Palabras de Guillermo Fariñas, vía telefónica desde Santa Clara, Cuba, agradeciendo el Premio Sajarov.
Respetado Sr Jerzy Buzek, Presidente del Parlamento Europeo. Respetados Vice-Presidentes y honorables Eurodiputados de este foro democrático y plurinacional. Por desgracia para la tolerancia que tanta falta nos hace en este convulso planeta, no puedo estar junto a ustedes en representación del rebelde pueblo cubano y de esa parte de la ciudadanía nacional, que ya perdió el terror al gobierno totalitario que nos reprime, desde hace el vergonzoso período de 52 años y cuyo ejemplo más actual es el mártir Orlando Zapata Tamayo.
Para desventura de aquellos que nos desgobiernan en nuestra propia Patria, considero que el hecho de no poder salir y regresar voluntariamente a esta Isla que me vio nacer, es ya por sí mismo, el testimonio más fehaciente de que por infortunio nada ha cambiado en el sistema autocrático de mi país.
Dentro de las mentalidades de los gobernantes cubanos actuales, nosotros, sus ciudadanos, somos lo que fueron mis ancestros secuestrados en África y traídos a la fuerza a América, en pasados siglos. Para que yo u otro ciudadano de a pie pueda viajar al extranjero, necesito de una Carta de Libertad, como antes la necesitaron los esclavos, sólo que hoy se le denomina Carta Blanca.
Mi mayor esperanza es que no se dejen engañar por los cantos de sirena de un cruel régimen de “comunismo salvaje”, cuya única aspiración tras aparentar supuestos cambios económicos, es que la Unión y el Parlamento europeos levanten la posición Común y beneficiarse de los créditos e inversiones, con que se auxilian a los países del Tercer Mundo en los Acuerdos de Cotonou.
Junto a ustedes, de seguro habrá sentados ex presos políticos o de conciencia recientemente excarcelados por el “comunismo salvaje”. Sería un error pensar que fueron puestos en libertad. Ellos y sus familiares soportan un “destierro psicológico”, pues sus seres más queridos resultaron extorsionados por el gobierno neoestalisnista cubano.
Los opositores pacíficos al interior del país padecemos con estoicismo y racionalidad todas las dificultades materiales o espirituales, asimismo, los peligros de perder la libertad y hasta la vida, como parte que somos de la población nacional más desfavorecida. Aquí dentro, todos sufrimos, pero no nos quejamos, por eso aspiramos a contar con vuestro apoyo.
Respetados Eurodiputados, les solicito no ceder ante las pretensiones de la élite gubernamental cubana, si no se cumplen los siguientes cinco puntos:
Primero: proseguir la liberación sin destierro de todos los presos políticos y de conciencia, además de comprometerse públicamente a jamás encarcelar a opositores políticos no violentos.
Segundo: suprimir de inmediato las golpizas violentas y amenazas a los opositores pacíficos dentro del país, realizadas por los adeptos militares y paramilitares al régimen.
Tercero: anunciar que serán estudiadas y eliminadas todas las leyes cubanas que entren en contradicción con la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Cuarto: otorgar en la práctica diaria las facilidades, para que se creen partidos políticos opositores, medios de prensa no subordinados al sistema de “Socialismo de Estado”, sindicatos independientes y cualquier otro tipo de entidades sociales pacíficas.
Quinto: aceptar públicamente que todos los cubanos residentes en la diáspora tienen el derecho a participar en la vida cultural, económica, política y social de Cuba.
En este crucial momento histórico por el que atraviesa mi Patria, ustedes, junto a todos los hombres y mujeres de buena voluntad en el mundo, deben estar atentos a las continuas explosiones sociales y protestas surgidas dentro del país. Debido a la frustración ante la prepotencia de un gobierno, que pudiera dar la orden de ultimar a mis compatriotas, ojalá, Dios no permita que suceda una innecesaria guerra civil entre cubanos, por la ofuscación de no aceptar que el “Socialismo de Estado” como modelo político ha sido y es un fracaso en todas las zonas geográficas, donde se quiso implantar. Cuestión reconocida ante la prensa extranjera por el propio líder histórico de la mal llamada Revolución cubana.
Los ancianos gobernantes cubanos no desean entender en su cotidiano desprecio a sus gobernados, que ellos deben ser servidores públicos, y todos los servidores públicos auténticos les dan las posibilidades a sus compatriotas de sustituirlos o ratificarlos. Ningún gobernante debe pretender ser servido por sus gobernados, como sí es el caso de Cuba.
Mis hermanas y hermanos de lucha e ideas prodemocráticas, tanto los que están todavía dentro de las cárceles, aquellos que aparentemente se encuentran en libertad en las calles y quienes partieron al duro exilio, proseguiremos nuestra desigual contienda no violenta versus los represores castristas y si Dios nos ayuda la ganaremos sin derramamientos de sangre.
Si algo hago en compañía de mis colegas disidentes, es desterrar de mi alma cualquier rencor contra mis adversarios políticos. Una cuestión, que nos hace seres humanos superiores para la reconstrucción de la Patria, es que en el transcurso de esta lucha he aprendido a guiarme por las palabras del primer disidente conocido, Jesucristo: “amad a vuestros enemigos”. Gracias al Parlamento Europeo, por no abandonar al pueblo cubano en este bregar de más de medio siglo hacia la democracia. El Premio Andrei Sajarov a la Libertad de Conciencia 2010, otorgado a mi persona, sólo lo acepto porque me siento cual una pequeña porción de esa rebeldía, que posee este pueblo al que con orgullo y honor pertenezco.
Muchas gracias, respetables eurodiputados por este gesto de no olvidar las calamidades que sufrimos y así acercar la luz de la libertad a mi Patria.
Quiera Dios, que pronto en Cuba se logre la reconciliación entre sus hijos y esta sea bendecida con la democracia.
Santa Clara, 17 diciembre de 2010