Karina Gálvez Chiu
La economía es una ciencia social. Por tanto, sus leyes están sujetas al comportamiento humano, a las reacciones de la sociedad. Si bien es verdad que no se han anunciado cambios esenciales en el sistema económico cubano, también lo es que nadie puede predecir ni controlar desde un centro los cambios que se producirán como consecuencia de los pequeños agujeros abiertos en el muro de la ineficiente y cerrada economía cubana actual. Confiemos y empujemos a la sociedad cubana hacia su verdadero despegue.
La publicación del nuevo documento con las modificaciones a los lineamientos ha vuelto a mover el debate sobre el VI Congreso del Partido Comunista en Cuba. No demasiado, lamentablemente, pero algo.
No se aprecia mucha expectativa sobre los próximos cambios anunciados. Creo que esperamos la concreción en leyes de esos anuncios. En Cuba hace falta algo más que anuncios para que la gente crea en cambios. Llevamos 52 años de inmovilismo social. Las mentalidades ni siquiera advierten cuando se acercan cambios. Un mecanismo sicológico parece cuidarnos de hacernos ilusiones en vano.
A pesar de la realidad, algunos nos aferramos al optimismo como modo de vida. Y encontramos en medio de la desinformación y la confusión de la información, evidencias de que el cambio hacia una sociedad abierta y próspera se acerca.
El sistema económico cubano no funciona.
Ningún cambio, dentro del sistema centralizado de la economía cubana, hará que esta funcione eficientemente. Son necesarios los cambios esenciales y concretos hacia una economía eficiente y abierta a los cubanos y al mundo. Y no parece ser esta la intención del gobierno cubano por lo que se expresa y se ha discutido en los lineamientos. La falta de democracia y de verdadero espacio para opinar se evidenció en las discusiones televisadas y en los cambios realizados en los lineamientos como resultado de la consulta popular. Las modificaciones que ahora se cuantifican como muestra de lo flexible del documento no cambian en lo esencial ninguno de los lineamientos. Son modificaciones de redacción o de puntualización de aspectos determinados. No se tuvieron en cuenta las que contradecían algún lineamiento.
No obstante, los cambios planificados no serán, necesariamente, los que se produzcan.
No pueden hacerse cambios económicos sin que estos produzcan cambios sociales.
Hay una frase en el Informe Central al VI Congreso del PCC que pone de manifiesto que la dirección del Estado cubano está consciente de que los cambios anunciados generarán otros cambios:
“Estamos convencidos de que la tarea que tenemos por delante en este y en los demás asuntos vinculados a la actualización del modelo económico está llena de complejidades e interrelaciones que tocan, en mayor o menor medida, todas las facetas de la sociedad en su conjunto…”
Inevitablemente los cambios que se realicen producirán cambios en la sociedad. No podemos prever cuáles. Pero tampoco puede el gobierno cubano. Especulemos un poco sobre esta realidad:
– ¿Qué consecuencias puede producir el desarrollo de otras formas de propiedad no estatal que conlleve el paso paulatino de la centralización a la descentralización?
Pudiera suceder como en el 1994, que los trabajadores por cuenta propia, que ya han encontrado cómo acceder al mercado y están renovando sus negocios, adquieran más grados de libertad económica (ya sabemos que existen algunos). Más libertad económica, más libertad interior, más libertad de acción y nueva apertura a un modo de vida que no incluye (para no decir que nada tiene que ver con ello), la incondicionalidad política ni ideológica. Más exigencia de posibilidades en las cuales gastar el dinero que se ganen con su trabajo. Más tiempo para pensar en otra cosa que no sea el pan nuestro de cada día. Con más libertades se puede actuar mejor como ciudadanos. Esto rompe el muro del totalitarismo y la inercia de la sociedad cubana. ¿Hasta dónde puede controlarse este cambio?
