Internet cumplió 40 años. Nadie podía imaginar en aquel lejano diciembre de 1969, cuando se tejieron las primeras puntadas de esta gigantesca red internacional, que cuatro décadas después sería el instrumento de comunicación más poderoso y fácil de utilizar.
Las conexiones entre las computadoras de las Universidades de Los Ángeles, Stanford, Utah y California en Santa Bárbara y un Centro de Investigación para la Defensa traspasaron casi inmediatamente el umbral de la investigación y de la defensa. El mundo estudiantil, los jóvenes universitarios, las empresas, las instituciones estatales y el intrincado tejido plural de la sociedad civil se apoderaron con velocidad vertiginosa de esta herramienta de trabajo, eficaz, sencilla, cercana, personalizada y global.
El mundo ha cambiado sustancialmente con la Internet. Dos esencias de la persona humana han adquirido dimensiones universales: la libertad y la solidaridad.
Internet ha dotado a la libertad humana de un canal de expresión sin fronteras y sin más limitación que el mismo ejercicio ético de la libertad. Internet es la puerta más incluyente para la adultez de la libertad responsable.
Es verdad que no todas las personas e instituciones saben usar éticamente su libertad. Por eso en Internet aparecen las mismas miserias y desviaciones humanas que existen en la vida real. No todos usan de esa libertad para el bien, la belleza y la verdad, pero esta es la historia de todos los progresos de la humanidad. Solo la educación para usar la propia libertad y para acceder a la responsabilidad ética y cívica es el camino para que cada cual aprenda a elegir entre las debilidades y las fortalezas de la mayor red de libertad que haya alcanzado el género humano.
Solo los que se oponen a la libertad de los ciudadanos restringen o bloquean el acceso a la Internet. Eso demuestra la tremenda eficacia y poder de esta red. Cuba es uno de los pocos países del mundo que ejerce desde el poder esta restricción de la libertad por miedo a la información, a la comunicación, a la convivencia solidaria.
POR MIEDO A LA LIBERTAD
Pero, ¿qué se puede esperar de un sistema donde a estas alturas de la civilización sean el gobierno y sus órganos de seguridad los que decidan quiénes pueden ser propietarios de teléfonos, automóviles y casas… que decidan quiénes pueden viajar dentro o fuera de su país, quiénes pueden publicar o no sus obras literarias, artísticas o de simple opinión? Pero nadie escucha esto. O casi nadie lo ve. Y muy pocos lo toman en serio como prueba de la naturaleza del sistema que bloquea a Cuba. Los intereses comerciales se ponen sin escrúpulos por encima de la libertad y la dignidad de cada cubano y cubana.
Mientras, hipócritamente, unos pocos gobiernos e instituciones quieren censurar la Internet por las miserias morales de la cintura para abajo o por la execrable incitación a las violencias cruentas. Es verdad que hay que buscar la forma de hacer esto sin violar la libertad esencial. Pero, ¿por qué no se habla y actúa con igual intensidad en las violaciones de los derechos de la cintura para arriba? ¿O es que la dignidad de la persona humana se define solo en el sur? ¿Cuándo llegará el día en que los hemisferios norte y sur de la persona humana sean igualmente cuidados, curados, defendidos y dignificados?
POR MIEDO A LA SOLIDARIDAD
Otra de las esencias estructurales de la persona humana que adquiere con Internet dimensiones holísticas es la solidaridad. La red mundial no llega a todos. Hay que tener recursos, computadoras, conexión. Pero, al mismo tiempo, jamás un problema o una necesidad personal han tenido un amplificador más universal que la Internet. Miles de niños, enfermos, ancianos, discapacitados claman por ayuda desde esa red virtual de solidaridad real. Miles de segregados, oprimidos, explotados, encarcelados y condenados a muerte, injustamente, acuden a la solidaridad de la Red.
Solo los que se oponen a la solidaridad interpersonal y comunitaria restringen o bloquean la Internet. Los que ejercen el mesianismo paternalista no quieren que la solidaridad se democratice. Solo creen en la solidaridad por decreto. Ellos solo pueden ayudar para recibir, en cambio, una “gratitud” de fidelidad política. Es de mal gusto “morder la mano del que te ayuda”-dice un refrán popular. Es la esencia de los populismos, cuando esa ayuda se convierte en una maquinaria de control político y de clientelismo ideológico. La solidaridad ciudadana y soberana ya sea con ayuda de internet o de las múltiples y variopintas organizaciones o grupos de la sociedad civil son el mayor peligro para los totalitarismos paternalistas.
¿Qué se puede esperar de una forma de administración en que se pasa más trabajo para ser solidario que para hacer daño al prójimo con un anónimo que, inmediatamente, adquiere categoría de documento con poder oficial? ¿Qué esperar de un sistema que ayuda para las gradas del mundo y desviste su sistema de salud, de educación, de deportes, de cultura y de otros sectores esenciales? ¿O será esto una “prioridad absoluta de aquello que genera exportaciones y entrada de divisas al país”? ¿Será acaso que la esencia de la justicia social se dejó vencer por el mercado salvaje con ropaje de socialismo real? La solidaridad es la más socialista de todas las actitudes humanas, pero no puede ser auténtica si solo es para afuera, desde arriba, y por decreto. Internet es el peor enemigo de esta “solidaridad”, que ejerce como “doméstica” de los intereses políticos o económicos.
