Por Luis Cáceres
La vida está llena de hechos, agradables, trágicos y también tragicómicos, en estos últimos el espectador ríe y el actor sufre. Aunque les confieso que no estamos aquí para hacerlo sufrir sino reír.
Sucede que a veces no quisiéramos ver ni oír ciertas cosas, pero sería negar nuestras facultades de aprender y enfrentarlo todo, cada uno a su manera, por algo somos libres. No debemos hacer como los avestruces.
En cualquier parte donde haya un grupo, en las paradas, en la bodega, en un parque, se oirá hablar de temas útiles para ampliar los conocimientos a los más experimentados teatristas, donde usted puede ser espectador o convertirse en actor, como es el caso de Miguel, que vive en Coco Solo, Marianao.
Este publicó en un periódico con fecha 11 de Julio de 2009 que quisiera vivir en Marte ya que un numeroso grupo de jóvenes juega pelota a pocos metros de su casa lo cual le provoca molestias. Se ha quejado a todas las instancias competentes y nada. Esto me ha inspirado a escribir este trabajo.
Muchos en mi barrio tenemos casos parecidos al de Miguel: orquestas ensayando con un enorme equipo de amplificación repitiendo el mismo sonido durante horas, o juegos de dominó en la calle, ocupando un tercio de la misma, hasta las dos o tres de la madrugada, a pocos metros de la cabecera de la cama, interrumpiendo el sueño a personas que trabajan o estudian, o ambas cosas. Muchos no nos quejamos como lo hizo Miguel, para no perder el tiempo porque a nadie le gusta perderlo ya que no se recupera.
Hablando de tiempo, no hemos pensado el tiempo que hemos perdido haciendo colas y si se trata de trámites burocráticos, ni hablar, ¿qué nombre le pondríamos a situaciones como estas? Es posible que ninguno, porque esto NO TIENE NOMBRE. No se trata de que usted haya querido perder el tiempo, es que se lo han hecho perder a usted.
En una ocasión me agarró un dolor de muelas. Al no encontrar a nadie en el salón indicado para el caso, fui a un hospital para que me recetaran un medicamento que me aliviara el dolor, medicamento que no encontré por ninguna parte. Titulé la obra “Noche de Estrellas”.
Cuando vi a un señor en un centro comercial, de cabeza en un tanque, despachando mermelada, raspando el fondo y además sudando, se me ocurrió un título: “Lo Toma o lo deja”. Yo lo dejé, por lo tanto perdí el tiempo haciendo la cola.
En la cola del periódico (que casi nunca alcanzo) los primeros compran dos o tres veces antes de poder llegar yo. En una ocasión alguien detrás de mí gritó: ¡Esta es la economía planificada!
Imagínese que un artículo eléctrico caro y casi nuevo, a veces por falta de una pieza, tenga usted que dejar de usarlo, esta vez no por tiempo, sino por dinero que ha perdido. Pero ría, haga lo contrario de lo que desearía, ríase hasta de usted mismo, porque si no lo hace esperando algo que lo haga reír, pocas veces lo hará. Dicen que reír crea proteínas, entonces ría, si no puede, hágalo con la boca cerrada, no importa que ría último, mientras lo haga mejor.
En cierta ocasión viajaba con mi señora en tren, iba este tan lleno que apenas se podía caminar por el pasillo. Con mucha dificultad pude divisar unos asientos vacíos y hacia allá nos dirigimos y nos sentamos. La multitud nos miraba y se reía: nos habíamos sentado frente a los baños, la puerta abanicaba hacia adentro y hacia afuera, debido al movimiento característico del tren, despidiendo unos olores tan fuertes que nos hicieron salir de allí a toda velocidad. Todos reímos, aquí fuimos los actores principales.
Ya que hablamos de transporte, ¿alguna vez ha viajado en una guagua tan llena que ha levantado un pie para mejorar su posición y después no ha encontrado donde ponerlo? Esto es un auténtico ballet, nadie se ríe porque para abajo nadie ve, y trate de que no se le caiga algo, que no se podrá agachar a recogerlo.
Para terminar, aquí van varias preguntas para el que quiera perder el tiempo en contestarlas: ¿por qué en los ciclones se habla de tomar medidas cuando no vemos una tabla, un clavo, ni un alambre que comprar? ¿A qué medidas se refieren?
¿Si en todos los basureros hay matas de calabaza, dígame ¿por qué razón están tan caras en la placita?
Amigo lector, póngale más de lo suyo a este trabajo que seguramente pudo ampliarse infinitamente, cosa que hubiera deseado, pero con su aporte.