Analizar en su totalidad la revista Convivencia se ha vuelto una tarea más complicada a medida que pasan los años. Quien desee hacer un resumen de su derrotero y de sus metas alcanzadas…
Por Reinaldo Escobar
Analizar en su totalidad la revista Convivencia se ha vuelto una tarea más complicada a medida que pasan los años. Quien desee hacer un resumen de su derrotero y de sus metas alcanzadas encontrará en un primer momento que la vida de esta publicación se extiende en una gran multiplicidad de escenarios. No solo se le puede leer en un portal de Internet, sino también a través de las numerosas copias en papel o en los miles de correos electrónicos que distribuyen su contenido. Convivencia ha dejado de estar aquí y ahora para estar en todas partes y en todo momento. Logro que se debe a la laboriosidad, calidad y constancia de su consejo editorial. Por esa razón, todo balance que se haga quedará incompleto y no llegará a reflejar el alcance de un espacio informativo y de debate que está en constante crecimiento.
A lo largo del año 2011 la Revista Convivencia publicó 6 números con sus vistosas portadas y contenido igual de sugerente. Con esa mezcla de sabor local y universal, dio abrigo a 69 autores que contribuyeron con 142 trabajos para llenar con sus observaciones y criterios más de 350 páginas. Desde las limitaciones materiales y comunicativas de la provincia, bajo la lapidación mediática de algunos de sus miembros y en medio del acoso físico y policial, resulta un verdadero milagro de vida contar con sus editoriales y sus textos. No obstante a todos los obstáculos y en lugar de detenerse para lamerse las heridas, continuaron con su trabajo. Por ejemplo le correspondió a 10 autores del consejo de redacción o colaboradores permanentes la realización de 69 textos que cubrieron 161 páginas. La séptima parte de los autores hizo casi la mitad de la revista, lo cual plantea el reto de diversificar y ampliar las firmas para este 2012 que recién comienza.
Desde la perspectiva del equilibrio temático 55 páginas en 27 trabajos fueron dedicados a temas de la cultura artística, artes plásticas, poesía, narrativa, crítica literaria y otros. El plato fuerte para los lectores amantes de la controversia, fueron sin dudas las 53 páginas en 22 trabajos dedicadas al multifacético debate público donde aparecen diversos temas. Destaca también que en medio de un discurso político que sigue fomentando el enfrentamiento ideológico y la intolerancia, Convivencia nos haya regalado más de 22 páginas que contienen 9 trabajos referidos a los derechos humanos. Su vocación sigue siendo cívica, profundamente ciudadana y eso se nota en la atención a este delicado tema. Tampoco podían llegar en mejor momento los análisis al trabajo por cuenta propia y de las insuficientes aperturas en ese sector, muchos de los cuales aparecen en las 29 páginas en las que se pueden leer 10 artículos que se refieren a la economía.
Siguiendo con los áridos números, vemos que 37 páginas ocuparon los 10 trabajos dedicados a la historia; otras 32 a los 11 artículos aparecidos bajo el epígrafe de Religión y Sociedad y 45 páginas para los 17 títulos sobre sociedad civil. Si a eso sumamos los 6 editoriales que consumieron 19 páginas, dedicados todos a temas de urgente necesidad de discusión para la Cuba de hoy y del futuro, podemos decir que el perfil de Convivencia sigue siendo humanista, aunque el término haya caído en desuso. Temas ausentes o poco tocados, como la moda, el deporte, el ocio, la tecnología vista en su perfil técnico, valga la redundancia, le darían un aire fresco a la publicación, aunque tengo la impresión que el Consejo Editorial se muestra muy celoso con el espacio con que cuenta y prefiere eludir cualquier “frivolidad”
Convivencia: los retos de la Web 2.0 en una Cuba 1.1
Desde enero de 2008 en que salió a la luz la revista Convivencia, el mundo de la Web 2.0 se ha desarrollado a una velocidad de susto. En un principio el reto fundamental de esta publicación era mantenerse actualizada y viva en un país que ostentaba la tasa más baja de conectividad a Internet en el hemisferio occidental. Pero los años han pasado y aunque las dificultades de conexión que padecen los cubanos siguen siendo casi las mismas, los objetivos de Convivencia han evolucionado y es un buen momento para escalar metas más elevadas. Aunque en el terreno de la interacción con los lectores y de la integración con redes sociales la revista ha dado pasos significativos, han surgido nuevas urgencias tecnológicas que ameritan ser asumidas e incorporadas. El camino para tener una eficiente presencia digital se amplía cada día, cuando se cree que se está a punto de alcanzar la zanahoria de la novedad, esta se aleja más y más.