POR MIEDO A LA VERDAD
Quienes vivimos en un país bloqueado por sus propias leyes, embargado por su ideología, “protegido” por sus estructuras de poder, sabemos mejor que nadie que la información es poder. Y no el poder de las armas, ni de la tortura, ni de la represión a palos en medio de una céntrica avenida, ni del secuestro de una joven mujer que solo lleva la dignidad y la libertad como pertrecho. No es este el poder de la información. Su poder es la verdad.
La verdad no necesita ni armas, ni ejército, ni delatores, ni anónimos. La verdad lleva en sí misma otro tipo de fuerza: la fuerza pacífica y convincente de los hechos, de las convicciones, de la libertad con que levanta cabeza y de la solidaridad con que se difunde. Internet es el portador más universal de esa verdad, el que ha convertido a cada ciudadano en mensajero de su verdad, en la dinamo que permite levantar cabeza a todos los que tienen acceso a la Red. Internet es el poder global de la información en manos de los ciudadanos. Jamás la democracia había tenido servidora más libre, responsable, elocuente y diligente.
¿Qué se puede esperar de unas estructuras políticas o económicas o sociales que le teman a la información abierta, a la transparencia de la verdad?
CAMBIAR LA ESENCIA Y NO SOLO LA CIRCUNSTANCIA
Lo único por lo que se puede esperar y trabajar para que lleguen pronto, en un país como el nuestro, son los cambios estructurales y profundos. No se trata de poner parches nuevos en el viejo tejido estructural. Se trata de cambios en la esencia y la conciencia de la sociedad y de las estructuras que ella se da a sí misma en soberano ejercicio de la libertad y la responsabilidad.
¿Qué esperar y construir en Cuba a estas alturas del siglo XXI y de los 40 años de Internet?
– Un país donde no haya miedo a la libertad de los ciudadanos porque existan las estructuras políticas, económicas y sociales que legalicen, promuevan y defiendan la iniciativa de todos los cubanos y cubanas sin exclusiones.
– Un país donde no haya miedo a la solidaridad por cuenta propia de los ciudadanos porque existan las estructuras políticas y económicas que legalicen, promuevan y defiendan a las diversas, plurales e incluyentes organizaciones cívicas, religiosas, fraternales, culturales, de una multiforme sociedad civil donde el empoderamiento de los ciudadanos y las ciudadanas desbloquee el desarrollo puntual, capilar y comunitario de la solidaridad.
– Un país donde no haya miedo a la verdad que cada hombre y mujer lleva dentro de sí, ni a buscar la otra parte de la verdad junto con los demás, porque existan las estructuras políticas y económicas que legalicen los espacios de búsqueda, debate y difusión de la verdad. Porque existan las dos ruedas de la verdad dinámica y polifacética: la libertad de expresión y el libre acceso a la información.
– Un país donde no haya miedo a la Internet, donde no se bloqueen los portales virtuales como nuestros tristes portales enrejados. Donde no se golpee a una persona por ser bloguero, ni se amenace a otras por tener una revista virtual o impresa. Un país donde acceder a la red de redes no sea sinónimo de peligro, de mercenarismo, de daño a la soberanía y a la independencia nacional o un serio peligro para la identidad nacional.
Resulta, por lo menos patético, escuchar esto en un mundo donde la identidad se fortalece en el debate cara a cara frente a las culturas hegemónicas y donde se ha demostrado universalmente que son los pueblos, las minorías, los excluidos, los que más se beneficiarían si este instrumento de la Internet estuviera al alcance de todos.
¿Cómo es posible que en un sistema donde se dice que se está de parte de los más vulnerables se bloquee tan abiertamente el acceso de los ciudadanos de a pie a la red de redes de la libertad, la solidaridad y la comunicación?
CONVIVENCIA CUMPLE DOS AÑOS
Nuestra revista digital Convivencia cumple dos años en este bregar. Hemos tratado de participar en esta experiencia de solidaridad y soberanía ciudadanas. Respetamos, admiramos y apoyamos a la creciente comunidad de blogueros y blogueras cubanas, continuadores y potenciadores contemporáneos de los heroicos periodistas independientes que han estado aquí desde siempre. Convivencia desearía ser como ellos, periodistas independientes y blogueros. Su servicio y amor a Cuba nos inspira. Valoramos altamente su aporte informativo y dinámico.
Con nuestra publicación bimestral quisiéramos complementar ese insustituible servicio de información y comunicación urgentes y diarias, con un tempo más sosegado de servicio a la reflexión y al pensamiento que también necesitamos todos los cubanos y cubanas de la Isla y de la Diáspora. Es por ello que no vemos ni sentimos ninguna contradicción entre lo que hacen periodistas independientes, de noticias radiales, de agencias establecidas, de publicaciones aquí o allá, con el servicio que hacen los blogueros, también periodistas independientes, con otros instrumentos de trabajo, pero con igual sentido de pertenencia a Cuba y de solidaridad con sus hermanos que utilizan los medios más convencionales.
Nosotros hemos tenido, gracias a Dios, ambas experiencias durante los últimos 16 años, en un tiempo con una publicación impresa y ahora con una digital. Por eso, quizá, podemos comprender, junto con otros, que no hay ni contradicción, ni descalificación. Ni mejor ni peor formato para hacer buen periodismo. Cuba gana con la complementación y la convivencia cooperante entre todos los diversos medios de libertad de expresión, de difusión de la verdad y de ejercicio de la solidaridad.
Al cumplir su segundo año de vida, Convivencia invita a todos a compartir el único y plural servicio a Cuba que debe hacerse poniendo por encima de todo la convivencia fraterna entre todos los cubanos.
Pinar del Río, 8 de diciembre de 2009