Pero también pudiera ser que los trabajadores por cuenta propia que ya están entregando sus patentes aumenten en el transcurso del año. Que la desidia y la desesperación por el exceso de normas, regulaciones e inspecciones o de tributos abusivos, le gane al espíritu emprendedor del cubano. ¿Y entonces? Entonces no logrará la economía cubana ni empresas eficientes, ni mayor calidad en las producciones, ni un aumento de la oferta, ni nada de lo que se ha dicho que salvará a la revolución cubana. Si los cambios anunciados (confusos y débiles, pero cambios) responden a la necesidad de convencer a los cubanos y a la comunidad internacional de la intención de cambiar la situación de miseria y falta de libertades en Cuba, y en poco tiempo logra convencer a ambos de lo inadecuada de la política o de la insuficiencia de la misma, se habrán agotado todas las posibilidades de un cambio económico gradual hacia nuevas formas de gobierno. ¿Quién puede entonces predecir la reacción de un pueblo desesperado por la falta de recursos económicos, por la falta de empleo o de alimentos?
– ¿Qué consecuencias puede traer el despido de miles de trabajadores?
Pudiera ser que los trabajadores despedidos tomen conciencia de lo que significa que después de 52 años, el sistema socialista por el que hemos sacrificado libertades en aras de seguridades mínimas, no pueda garantizar el pleno empleo, como no lo puede hacer cualquier sociedad actual. Esto representaría un avance en la maduración de la ciudadanía, que abre una grieta en el totalitarismo del gobierno cubano y, por tanto, nos conduce a la exigencia de libertad.
Si, por el contrario, los trabajadores despedidos, consideran que todo es por el bien del país, estuvieran dispuestos al sacrificio, y se mostraran conformes y resignados, tendrían que buscar otras formas de subsistencia en el trabajo por cuenta propia. Esto nos llevaría al análisis anterior: O son de los que adquieren más grados de libertad o son de los que se desesperarán por la falta de recursos.
– ¿Qué consecuencias puede tener la liquidación de empresas ineficientes?
Dirigentes y trabajadores descontentos por el resultado de su esfuerzo y por su nueva situación de desempleados. Es demasiada responsabilidad con muy poco espacio para tomar decisiones. Fijémonos en que, junto con los lineamientos que significan alguna apertura, se plasma el contén de las normas y regulaciones o el plan dentro de lo que puede actuarse. Y estas todavía estas no están determinadas. Es el espacio en que el gobierno se moverá para frenar cuando sienta que algo se le va de la mano.
Liquidar empresas sin probar a venderlas a un trabajador responde a una máxima de si yo no puedo, nadie puede probar. Más desempleo, más descontento.
Podemos seguir preguntándonos, en esta dinámica de análisis, qué consecuencias puede traer:
– eliminar gratuidades indebidas y subsidios de productos?
– que las matrículas en las diferentes carreras estén en correspondencia con las demandas del país y no con la vocación de los estudiantes?
– o que se trabaje con el máximo de rigor para aumentar la credibilidad del país en sus relaciones económicas internacionales?
Cualquiera de estos lineamientos puede llevarnos a estar seguros de que las consecuencias de los cambios son impredecibles e incontrolables.
La última oportunidad.
El gobierno cubano, al demostrar que no tiene verdadera intención de cambio económico, ha perdido la última oportunidad de ser creíble ante el pueblo cubano y de lograr un viraje en la situación económica y social que vive hoy. Ya no basta con discursos. Los cubanos necesitamos obras que nos alimenten las esperanzas. No se encontraron en el VI Congreso del PCC.
Según el Informe Central al VI congreso del PCC:
“No nos hacemos ilusiones de que los Lineamientos y las medidas para la implementación del Modelo Económico, por sí solas constituirán el remedio universal para todos nuestros males”
Tampoco el pueblo se hace ilusiones. Pero tan propenso a romper la inercia está un pueblo que se llena de esperanza, como un pueblo que las pierde todas y se desespera.
Nadie puede creer que tiene en sus manos el control de los cambios sociales. En una estructura hecha con piezas muy frágiles, solo el retiro de una pieza pequeña, puede causar el derrumbe estrepitoso de toda la estructura. Ojalá que todavía esto pueda producirse de manera pacífica y gradual.
El cambio en Cuba es cada vez más una cuestión de supervivencia para los cubanos. Si los cambios no se producen de la mejor manera, se producirán de la peor manera. No es esto lo que deseamos, pero nadie tiene el control.