La Crisis Económica en Cuba: 2009-2010

Por Carmelo Mesa-Lago
'Productos cárnicos y otros...'

‘Productos cárnicos y otros…’
La economía de Cuba se caracteriza por crisis recurrentes (1970, 1990s, 2008-2010) y todas generando reformas bien diversas. Hace más de tres años, el 26 de julio de 2007, el Presidente Raúl Castro anunció “reformas estructurales” que aún no han sido implementadas, aunque se han hecho algunos cambios económicos modestos. La presente crisis es resultado del ineficiente sistema económico de los últimos 52 años, agravado por los huracanes en 2008, la crisis global en 2008-2010 y el deterioro en los términos de intercambio en los dos últimos años. Dijo la CEPAL en 2009: “El país vuelve a enfrentar una situación tan adversa como la del ‘período especial’ de los años 90”. En mi visita a La Habana en junio de 2010 pregunté a científicos sociales y gente de a pie como comparaban la crisis actual con la de los terribles años 1993-1994; la respuesta fue parecida: todavía no estamos en esa situación, pero nos vamos aproximando. Esta crisis es diferente a las anteriores por las remesas del exterior y la inversión extranjera, ambas remanentes de las reformas de los 90s, así como por la substancial ayuda venezolana desde 2004 aunque declinante; por otra parte el anunciado despido del 20% de la fuerza laboral constituye una desviación de la política social revolucionaria en medio siglo.
Este artículo analiza cuatro series de indicadores económicos y sociales: 1) macroeconómicos internos que dan una panorámica global; 2) producción física de 20 productos clave de exportación y consumo interno; 3) indicadores externos, como comercio exterior, deuda y turismo; y 4) sociales incluyendo desempleo, salarios y pensiones reales, salud, educación y vivienda. En todos los cuadros se muestran las cifras en 2000-2009 y se comparan con las de 1989 antes de la severa crisis que siguió a la desaparición del campo socialista. Las cifras cubanas proceden de los Anuarios de la Oficina Estadística de Cuba (ONE, 2006 a 2010) y sus informes de la primera mitad de 2010; también cuando es posible se hacen comparaciones con cifras regionales de la CEPAL. Después de las conclusiones se hace un breve análisis de las reformas necesarias para enfrentar los problemas estructurales de la economía y superar la crisis.
1. Panorama Macroeconómico
Los indicadores macroeconómicos se deterioraron, aunque aparentemente algunos mejoraron (Cuadro 1). Después de una fuerte recuperación en 2005-2007, la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) se desaceleró en forma constante de 12,5% en 2006 a 1,4% en 2009 (los servicios impidieron una caída mayor). Aunque esta cifra fue mucho mejor que el promedio latinoamericano (-1,9%), el PIB cubano no es comparable, pues se sobreestima al agregarle el valor de los servicios sociales gratuitos proporcionados a la población (Pérez-López y Mesa-Lago, 2009). A mediados de 2010, la CEPAL (2010) pronosticó una recuperación promedio de 5,2% en América Latina, pero sólo de 1,9% en Cuba que también es la meta oficial. Si se lograse esta, dice Triana (2010), será motivo de fiesta nacional; Pérez Villanueva (2010) predice una tasa similar o inferior a la de 2009; la EIU (2010) estima 1,8% y, según Vidal (2010a), “existen altas probabilidades de que la economía cubana se sumerja en un inevitable período de estancamiento o recesión.” La severa sequía en Cuba y la muy débil recuperación mundial (con posibilidad de otra recesión) son factores adversos que conspiran contra la meta de crecimiento de 1,9% en 2010.
Cuadro 1. Indicadores Macroeconómicos de Cuba, 1989 y 2005-2009 (porcentajes)
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Fuentes: CEE, 1991; ONE 2006 a 2010a; promedios regionales de CEPAL, 2009, 2010; comparación de 2009 con 1989 del autor.
a En pesos nacionales, excluye pesos convertibles.
