¿Actualizar el modelo cubano?

Por Dagoberto Valdés
Foto: Jesuhadín Pérez.

‘Al 6to Congreso del P.C.C. firmes y seguros del futuro, junto a Fidel y a Raúl’, pone el cartel en un muro citadino.
Para el control total y minucioso de toda actividad económica, financiera, comercial o de servicios que ha existido en Cuba desde 1969, estos lineamientos son como una gota de agua en el desierto. Sin embargo, para los que saben qué es la economía centralizada de este socialismo, los Lineamientos para el VI Congreso del PCC son más de lo mismo pero con retoques de necesidad.
El hecho mismo de que existan lineamientos que bajan para ser debatidos con instructores previamente seminariados en el nivel central es la señal de que el método tiene la misma esencia del contenido: de arriba a abajo, del centro a la periferia, del poder a los sin poder. Lo que busca el método es debate de apoyo, sondeo del estado de opinión y apariencia de consulta dentro de los marcos establecidos. Pocos creen ya en todo esto, pero lo escenifican.
Es por esto que la desconfianza campea de derecha a la misma izquierda militante. Y las interpretaciones emulan con el Arca de Noé. Y los resultados son tan previsibles como estos 52 años juntos.
Quien se decida, franqueando el escepticismo, y con la buena voluntad de querer encontrar “algo” nuevo, una “apertura”, una “reforma”, encontrará la respuesta certera en los primeros 5 lineamientos:
1. El sistema de planificación socialista continuará siendo la vía principal para la dirección de la economía nacional, y a su vez deberá transformarse en sus aspectos metodológicos y organizativos, para dar cabida a las nuevas formas de gestión y de dirección de la economía nacional.
2. El modelo de gestión debe reconocer y estimular, además de la empresa estatal socialista, que es la forma principal en la economía nacional, las empresas de capital mixto, las cooperativas, los usufructuarios de tierras, los arrendadores de establecimientos, los trabajadores por cuenta propia y otras formas que pudieran contribuir a elevar la eficiencia del trabajo social.
3. En las nuevas formas de gestión no estatales no se permitirá la concentración de la propiedad en personas jurídicas o naturales.
4. Los cambios estructurales, funcionales, organizativos y económicos del sistema empresarial, las unidades presupuestadas y la administración estatal en general, se realizarán programadamente, con orden y disciplina, sobre la base de la política aprobada, lo que impone un proceso de capacitación en todas las estructuras que facilite su realización.
5. La planificación abarcará no solo el sistema empresarial estatal y las empresas cubanas de capital mixto, sino que regulará también las formas no estatales que se apliquen, lo que implica una transformación del sistema de planificación hacia nuevos métodos de elaboración del plan y del control del Estado sobre la economía.
Para quien persevere y supere el exorcismo destinado a calmar a los más conservadores, podrá encontrar cesiones del control exhaustivo y puntilloso. Decir que se podrá vender y comprar casas en pleno siglo XXI es como decir que se da permiso para tener y usar teléfonos celulares o dar permiso para entrar a los hoteles de su propio país. Decir que se podrá contratar a otras personas para pequeños negocios sin incidencia alguna en la producción de bienes sino pequeños servicios vecinales, es como volver a la era pre-industrial. Porque eso parece la nueva lista de “trabajos por cuenta propia”: es una relación de oficios medievales. Desde la cartomántica hasta el forrador de botones en la era de la cremallera. Decir que esto contribuirá al desarrollo del País es emular con Breton.
El comunismo, como régimen totalitario es irreformable. De modo que haya dos alternativas que esperar de este nuevo amago de arte cosmético con aspiraciones de actualización: o se hacen de verdad algunas reformas y por ellas se desparrama el control centralizado que bloquea nuestra economía, y toda nuestra vida, o no pasa nada., salvo el entretenimiento para ganar tiempo.
