Madre y sin Padre. O que abandona a los verdaderos que le dieron vida y libertad para construirse “becerros que ni de oro le han salido”, como también lamentó la Loynaz a su obispo confesor.
La Virgen de la Caridad es “emblema patrio”, tan cubana como la palma real, como la mariposa, como el tocororo, como nuestra sagrada bandera y nuestro pacífico escudo. Su fiesta es religiosa y cívica, es espiritual y patriótica, es fiesta de libertad y dignidad, es fiesta del alma de cada cubano y de toda la República, la que vive aquí y la que peregrina en el exilio.
Mencionemos solo algunos testimonios de esta cubanidad de la Virgen Mambisa:
El Cobre fue la primera tierra de esta Isla que conquistó la libertad para los esclavos, es por ello que “El primer efecto de su próspera libertad se dirigió a costear la fábrica de un hermoso templo, con la advocación de su milagrosa Patrona, Nuestra Señora de la Caridad; la adornaron con alhajas de mucho valor…”
Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, fue a los pies de la Virgen de la Caridad de El Cobre en 1868 para presentarle sus armas y rendirle el honor de nuestra primera bandera.
Los mambises en su larga contienda libertaria celebraban cada noche del 7 al 8 de septiembre una velada en honor a la Virgen de la Caridad; así lo cuenta en su diario de campaña Ignacio Mora de la Pera: “viernes 7, sábado 8 de septiembre de 1872: el fanatismo del pueblo de Cuba, raya en la locura. La fiesta de la Caridad es un delirio para él. Sin tener qué comer, pasa dedicado estos días en buscar cera para hacer la fiesta al estilo mambí, esto es, encender muchas velas y suponer que la imagen de la Virgen está presente. En todos los ranchos no se ve fuego para cocinar, sino velas encendidas a la Virgen de la Caridad (sic).”
Al finalizar la guerra del 95, Calixto García, el General de las Tres Guerras, en la Declaración Mambisa de Independencia da la orden de que “se celebre el triunfo de Cuba sobre España en Misa Solemne con Te Deuma los pies de la imagen de la Virgen de la Caridad en El Cobre”.
El Padre Desiderio Mesnier, Coronel del Ejército Libertador, declara al terminar la guerra, en 1898: «El Pueblo Cristiano tiene en María una corredentora, los cubanos tienen en la Virgen de la Caridad una Madre que los enseñará a consolidar una República Cristiana».
En 1915, los sobrevivientes veteranos mambises, encabezados por el también General de las Tres Guerras, Jesús Rabí, tienen la iniciativa y firman la solemne solicitud al Papa Benedicto XV: “Los que suscriben, hijos de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana a S. S. humildemente exponen: Que son miembros unos y simpatizadores otros, del Ejército Libertador Cubano, título que constituye el timbre de nuestra mayor gloria, por sintetizarse en él, el supremo bien de la Libertad e Independencia de nuestra Patria; que junto a ese título, ostentamos otro, que es el de pertenecer a la Iglesia Católica…reunidos en la Villa de El Cobre, en donde se encuentra el Santuario de la Santísima Virgen de la Caridad, y postrados reverentemente ante su altar, acordemos acudir a S. S. para que realice la más hermosa de nuestras esperanzas y la más justa de las aspiraciones del alma cubana, declarando Patrona de nuestra joven República a la Santísima Virgen de la Caridad de El Cobre…
En la primera peregrinación nacional en 1951-52, que se realizó con motivo del cincuentenario de la República de Cuba: “El Presidente del Consejo Territorial de Oriente de los Veteranos de la Independencia, pide que en todos los Centros de la provincia la reciban con honores como de Generala.
En la tumba de Antonio de la Caridad Maceo y Grajales en El Cacahual, el Coronel Alfredo Lima, presidente de los veteranos mambises, al depositar la bendita imagen que peregrinaba para celebrar el medio siglo de la República dijo con voz emocionada: “Durante 47 años, los Veteranos no hemos consentido en que se colocara sobre esta tumba alguna ofrenda. Pero hoy, sí: se trata de La Caridad, la Patrona de los mambises, a la que amaba tanto el propio General que descansa bajo estas lápidas…
El inolvidable Beato Juan Pablo II, quiso coronar personalmente la bendita imagen de la Caridad y antes de hacerlo proclamó al mundo el sábado 24 de enero de 1998: “Hoy, siguiendo con esa gloriosa tradición de amor a la Madre común, antes de proceder a su coronación quiero dirigirme a Ella e invocarla con todos Ustedes: ¡Virgen de la Caridad de El Cobre, Patrona de Cuba! ¡Madre de la reconciliación! Reúne a tu pueblo disperso por el mundo. Haz de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas para que este pueblo abra de par en par su mente, su corazón y su vida a Cristo…
El Papa Benedicto XVI quiso visitar este año 2012 su Basílica de El Cobre y regalar al símbolo sagrado de nuestra libertad y cubanía, la más alta condecoración pontificia para una imagen de la Virgen María, Madre de Jesucristo: la Rosa de Oro.
Muchos más serían los testimonios y señales de que la historia de Cuba, el devenir de su cultura, nuestra identidad nacional, y el alma de la República, están indisolublemente unidas a la presencia tierna, maternal, libertaria y reconciliadora de la Virgen madre de Dios a quien los cubanos y cubanas llamamos “Cachita”.
Yo también, hijo de este pueblo y de esta Iglesia, quiero dedicar a la Virgen Mambisa, esta plegaria con la que le he honrado desde que salió, en momentos de segregación y ofrenda en 2002, del corazón agradecido de un yagüero pinareño mientras recorría en una carreta y un tractor los verdes campos de Vueltabajo recogiendo las benditas yaguas de la palma real:

Virgen de la Caridad,
cobija de todos los cubanos,
ave marinera y tabla de salvación
del que zozobra y del que sufre.
Bajo tu ternura nos guarecemos
de la nostalgia y de la falta de libertad.
Blanca y silvestre mariposa:
Que nuestra alma no se corrompa.
Danos la transparencia de la honestidad y de la coherencia.
Himno de gratuidad y de servicio,
Magníficat de los pobres:
Concédenos ser una ofrenda permanente
en el ara de la Cruz y de la Patria
de modo que todo lo que hagamos y soñemos
sea para hacer de Cuba un Hogar nacional.
Escudo de los que son oprimidos:
Mira a la Perla que llora,
a la Llave encerrada,
a la Palma que se deshoja
por la pérdida de sus hijos.
Cobija a nuestra Nación con el guano de tu Ternura.
Envuelve nuestra historia con la yagua de tu Memoria.
Reconstruye nuestro futuro con el cogollo de tu Virtud.
Estrella de la mañana,
que anuncias un nuevo día:
Apresura para Cuba
el alba de la libertad.
Amén.

Cita

(1)Declaración de El Cobre como Monumento Nacional. Febrero del 2012.
Dagoberto Valdés Hernández. (Pinar del Río, 1955).
Ingeniero agrónomo. Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004,
“Tolerancia Plus” 2007 y A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011.
Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
Reside en Pinar del Río.

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