A mayor formación bruta de capital fijo, mayor capacidad potencial de crecimiento del PIB en el mediano y largo plazos; en Cuba cayó 64%, de 25,6% a 9,3% entre 1989 y 2009. Esto se compara con un promedio regional de 20,3% en 2009, y los economistas cubanos estiman que se necesita 25% para lograr un crecimiento económico sostenido.
La tasa de inflación basada en el índice de precios al consumidor (IPC) disminuyó de 5,7% en 2006 a -0,1% en 2008-2009 (comparada con 4,5% en la región), pero con cuatro advertencias: a) excluye el valor de las ventas en las tiendas de divisas—TRD y en el mercado negro (Espinosa, 2010); b) nunca se ha publicado la canasta de alimentos y servicios utilizada para hacer el cálculo del IPC por lo que no puede comprobarse; c) la deflación (expresada por el signo negativo en 2009-2010) es peligrosa como ocurrió por un decenio en Japón y hoy constituye una preocupación mundial; y d) la liquidez monetaria (excedente de moneda en circulación como porcentaje del PIB) contradice a la inflación porque creció a 42% en 2008-2009 (el doble que en 1989). EIU (2010) estima la tasa de inflación como 1,5% en 2009 y predice que se duplicará en 2010.
El déficit fiscal ascendió de 3,2% a 6,7% entre en 2007 y 2008, pero disminuyó a 4,9% en 2009 (aún así casi el doble del promedio regional de 2,6%), debido a la política oficial de recorte de gastos. Vidal (2010b) advierte que dicha cifra excluye el déficit en pesos convertibles (CUC) cuya emisión se ha incrementado en exceso desde 2003, sin un límite, ni el correspondiente 100% de respaldo en reservas internacionales, como existían antes, generando un fuerte endeudamiento de las empresas, socavando su convertibilidad, y provocando una crisis bancaria y del sistema de pagos de las empresas.
2. Declive en la Producción Física
Ratificando los indicadores macroeconómicos, el Cuadro 2 demuestra una tendencia declinante en la producción de la mayoría de 20 bienes seleccionados en la minería, la manufactura y la agricultura, que son una muestra de líneas clave en las exportaciones, así como en el consumo interno.
La minería ha tenido un éxito notable con ayuda de la inversión extranjera: la producción en 2009 comparada con 1989 era: casi 4 veces mayor en petróleo, 33 veces en gas natural, y 47% en níquel. No obstante, los dos últimos productos declinaron desde su cenit en 2001 y 2003 respectivamente, y el salto del gas en parte se explica por la exigua producción en 1989. En 2009 la minería disminuyó 3,3% (ONE, 2010a); los tres principales productos mineros decrecieron, 9% en petróleo, y la caída en la producción del níquel fue crucial por su mayor participación en las exportaciones. Una potencial bonanza sería el descubrimiento de extensos yacimientos petrolíferos pero hasta ahora no se ha encontrado uno capaz de producir un crudo comercialmente rentable.
Cuadro 2. Producción de 20 Bienes en Cuba, 1989 y 2005-2009
(Miles de toneladas métricas, salvo cuando se especifica)
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Fuentes: CCE, 1991; ONE, 2006 a 2010a; comparación con 1989 del autor.
a Millones de metros cúbicos. b Miles de millones de Kw/h. c Millones de metros
cuadrados. d Millones de unidades. e Millones de pares. f Miles de cabezas.
Debido al proceso de descapitalización industrial, la participación de la manufactura en el PIB se redujo a la mitad: de 28% a 15% entre 1989 y 2009, mientras que el índice de producción industrial cayó 55 puntos porcentuales en dicho período (CCE, 1991; ONE, 2010a). En 2009, la producción manufacturera disminuyó 0,3% y la azucarera 1,4%; 8 de las 9 manufacturas del Cuadro 1 declinaron y una se estancó. El 2009, la producción estaba por debajo del nivel de 1989 en siete líneas: 99% en fertilizantes, 87% textiles, 83% azúcar, 75% zapatos, 65% jabón, 56% cemento y 15% acero; en dos estaba por encima: 20-21% en electricidad y tabaco torcido. En la primera mitad de 2010, la producción manufacturera disminuyó otro 0,3%, la electricidad 2,3% y la construcción 4,5%; la zafra azucarera de 2009-2010 es la menor desde comienzos del siglo XX (ONE, 2010a, 2010b, 2010c, 2010d).
