A propósito de su segundo aniversario.
Por Rosalba Núñez Alemán.
El hoy de Cuba es un hoy de ayer y de siempre. Estancado. Las ramas de nación no se mecen. Vivir en esa Cuba de siempre es un eterno no. Un no al progreso, al futuro y a los cambios en que se sumergen los pueblos.
La gran masa de los cubanos vive así, infectada por una parálisis contagiosa. Solo unos pocos comprenden que están parados en la misma orilla, pero solo hacen eso, comprender. Otros se acercan más a la corriente, encuentran su presente, luchan por el futuro. Estos cubanos se hunden en el peligro de tomarse a Cuba de un solo sorbo y de decir basta. No desde portales a oscuras donde nadie los escucha sino frente al poder y a plena voz. Exponiéndose a la oscuridad.
De estos cubanos de a pie, es esta obra que arriba a su segundo año de existencia. En sus páginas repletas de las más íntimas vivencias, aflora la denuncia constante del cansancio y el temor indiluible de todos los cubanos.
Podemos encontrar infinitos asuntos que interesan hoy a todos. Escritos de forma pacífica, reflejos de un hombre que avanza y se desenreda de las malezas de una nación herida por el igualitarismo; que se hace voz en este “no decir” que es nuestra rutina, recorriendo brechas de ineficiencias, hurgando acontecimientos que nos afligen y nos aplastan.
Se propone recuperar la conciencia de nuestro yo. Nuestro yo atacado mortalmente paso a paso por la enajenación de un medio social y político en decadencia.
Estos hombres llevan sobre sí la responsabilidad de muchos y cargan sus miedos, y los de tantos otros.
Merece nuestra lectura, las palabras de estos que, llamándose cubanos, han sabido probar que lo son a pesar de su tiempo. Ya que han hecho lo que no han hecho muchos, démosle espacio, echémosle una ojeada… Quizá descubramos que hay mucho de ellos en nosotros mismos.
Rosalba Núñez Alemán. (1983)
Reside en Pinar del Río.