“Transformaciones” en la Educación

Por Margarita Gálvez Martínez
Hace pocos días leí en el periódico Guerrillero (edición del viernes 5 de junio de 2009), órgano del Partido Comunista de Cuba en la provincia de Pinar del Río, que, entre las transformaciones que se aplicarán en el sector educacional a partir de Septiembre, en pos de una mayor calidad, está el énfasis en la formación ideológica y patriótica.
Es indiscutible que hay que elevar la calidad de la educación en Cuba y que, para ello, deben implantarse muchas transformaciones, pero ¿es la formación ideológica y patriótica la que necesita ese énfasis? Creo que, por el contrario, en la educación sobran los programas de ese corte en los planes de estudio.
Sé que un argumento que algunos esgrimirán para fundamentar tal propuesta es que es necesario neutralizar al enemigo constante del pueblo refiriéndose a los Estados Unidos. Y yo me pregunto: ¿es realmente educativo centrar la educación en la formación para y en función de un supuesto enemigo?, ¿son los Estados Unidos nuestros enemigos? Y de cualquier manera: ¿es nueva para el pueblo cubano la situación de tener enemigo?
Quiero remontarme al siglo XIX donde la mayoría de los cubanos ni asistía a la escuela, y otros, iban a colegios privados, en su mayoría religiosos, que no tenían programas ideológicos y, sin embargo surgieron figuras como Carlos M. de Céspedes, Ignacio Agramonte, Antonio Maceo, Bartolomé Masó, y muchos más, que lucharon a brazo partido y entregaron sus vidas por una Cuba libre del yugo español.
Luego durante la república, sin existir programas de formación política e ideológica como son concebidos en la actualidad, surgieron jóvenes como Mella, Martínez Villena, Antonio Guiteras, que emprendieron el camino de la lucha contra los males de esa sociedad y contra los malos gobernantes. Esos jóvenes recibían una historia donde se decía que los americanos nos habían ayudado a liberarnos de España, que Narciso López era un gran patriota que, cuando dijo: “Mi muerte no cambiará los destinos de Cuba”, se refería a que aunque él muriera, otros lucharían y Cuba sería libre y soberana. (Ahora se dice que era anexionista y que esa frase…)
Después de esta generación, surgió la generación que en los años cincuenta comprendía que el golpe de estado del 10 de marzo de 1952 constituía una humillación para el pueblo cubano, que se violaban los principios constitucionales y, sin dudarlo, se lanzaron a luchar en las montañas y las ciudades para eliminar la dictadura que nos agobiaba.
¡Ah! Eso sí. Se servían de maestros verdaderos, que les transmitían conocimientos reales y profundos que colocaban en sus manos herramientas que les permitían después elaborar sus ideas, desarrollar sus pensamientos y escoger un camino que no les daba nadie hecho, sino que lo construían de acuerdo con sus razonamientos.
Me he percatado de que en Educación se han dado cuenta todos de que hay que cambiar, que hay que establecer nuevos métodos, que hay deficiencias que es necesario erradicar, que las lagunas son inmensas, muy en especialmente en ortografía.
Entiendo que lo primero que se debe hacer es fundar escuelas que formen verdaderos maestros, como las antiguas Escuelas Normales. No olvidemos que esos fueron los maestros de Mella, Martínez Villena, Guiteras, Camilo y de otros que no es necesario que nombre, pero que lucharon por la independencia plena. Esos fueron los maestros de los que optaron por luchar por Cuba y no por abandonarla. No puede decirse lo mismo de jóvenes formados por los nuevos planes políticos y patrióticos, que solo piensan en salir del país, ya sea a través de visas otorgadas por las embajadas o arriesgando sus vidas en lanchas o balsas que no tienen ninguna garantía ni seguridad. No olvidemos a los que abandonan la familia, la patria y se lanzan a cumplir misiones en otras naciones, donde, en ocasiones hasta peligran sus vidas. Todo con tal de escapar.
Así que creo que es la hora de despertar y colocar los pies en la tierra. Analizar con espíritu abierto, ver dónde están verdaderamente las dificultades y hacer planes y programas que tiendan a erradicar las mismas. Mientras no nos ubiquemos en la realidad, seguiremos dando palos al aire y formando profesionales que no saben serlo.
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