La participación de la agricultura en el PIB decreció más que la industria: de 10% a 3,7% entre 1989 y 2009 (ONE, 2010a). La producción agrícola en 2009 estaba por debajo de la de 1989 en varios productos importantes: 66% en pescados y mariscos, 59% cítricos, 47% leche, 45% tabaco en rama, 21% cabezas de ganado vacuno y 9% huevos; por el contrario, los tubérculos y las hortalizas estaban 129% por encima y el arroz después de muchos años rebasó el nivel de 1989. La producción agrícola aumentó 3,3% en 2009 y el Cuadro 2 indica que los 8 productos subieron, pero en el primer trimestre de 2010 hubo una reversión con un declive de 13%; las caídas mayores en relación al primer trimestre de 2009 fueron: 34% papa, 30% frijoles, 28% malanga y 25% hortalizas. Esto se atribuyó a la sequía, mala planificación, desorganización e insuficiente importación de fertilizantes y semillas. En la primera mitad de 2010, la producción de alimentos disminuyó 7,5%, incluyendo arroz, frijoles, papas, malanga, vegetales, huevos, cítricos, tabaco en rama y carne de cerdo; sólo aumentaron yuca, leche, frutas no cítricas y plátano vianda; se había pronosticado un incremento de la producción de arroz y se redujo la importación de Vietnam provocando una severa escasez (ONE, 2010f; Frank, 2010; Guerrillero, 2010). Por causa de la caída en la producción agrícola y la subida en los precios mundiales, el valor de las importaciones de alimentos creció tres veces en 2002-2008, para cubrir 60% de las calorías y proteínas en el consumo diario de la población (Nova, 2010). La crisis forzó un recorte de las importaciones de alimentos en un tercio en 2009 y, combinado con la caída en la producción interna en la primera mitad de 2010, desató un aumento en los precios de los mercados agropecuarios en la Ciudad de La Habana (junio de 2010 versus enero de 2009, en pesos nacionales por libra): arroz de 3-4 a 10-18; frijol negro de 8 a 12 y colorado de 11 a 13; malanga de 4 a 6; tomate de 5 a 10, y zanahoria de 3-5 a 12 (Lista de Precios 2009, 2010).
En contraste con los declives en los sectores productivos (bienes), los servicios han crecido sin interrupción en Cuba desde 48% del PIB en 1989 a 74% en 2009 y fueron la fuente principal del pequeño crecimiento en 2009. Sin embargo, la participación de las ramas de servicios fue muy diversa: sólo 12% en los servicios básicos (electricidad, gas y agua, transporte, finanzas, innovación tecnológica) que crecieron 3% en 2009; 23% en comercio y hotelería que se estancaron; y 36% en servicios sociales, administración pública, cultura, deporte y defensa que crecieron 4,4% (ONE, 2010a). La expansión de los servicios, especialmente los sociales, no ha sido aparejada con un incremento en la producción de bienes, sino todo lo contrario, sólo la venta de servicios médicos al exterior ha podido sostener la referida expansión.
3. Indicadores Externos y Relación con Venezuela
La economía de Cuba es “abierta” porque depende en gran medida del comercio exterior, las remesas, la inversión directa y el crédito extranjeros (aproximadamente 42% del PIB en 2009). El Cuadro 3 presenta los indicadores externos de Cuba.