Entre los grandes logros de este último año está la creación y mantenimiento de la cuenta de Twitter: @convivenciacuba que ha logrado que la revista mantenga una inmediatez noticiosa que su frecuencia bimestral no le permite. Sin embargo, se echa de menos que entre tantos colaboradores y miembros del equipo gestor, solo exista un único –y unificado- canal para twittear. Se ganaría en pluralidad y concepto de grupo si otros participantes de este hermoso proyecto informativo también twittearan. Claro está que se debería establecer una clara diferencia entre la voz de la revista en Twitter –que tiene peso casi de editorial- y las voces diversas de sus miembros. Una buena solución sería contar en la portada de la web con un canal de feeds de todos los tweets generados por esa multiplicidad de personas, donde se alternen los 140 caracteres del todo que es la revista, con los 140 caracteres de las partes que también la conforman. Las redes sociales son una plaza pública donde ponemos en práctica también nuestros conceptos democráticos, de ahí que numerosos medios informativos internacionales hayan pedido y aupado que sus corresponsales y periodistas tengan su propia identidad en las redes sociales. Los amigos de @convivenciacuba estamos deseosos de leer también en la brevedad de un tweet a Karina Gálvez, Jesuhadín Pérez, Glissett Valdés, Maikel Iglesias y otros tantos.
El balance en cada aniversario no es solo la ocasión para felicitar a quienes mantienen viva una “criatura” como Convivencia, sino especialmente para exponer todo aquello que no se ha alcanzado todavía. Es como soplar las velitas, pero no dejarse encandilar por su reflejo. En el caso de la integración de la revista con las redes sociales, se lamenta que esta no sea lo suficientemente intensa como la calidad de su contenido lo demanda. Solo en el acápite de “Nosotros” aparece mencionada la cuenta de Twitter y de Youtube, cuando debería estar a primera vista en la portada del sitio. Tener, por ejemplo, una zona para visualizar el último video subido a la web, ayudaría mucho a darle difusión y reafirmaría el carácter audiovisual del proyecto. Si algo le consta a los numerosos seguidores de esta publicación pinareña es el enorme caudal de material en video que su consejo editorial ha atesorado en los últimos cuatro años. De ahí el deseo de asomarnos a ese testimonio fílmico desde el propio sitio web de la revista. Mientras no se logre la confluencia en el portal de los textos, la galería fotográfica, la actualización de estado en las redes sociales y el material visual, parecerán piezas sueltas de un rompecabezas que el lector tendrá que componer con clics y más clics en Facebook, Twitter, WordPress y Youtube.
El portal web http://www.convivenciacuba.es se ha visto beneficiado con un aumento del material audiovisual, su identidad de formas y colores ha ganado en personalidad y belleza. Se agregó el concepto de “Revista Digital” en el encabezado del menú principal lo cual es un magnífico reconocimiento a ese medio, especialmente en un país donde solo las revistas oficiales pueden distribuirse en papel en los estanquillos. El webmaster no se ha dejado tentar por el abigarramiento en la página de inicio y eso es loable en estos tiempos de sobreabundancia de detalles. No obstante la tabla que contiene el índice le hace perder modernidad y gracia al resto del trabajo, especialmente porque evoca los tiempos en que los elementos del diseño necesitaban de estas cuadrículas, filas y columnas para mantenerse en su lugar. Quizás este listado de los trabajos de cada número se podría sustituir por módulos que incluyan el título, autor, una imagen y un fragmento del texto que el lector decidiría si seguir leyendo o no. Pues por el momento el título y el nombre de quien escribe, tienen que hacer todo el trabajo para atraer a los internautas… y eso obliga a nombrar los artículos siempre de manera muy directa y clara, sin mucha poesía.
Entre los más inexplicables escollos y limitaciones que no ha podido saltar Convivencia se encuentra el no funcionamiento de la URL que debió ser su casa original http://www.convivenciacuba.com. En su lugar se han conformado con estar alojados en http://www.convivenciacuba.es lo cual sin dudas le resta –a los ojos de los internautas- cubanía y criollismo. El problema de la dirección web se vuelve muy grave cuando de inscribirse en buscadores se trata o de utilizar herramientas que calculan el impacto de un sitio en su comunidad de lectores. Para esos robots del ciberespacio que compilan información por aquí y por allá, Convivenciacuba.es solo puede ubicarse en la lista de portales hechos en España. Esta limitación lastra el impacto hacia el interior de la Isla de la revista, le sirve la mesa a los críticos que la acusan de ser realizada desde el exterior y confunde a los potenciales visitantes que la encuentren en el espacio infinito de la gran telaraña mundial. El entuerto crece y crece cuando se comprueba que algunas direcciones de email escritas en el sitio terminan en “.com” como por ejemplo colabora@convivenciacuba.com y otras sin embargo lo hacen en “.es” como redacción@onvivenciacuba.es. Y como si no fuera ya demasiada confusión entre el país de origen y la URL, en el último año se ha agregado la partícula “.es” a la imagen superior –también conocida como banner- que da la bienvenida al sitio. Gran error. Vale recordar que El Mundo –conocidísimo periódico español- agregó hace ya algún tiempo la misma partícula a su edición, para reafirmar que se realiza desde la península Ibérica. Igual recurso implementaron los periódicos ABC y 20 minutos. ¿Quiere Convivencia hacer lo mismo? Este es –a juicio de amigos y colegas- el problema más urgente a resolver por parte del consejo editorial de una revista que ha sorteado obstáculos mayores.