“Actualizar” es una palabra escurridiza. Juan XXIII, el Papa que convocó al Concilio para renovar la anquilosada barca de San Pedro, habló de “aggiornamento”, el poner al día una institución milenaria y el aire renovador del cambio entró por la ventana de la Iglesia que luego se intentó entornar sin mucho ruido y muchas nueces. Pero un sistema político no es una iglesia, pero puede ser una nueva religión: con sus dogmas y mandamientos inamovibles.
Actualizar en el mundo globalizado de hoy es dejar definitivamente los nostálgicos esquemas de la centralización autoritaria en todos los ámbitos de la vida humana: en la convivencia familiar, en el sistema pedagógico, en el modelo económico, en el régimen político, en la vida cultural, en la visión antropológica.
Actualizar no es vestir una cultura de imposición y exclusión con unos ejercicios circunstanciales de consulta y participación: Es abandonar en su esencia y en sus métodos, la cultura del elevador: bajar y debatir lo bajado-debatir y elevar lo sugerido, por una cultura de la inclusión y la gestión horizontal y democrática.
Actualizar es cambiar las relaciones de convivencia familiar paternalistas por unas relaciones de participación familiar respetuosa de las iniciativas y los ritmos personales. La vida familiar es la concreción doméstica del estilo de vida nacional.
Actualizar el sistema pedagógico es dejar atrás los métodos impositivos y manipuladores de la conciencia y el ejercicio del criterio, bajo la guía de un esquema ideologizado e ideologizante que reproduce súbditos, no ciudadanos. Y convierte a la escuela civilista en un seminario “talibán” de la religión secular de las utopías totalizantes. Pasar definitivamente y no solo en el adorno de las clases e indoctrinamientos a una pedagogía liberadora, participativa, que nos enseñe “primero en pensar”, como nos enseñó hace casi dos siglos el P. Félix Varela, como le siguió el insigne pedagogo brasileño Paulo Freire. De la escuela pedagógica que se escoja dependerá la democracia real que tengamos.
Actualizar el modelo económico en el siglo XXI no es salvaguardar el control central del Estado violando las leyes sanas del mercado. Ni bloquear la iniciativa ciudadana, ni entretener el carácter emprendedor de los cubanos y cubanas con oficios del Medioevo. No se puede avanzar hacia el futuro amarrando el carro a la ineficiente armadura oxidada de un modelo económico que nunca funcionó, ni siquiera funciona para nosotros mismos- como se dijo y no se dijo. Actualizar en economía es liberar las fuerzas productivas cuando estas ya no soportan más la coyunda de las relaciones de producción- si desea un lenguaje viejo.
En Cuba sería levantar el bloqueo interno que embarga cotidianamente el espíritu creador de los cubanos y su ansia irrefrenable de levantar cabeza. La persecución internacional para impedir el comercio con algún país es tan lamentable como perseguir, ahogar con inspectores leoninos y con mecanismos burocráticos a los que intentan progresar honestamente dentro de la Isla. El resultado de este bloqueo es el mercado negro, la economía subterránea, las mafias económicas, el tráfico de influencias, y esos colapsos localizados por ahora de empresas tan insignias como alguna de Moa. Este es el fruto de no legalizar lo que el espíritu del ser humano necesita para su desarrollo personal, para el progreso social y para darle contenido productivo a ese cascarón sin alma que es la economía burocrática del Estado paternalista.
Actualizar el modelo económico es aceptar que la economía tiene sus leyes propias que no pueden ser estranguladas por la política. Las reformas auténticas de la economía solo pueden ser actuales si: respetan el derecho a la propiedad privada, sea personal, familiar, cooperativa o mixta. Sin derecho a la propiedad privada no habrá reformas en la economía, ni aumento de la productividad, ni sueños de desarrollo. Una mirada al siglo XX es suficiente para ver la ineficacia de un experimento que avanzó a sangre y fuego- no es metáfora- hacia ningún lado.
Los Lineamientos pudieran, aún así, ser líneas para encarrilar el tren de los cambios sustanciales hacia las reformas que no asumen ni tímidamente, pero tal como ellos mismos dicen solo son raíles para que el viejo tren no pierda su rumbo hacia el mismo sitio hacia dónde retrocede hace cinco décadas sin moverse un milímetro.