El valor de las exportaciones en 2009 estaba 44% por debajo del nivel de 1989 pero el de las importaciones 10% por encima, por lo que la balanza comercial de bienes arrojó un déficit de casi 6.000 millones de pesos, más del doble que en 1989 aunque 43% menor al de 2008 que fue un récord histórico de 10.400 millones (cuatro veces superior al de 1989). Esto se debió a que las exportaciones cayeron 23% en 2009 pero las importaciones se contrajeron 38%; lo último tuvo un impacto adverso en la disponibilidad de insumos para la producción agrícola (fertilizantes, semillas, herbicidas) y manufacturera, lo que contribuyó a su caída, mientras que el declive en un tercio de las importaciones de alimentos agravó la previa escasez interna. Se contrajo el intercambio con los siete principales socios comerciales cubanos: Venezuela (-36%), China (-22%), Canadá (-48%), España (-36%), EEUU (-30%), Brasil (-10%) e Italia (-36%) (ONE, 2010a). Debido al desplome en 38% del volumen comercial, el transporte marítimo internacional descendió 60% entre 2008 y 2009. La últimas estadísticas sobre la balanza de pagos publicadas son de 2007 (ONE, 2010a). La balanza de servicios (venta de servicios profesionales en el exterior y turismo) generó un superávit de 7.800 millones, 4% menor que en 2008. El balance de bienes y servicios fue positivo en 1.900 millones, una mejoría respecto a 2008, pero con alta dependencia en la exportación de servicios médicos (especialmente a Venezuela), cuyo efecto de arrastre al resto de la economía es bajo (Pérez Villanueva, 2010).
Cuadro 3. Indicadores Externos de Cuba, 1989 y 2005-2009
(En miles de millones de pesos, salvo cuando se especifica)
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Fuentes: CEE, 1991; ONE, 2006 a 2010a; deuda externa 2008-2009 de EIU, 2010.
a 2005=100. b Miles de millones dólares. c ONE (2010e) da 55,6% en 2009 y 51% en 2010. d Sobre 2005.
Los términos de intercambio se deterioraron en 2008 y en 2009 (en el último año estaban a la mitad que en 2007) debido en gran medida a la baja de 69% en el precio internacional del níquel. Por la caída en la producción y el precio, la participación de la minería (esencialmente níquel) en el valor total de las exportaciones declinó de 56% a 29% entre 2007 y 2009 (ONE, 2010a). Además, Cuba enfrenta una potencial amenaza por una alternativa menos costosa descubierta en China: una aleación de ferroníquel (nickel pig iron) para producir acero inoxidable que ya abarca 10% del mercado mundial y está creciendo rápidamente en China, un importante comprador del níquel cubano (Ritter, 2010). La pobre zafra y caída en 8% en la exportación azucarera en 2009 impidieron a Cuba beneficiarse del 29% de aumento en el precio mundial del azúcar y de la potencial producción de fuentes alternativas de energía.
La deuda externa total en divisas (combinando la activa y la inmovilizada) no ha sido publicada para 2008-2009 (ONE, 2010a). La EIU (2010) estima la deuda total en US$19.700 millones en 2009 (tres veces el monto de 1989 y similar al valor de las exportaciones de bienes y servicios en 2009) y predice un aumento a US$20.200 millones en 2010. El número de empresas mixtas con participación de capital extranjero disminuyó 40% en 2002-2009. El excesivo endeudamiento de las empresas, ya explicado, ha provocado una severa falta de liquidez la cual ha forzado una suspensión de pagos a acreedores y empresas mixtas cuyo monto a fines de 2009 era entre US$600 y US$1.000 millones (CEPAL, 2009), aunque se había reducido algo. Además, el acceso al crédito externo está muy limitado por esas razones y la crisis financiera global.
El número de turistas en 2009 fue de 2,1 millones, 10% menor al de 2008 pero casi 8 veces el número de 1989, mientras que el ingreso bruto turístico fue de US$2 millones, 11% menor al de 2008 pero 12 veces el monto de 1989; no obstante, las cifras de 2009 eran muy inferiores a las de 2005. El número de habitaciones en hoteles para turistas se duplicó entre 1989 y 2009, pero la ocupación era de 59% en 2009, cinco puntos porcentuales menor que en 2005. En la primera mitad de 2010, comparado con el mismo período en 2009, el turismo extranjero aumentó 1% pero la tasa de ocupación disminuyó 8%; además ocurrió una caída en el número de turistas procedentes de los seis principales países emisores: -2% Canadá, -5% Reino Unido, -8% Italia, -16% España, -3% Alemania y -9% Francia; hubo aumentos en Argentina, México y Rusia (ONE, 2010e). El turismo cubano no puede competir con el de Cancún o República Dominicana, por el pobre mantenimiento de los hoteles, calidad y servicio, agravados por la revaluación del CUC combinada con la devaluación del euro que encarece los precios (Espinosa, 2010; Pérez Villanueva, 2010).