La incorporación del blog Intramuros http://www.convivenciacuba.es/intramuros ha venido a acortar el excesivo tiempo que hay entre un número de la revista y otro. Intramuros viene siendo el pariente más joven y juguetón de un proyecto que por momentos peca de exceso de seriedad. Pero se desaprovecha ese carácter irreverente y fresco que ofrece una bitácora en la red, pues en esta bitácora virtual no abundan los textos breves, pinceladas cotidianas.Un blog no debe ser nunca el reducto a donde van a parar los documentos, discursos o artículos que no caben por su extensión o carácter en el perfil editorial de una revista. Un blog debe tener vida propia, personalidad independiente al portal donde pertenece, tiene que agregar esa pizca de picardía que tanta falta hace cuando se está tratando cualquier tema. Entre las grandes necesidades actuales de Intramuros se encuentra la de recibir una mayor atención por parte de sus realizadores, especialmente en el tema visual, pues padece de falta de imágenes lo cual le resta atractivo y potencial comunicador. La integración de Intramuros con otras plataformas bloggers como Desdecuba.com y Vocescubanas.com actualizadas desde territorio nacional, lo ayuda a sumarse a un fenómeno pujante y creciente como es el la blogósfera. Sin embargo, la integración no ocurre en las dos direcciones, pues Intramuros al igual que el portal Convivenciacuba.es apenas si contiene unos pocos enlaces a sitios de similar temática. En su barra lateral solo aparecen los links por defecto que acompañan a WordPress(¿poca solidaridad o descuido?). Eso le hace parecer una hebra aislada en el necesario tapiz de la opinión y el debate en Cuba.El mismo problema recorre el resto de los artículos publicados en Convivenciacuba.es que tampoco hacen uso del hipertexto y las llamadas “zonas calientes”. Y en lugar de apelar a las facilidades informativas que brinda un simple enlace, los editores prefieren obviar o repetir en solo texto una información que sería más enriquecedora si se enlazara desde el sitio original donde fue expuesta.
Mejoría notable de la interacción que el usuario de la web puede hacer con cada texto, artículo o imagen. Se ha ampliado a la posibilidad de imprimir, reenviar un texto e incluso votar por él en una escala donde se evalúa la calidad. Los comentarios siguen estando solo para usuarios registrados, eso sin lugar a dudas ayuda a evitar los spam y se defiende de las posibles groserías pero disminuye mucho la capacidad de debate que puede plantearse el sitio. Quizás sería una buena idea abrir los comentarios con la posibilidad de que alguien los modere para evitar obscenidades y otro tipo de lindezas. De seguro amigos y colaboradores de Convivencia que viven en países con mayor conectividad podrían colaborar ayudando a moderar los comentarios. En estos momentos se vuelve un parámetro muy importante a la hora de valorar un sitio la capacidad que este brinde para plasmar la opinión de los lectores. Claro que a mayor apertura para comentar se sufre un aumento de los mensajes indeseados y de los ataques verbales, especialmente si se trata de proyectos digitales alternativos cubanos que se ven además acosados por los llamados ciberpolicías. Encontrar el punto entre la interactividad de los lectores y el diálogo respetuoso viene siendo ya una exigencia impostergable para la revista digital Convivencia.
Los lectores nacionales que prácticamente no tienen acceso a la web se han visto beneficiados con las mejoras en la suscripción por correo electrónico de la revista. Si en un principio el envío de su contenido se hacía en documentos muy pesados, fundamentalmente en un PDF que oscilaba entre los 4 y los 6 megabytes, ahora ya es posible recibirla en formato HTML, lo cual acelera su descarga. Claro está que esta versión de solo texto dista mucho de la belleza del contenido maquetado e ilustrado que contiene la revista en su presentación original. Se puede afirmar que la difusión dentro de territorio nacional ha ido creciendo exponencialmente, gracias a iniciativas como las compilaciones hechas en DVDs y la distribución a través de esos cuasi mágicos artilugios que son las memorias flash. Poseer un número de la revista Convivencia en papel o la colección completa en su presentación digital, ha pasado a ser un indicador de cuán informada está una persona.
Entre los graves problemas que sigue golpeando a Convivencia se halla la baja referencialidad que reciben sus textos. ¿Qué está ocurriendo que los grandes sitios de temática cubana como Diario de Cuba, Cubaencuentro, Penúltimos Días, El Nuevo Herald refieren muy pocas veces a artículos aparecidos en Convivencia? Falta un trabajo de difusión del contenido con mayor “agresividad” y constancia. Pues resulta una pena que análisis de tan buena calidad, artículos de opinión y otros textos, se pierdan en la inmensidad del ciberespacio a falta de una alusión en otro sitio más visitado.
Dicho ya lo que suele denominarse como “comentarios críticos”, lo más significativo que se puede afirmar, en los albores de este quinto año que Convivencia inaugura, es que la Revista tiene un futuro asegurado y que aquello que al principio denominábamos “su pasado” se va perdiendo en referencias de lejanos antecedentes diluidos por la fuerza del presente. Cobijados por el acogedor techo de este espacio cabemos todos los cubanos, y lo que es mejor, podemos convivir bajo el signo de la pluralidad y la armonía.