Por Ezequiel Morales
‘Ambivalencia’. Acrílico/cartulina. 10×17 cm
La Naturaleza es bella cuando tiene apariencia de arte, es lo que el gran filósofo Emmanuel Kant emitía en su gran enlace de estudio investigativo; todos los seres humanos ansiamos ser auténticos, los artistas con más razón deben esforzarse y encontrar su senda.
Esta es la perseverancia del joven autodidacta Adrián Herrera Reyes, que no renuncia a construir su destino porque este se proyecta continuamente. Su obra representa un universo legítimo y personal, un onírico y sombrío poblado por el ser interior del artista desconocido, que llega a la existencia pleno de emociones y conflictos; nos muestra así Adrián un Alter ego deformado, anguloso protagonista de sucesos increíbles, sumergido en un océano de tormentas e incertidumbres, dando jaque mate a sus personajes desamparados, muchas veces con la preocupación del yo interior, se ocultan o no dialogan; ofrece el creador un personaje que transita de su espacio al nuestro y viceversa, articulando el texto visual y contextualizándolo para cuestionarse el discurso autoritario, el problema de la comunicación entre los hombres evidente en obras como la pintura, ¿sociedad?, valiéndose de elementos plásticos textuales, colores con armonías de ocres o el dibujo a lienzo, Adrián multiplica egos, tantos como se puedan encontrar en nosotros y busca alcanzar los problemas de la dimensión humana.
No estamos ante un artista monotemático, ha trabajado con diferentes medios de plástica como, la pintura: óleos en lienzo, acuarelas en cartulina, acrílico en cartulina, entre otros. Así no es de extrañar que haya incursionado de forma ocasional en la perspectiva del hombre y sus interrogantes, especialmente sicológicos, y la ilustración, donde ha adquirido las herramientas para su futuro desarrollo.
A pesar de su formación autodidacta, se observa un constante propósito de conseguir el imperio existente sobre la obra, en la que se manifiesta con la tendencia expresionista ya que en él no existe la resignación de lo que le ha sido vedado.
La obra de Adrián es aún muy joven, pero se vislumbra en ella la inquietud, personalidad y necesidad de expresión, justo para convertirse en una propuesta más interesante; siempre en cambio, capaz de rebasar los marcos locales y crecerse ante las dificultades técnicas y materiales.
Le auguramos éxito, pues su camino está iniciado.
Ezequiel Morales Montesino
Pinar del Río, 1976
Poeta y escritor