Venezuela, el primer socio comercial de Cuba, tomó 27% del volumen total del comercio exterior en 2008, absorbió 38% del déficit total de bienes, pagó aproximadamente 6.000 millones de dólares por los servicios de profesionales cubanos (compensando el déficit en la balanza de bienes), suministró 97.000 barriles diarios de crudo a un precio preferencial inferior al mercado mundial e invirtió 1.355 millones de dólares en 76 proyectos. El comercio y ayuda total de Venezuela sobrepasó a los de la URSS en 1989, aunque habría que ajustar el dólar a la inflación en los últimos 20 años; sólo la compra de servicios profesionales equivalió a tres veces el ingreso bruto del turismo (Cuadro 3). Pero en 2009 el comercio con Venezuela descendió 36% (especialmente las importaciones), la compra de servicios profesionales cubanos cayó 40% y la participación en el déficit total disminuyó a 35% (ONE, 2010a). Vidal (2010b) considera que para salir de la crisis se requeriría de un prestamista de última instancia y que los efectos de la crisis mundial en Venezuela y el Banco ALBA impiden a ambos salir al rescate de la Isla. Pérez Villanueva (2010) alerta que la dependencia en la compra de servicios profesionales por Venezuela somete a la economía de Cuba a contingencias impredecibles que podrían hacerla vulnerable, como ocurrió después del desplome de la URSS.
Efectivamente, con la fuerte caída del precio internacional del petróleo debido a la crisis global, Venezuela confronta problemas serios para mantener su gasto interno y la ayuda externa. En 2005-2009 el gasto público acumulado de Venezuela en Cuba tomó 7% del ingreso fiscal del primero (CIECA, 2009). Según la CEPAL (2009), en 2009 el PIB venezolano sufrió la tercera caída mayor en la región (-3,3%), la peor inflación (29%), la mayor transferencia neta de recursos al exterior (-US$19.689 millones) y la más aguda caída en la inversión externa directa (-US$2.932 millones). Para 2010 la CEPAL (2010) predice que Venezuela tendrá la segunda peor disminución del PIB (-3%) en la región, comparada con un crecimiento promedio de 5,2%. Si en 2010 Venezuela reduce aún más su comercio de bienes, compra de servicios profesionales y ayuda económica a Cuba, esta sufriría un fuerte golpe que agravaría la crisis.
4. La Situación Social
Un problema fundamental es que los servicios sociales (educación, salud, seguridad social, asistencia social, vivienda, etc.) tomaron 37% del PIB y 55% del total de gastos corrientes del presupuesto nacional en 2009, la mayoría exhibe una tendencia creciente y son financieramente insostenibles en el largo plazo, lo cual ha sido agravado por la crisis (Mesa-Lago, 2010b). Los principales indicadores sociales se presentan en el Cuadro 4 que demuestra que 5 de los 7 se deterioraron respecto a 1989, y 2 mejoraron de manera substancial.
Cuadro 4. Indicadores Sociales de Cuba, 1989 y 2005-2009
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Fuentes: Desempleo, mortalidad infantil y materna, educación de ONE, 2006 a 2010a; salario real, de Vidal, 2007, actualizado por Mesa-Lago basado en ONE, 2008a, 2009, 2010a; pensión real, de Mesa-Lago, 2010a; viviendas, de Mesa-Lago, 2010b.
a Miles de alumnos en ciencias naturales y matemáticas.
b Nueva serie no comparable con lo anterior porque substrae parte de las causas de muerte.