No creo que esos cambios estructurales, de los que solo se habló hace tres años y nada más, deban ser ni radicales y abruptos. Creo que lo mejor para las mayorías y para todos sería la gradualidad. Pero ser gradual no es taponar la sonda que lleva el oxígeno hacia la economía.
No creo que las leyes económicas del mercado deban ser introducidas campeando con un libertinaje inhumano que deja en la cuneta de la sociedad a millones de desposeídos. Las regulaciones son tan necesarias en economía como en política, como en la convivencia social. La salida de la última crisis económica mundial lo demuestra.
Espero, no obstante, que la actual coyuntura y la ocasión de estos debates, nos permitan a todos los cubanos escucharnos unos a otros. Primer paso para actualizar nuestra convivencia. Luego de escuchar, poder “despenalizar la discrepancia” como dice un amigo periodista, y aportar con libertad y confianza lo que cada cual crea mejor para la nación. Si eso toma ese curso y no se condena, ni se descalifica, ni se tilda de gusano, ni de mercenario, al que piensa diferente, entonces habrá comenzado la verdadera “actualización”.
Mientras un cubano repudie a otro cubano por órdenes superiores o por pensar diferente o por manifestarse en contra de sus opiniones, Cuba no irá a ninguna actualización, sino a la desintegración de la convivencia social que es el camino seguro hacia la pérdida de la identidad nacional y de la consecuente soberanía ciudadana, y eso nadie lo desea ni quiere, digo, por lo menos eso es lo que se considera como columna vertebral de la existencia de la cubanidad. Si esto es médula, entonces actualizar el modelo cubano es que ningún cubano o cubana sea excluido de la mesa de negociación que debe ser tan amplia, plural y acogedora como el Arca de Noé: aunque fueran dos de cada especie.
Actualizar sin cambiar la causa de la disfuncionalidad del sistema es intentar sostenerlo a pura fe. Y en economía y en política no se vive de esta fe secular. Es la ética como visión y orientación, es la técnica como instrumento, es la eficiencia como resultado y una mayor justicia social, convivencia pacífica y desarrollo humano integral, como resultados visibles y perfectibles.
Actualizar es cambiar estructuralmente el sistema de la convivencia nacional, esto supone:
1. Un cambio antropológico hacia una ética de la libertad y la responsabilidad,
2. Un cambio económico hacia la liberación de la iniciativa privada, asociada o mixta y el respeto a las leyes del mercado y a las oportunas y moderadas regulaciones estrictamente necesarias tanto por parte del Estado como por parte de la sociedad civil como actor económico.
3. Un cambio político hacia el Estado de Derecho, la democracia, la participación ciudadana y el pluripartidismo.
4. Un cambio social hacia el protagonismo de una sociedad civil independiente, creativa y solidaria que es el nuevo nombre de la democracia y debería ser su método y programa.
5. Un cambio educacional hacia una pedagogía plural, liberadora y participativa.
6. Un cambio cultural hacia la síntesis vital y dialógica entre la fidelidad a las raíces de nuestra identidad y la renovación del estilo de nuestra convivencia como estilo de vida en la diversidad.
7. Un cambio en las relaciones con el ambiente y la naturaleza hacia una ecología más humana y holística.
8. Un cambio en las relaciones de Cuba con el mundo hacia la apertura sin fronteras ideológicas o mercantiles, hacia la integración con la Diáspora, hacia la integración en la comunidad internacional.
Otros cambios y visiones deben completar esta opinión. Para ello todos debemos tener la oportunidad de participar en el ejercicio crítico y en la propuesta de soluciones.
Cuba: es decir todos los cubanos y cubanas, donde quiera que vivan, deben ejercer su derecho a actualizar la nación donde quepamos todos.
Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955)
Ingeniero agrónomo. Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004 y “Tolerancia Plus”2007.
Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.

Reside en P. del Río.

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