Por Amable Fernando Ramos
Llega un momento en nuestras vidas que necesitamos descansar, y no es morir necesariamente, se refiere al hombre, específicamente a nuestros jubilados, al descanso que merecen.
Después de haber logrado un matrimonio, tener uno o varios hijos, alimentarlos, educarlos y tratar de orientarlos en las mejores concepciones sobre la vida y encaminarlos a ser hombres y mujeres de bien, darles el mejor ejemplo de hermandad, solidaridad y fraternidad para con los demás y enseñarles que solo el trabajo y la honradez los llevarán a ser personas dignas, entonces y solo entonces, el hombre se siente con derecho al descanso.
Muy lejos de todo eso, nuestros ancianos, en la inmensa mayoría de los casos, deambulan por las calles pensando en la desgracia de haber llegado a viejos. Estos se ven y se sienten obligados a seguir trabajando porque la jubilación o pensión que se les paga no les permite vivir decorosamente y se sienten muy mal por considerarse a sí mismos una carga para la familia.
Nuestros ancianos jubilados tienen que recurrir a la búsqueda de una compensación salarial extra y caen necesaria y obligatoriamente en las llamadas ilegalidades.
Las fotos muestran dos de los miles de casos de la miseria y sufrimiento en que se encuentra la ancianidad de nuestro país. Esto es enjuiciable y condenable.
El trabajo por cuenta propia: cómo ir escapando.
Por otra parte, muchos de estos ancianos sobreviven del trabajo por cuenta propia que surge en nuestro país a raíz del llamado “Período Especial”. El gobierno cubano se vio en la obligada e imperiosa necesidad, y en contra de su voluntad política, de crear e instituir esta variante laboral en sus programas administrativos.
Nuestros trabajadores por cuenta propia cuentan con muy pocos recursos para desarrollar cualquier actividad, ya que el gobierno y sus instituciones son los únicos autorizados a proveerles de las materias primas necesarias, que nunca o casi nunca tienen. Estos trabajadores tienen que ir a otras vías para obtener los materiales y entonces caen en las llamadas “ilegalidades” pues todo lo que comercialicen, que no sea obtenido o comprado al gobierno es considerado de “dudoso origen” y por lo tanto es objeto de fuertes sanciones y multas por parte de los inspectores con que cuentan para tales fines.
No existe duda alguna de que estamos en tiempo de cambio, y la palabra “reforma”, lejos de estar prohibida, debería estar muy priorizada y a la orden del día y dejar que todo ese inmenso caudal espontáneo-creativo e ingenioso de nuestro pueblo brote contagioso e indetenible para dar inicio a una nueva estructura económica, política y social que es tan necesaria desde hace mucho tiempo.
Amable Fernando Ramos
Director Biblioteca Independiente “Solano Ramos”
Sede: Virtudes # 121 (entre San Juan y Galiano)
Pinar del Río. Ciudad.