El desempleo abierto cayó 78%, de 7,9% en 1989 a 1,6% en 2008, y aunque ascendió ligeramente a 1,7% en 2009, en medio de la crisis, era un quinto del promedio regional de 8,3% (CEPAL, 2009) y la tasa más baja mundial, pero oculta el subempleo o desempleo encubierto. La CEPAL calculó una tasa de “subutilización” (trabajadores no realmente necesarios o con bajísima productividad) de 18,7% de la fuerza laboral en 1997 y 18,5% en 1998, pero luego discontinuó la serie; el autor estimó la tasa real de desempleo como 21% en 2000 (Mesa-Lago, 2005). Además, la tasa oficial cuenta como empleados a trabajadores despedidos en re-entrenamiento, estudiantes que reciben un pago, cultivadores a tiempo parcial de alimentos en los traspatios de sus casas y jardines urbanos, etc.; muchos desempleados no solicitan trabajo para no ser enviados a la agricultura; y a comienzos de 2008 había 300.000 personas “desvinculadas al trabajo” equivalente a 6% de la fuerza laboral (ONE, 2008b). En el Congreso de la UJC en abril de 2010, el Presidente Raúl Castro reconoció que había un millón de trabajadores sobrantes debido a “plantillas infladas,” lo cual equivale a 19,7% de la población económicamente activa de 5.072.400 en 2009 (ONE, 2010a). Terrero (2010) explica este fenómeno como “desempleo oculto o invisible [que] frena la productividad del trabajo, malgasta fondos salariales pagando a cientos de miles de trabajadores que no aportan beneficio… real a la sociedad y les corta la inspiración a las personas laboriosas.” Después de preguntarse “¿dónde se meterá el millón de trabajadores sobrantes?,” advirtió que la agricultura, la construcción, el trabajo por cuenta propia y el arrendamiento de locales a barberos y otros servicios serían un alivio, pero insuficientes, y que eran necesarios nuevos modos de propiedad no estatal. El plan es eliminar unos 200.000 puestos de trabajo anuales en los próximos 5 años, los despedidos recibirán un pago por seis semanas, y se les harán tres ofertas para ser ubicados y, si no aceptan, deberán solicitar tierras en usufructo o buscarse trabajo por su cuenta (Agencias de prensa, Madrid, 21 julio 2010).
Ajustados a la inflación el salario medio “real” disminuyó su poder adquisitivo en 74% entre 1989 y 2009, mientras que la pensión promedio decreció 52%, a pesar de incrementos nominales en ambos en años recientes. Raúl Castro se ha referido en varios discursos a la insuficiencia del salario para cubrir las necesidades básicas, pero este como otros problemas está subordinado al incremento de la producción y la productividad, lo cual a su vez requiere de reformas estructurales.
La mortalidad infantil por 1.000 niños nacidos vivos descendió de forma constante desde 1989, incluso durante los años peores de la crisis de los 90, y era de solo 4,8 en 2009, una reducción de 74% respecto a la tasa anterior a dicha crisis. La tasa de Cuba es la más baja del continente después de la de Canadá y no parece haber sido afectada por la crisis actual (ocurrió un ligero aumento en 2009). No obstante, este logro requiere una inversión creciente (según disminuye la tasa se hace más difícil su reducción), que envuelve un control sistemático de la mujer embarazada, pruebas de imagen y otras para detectar cualquier problema en el feto que pueda resultar en muerte del recién nacido y, en ese caso, recomendación a la madre del aborto. Por el contrario, la tasa de mortalidad materna aumentó 60% entre 1989 y 2009 y está subestimada desde 2007 cuando se substrajo una parte de las causas de muerte. La explicación de esta aparente contradicción es que Cuba tiene la tasa de aborto mayor de la región, hay deficiencias de atención posparto, y muchas muertes ocurren durante el parto o en las siguientes 48 horas, causadas por hemorragia uterina o infección (Garrett, 2010).
La matrícula en la educación superior aumentó 128% entre los cursos de 1989/90 y 2009/10, pero mientras hubo un salto de 2.850% en las humanidades y ciencias sociales y 1.118 en pedagogía, hubo sólo un incremento de 24% en agronomía y una disminución de 30% en ciencias naturales y matemáticas, carreras esenciales para el desarrollo científico y económico del país. El Cuadro 4 muestra que el año peor fue 2006/07 cuando la matrícula estaba 40% por debajo del nivel de 1989, pero la mejoría es pequeña y el avance puede ser perjudicado por la crisis.
La vivienda constituye el problema social más serio del país y el número de unidades construidas por 1.000 habitantes se redujo a la mitad entre 1989 y 2009. Aunque se construyeron 111.400 viviendas en 2006, antes de la crisis, el número decreció anualmente hasta 35.000 en 2009, insuficiente para siquiera reconstruir las 600,000 destruidas o dañadas por los cuatro huracanes, por lo que el déficit habitacional debe estar cercano a un millón.
5. Conclusiones
La crisis actual agravó en 2009 problemas estructurales del sistema económico cubano: a) respecto a los indicadores macroeconómicos: desaceleró la tasa de crecimiento a un octavo del nivel de 2006, disminuyó la formación bruta de capital fijo a un tercio de 1989 y duplicó la liquidez monetaria en relación al PIB de 1989 (la reducción de la inflación y del déficit fiscal son positivos pero deberían estimarse en forma más transparente); b) en cuanto a la producción física: revirtió el proceso de recuperación en la minería, la manufactura y la agricultura, la producción en 13 de 20 productos clave estaba muy por debajo del nivel de 1989 (el mejor desempeño fue en la minería pero con caídas durante la crisis); c) en el sector externo: decreció el valor de las exportaciones e importaciones y aumentó el déficit comercial de bienes (aunque menor al record histórico de 2008), ocurrió un deterioro en los términos de intercambio, aumentó considerablemente la deuda externa, declinó el número de turistas, su ingreso bruto y la tasa de ocupación hotelera; d) los servicios sociales son financieramente insostenibles en el largo plazo, un quinto de la fuerza de trabajo está subempleada y será gradualmente despedida, el salario y la pensión real promedio están 74% y 52% por debajo del nivel de 1989, a pesar de aumentos nominales en ambos, la matrícula en carreras esenciales al desarrollo es un tercio menor que en 1989 aunque ha mejorado algo, la mortalidad materna ha aumentado y las viviendas construidas han disminuido y no logran siquiera reponer las destruidas o dañadas por los huracanes, pero la mortalidad infantil continúa su tendencia decreciente.
Las medidas introducidas por el presidente Raúl Castro son positivas, pero lejos de las reformas estructurales que anunció hace más de tres años, y están siendo implementadas con mucha lentitud. La mitad de las tierras entregadas en usufructo están ociosas y ocurrió una caída en la producción agrícola en la primera mitad de 2010; el arrendamiento de barberías/peluquerías ha dado resultados positivos pero habría que extenderlo a otros servicios; se anuncia para 2011 la venta de materiales de construcción e implementos agrícolas, así como licencias para trabajo por cuenta propia (que floreció en la segunda mitad de los 90s y después se restringió).

Los más conocidos economistas académicos cubanos piensan que las reformas deben profundizarse y acelerarse. Para Vidal (2010a) “hasta ahora, las acciones tomadas no cubren las promesas de cambio expresadas por Raúl y no representan una substancial modificación del modelo económico cubano que en esencia se mantiene más cerca del esquema soviético que del socialismo de mercado de estilo chino o vietnamita.” Pérez Villanueva (2010) considera necesaria una “estrategia económica cubana a mediano y largo plazo que aún no es visible… los cambios en la economía apenas están comenzando; los pasos ejecutados… sólo representan una pequeña proporción de los requeridos para alcanzar los objetivos planteados y aumentar el crecimiento económico … (hay que) hacer reformas estructurales…, con especial énfasis en la descentralización, el diseño de formas de propiedad no estatal no sólo en la agricultura, sino en la manufactura y los servicios, que le permitan al Estado concentrarse en su función de control, en vez de desgastarse en la complicada tarea de gestionarlo todo.”

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Carmelo Mesa-Lago
Economista cubano.
Catedrático distinguido con la condición de Emérito de Economía y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Pittsburg.
Catedrático de Relaciones Internacionales y América Latina en la Universidad Internacional de la Florida.
Profesor de Economía Latinoamericana en el Instituto Universitario Ortega y Gasset.
Profesor visitante en Alemania, Argentina, Cuba, Chile, España, México, Reino Unido y Uruguay.
Es autor de más de 60 libros.
Asesor regional de la CEPAL. Vive en Miami.
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