(Décima Bienal de La Habana)
INTEGRACIÓN Y RESISTENCIA EN LA ERA GLOBAL.
Por Juan Carlos Rodríguez Valdés.
A mi padre, al pueblito de San José, y a la Vega de Chepe.
La Cosecha es un conjunto de piezas instalativas en las que vuelvo a los orígenes de mi familia: la de cultivar para subsistir. Larga tradición que me llega por genealogía desde Islas Canarias, parte de mi infancia, y recurso vital en el comienzo y apogeo del “período especial”. En ella están las desgarraduras propias del hombre que trabaja el campo, que se levanta por la mañana con el ánimo de preparar la tierra para obtener el fruto. Fruto que a veces no llega y solo queda la espera de la próxima cosecha. De ahí los materiales empleados: tierra, yute, paja de arroz, polvo de carbón, maíz, y utensilios de trabajo como vasijas de barro, pilón, cuchillas de cortar arroz y cestas, entre otros objetos, que señalan su carácter antropológico.
Este rencuentro lo hago después del tránsito por la serie Proyecto de Ser, época de mandalas, donde coseché el sentido de que la vida surge de los grandes espacios vacíos: de la inmensidad de la tierra arada y los infinitos campos de arroz maduro. Aquellos que me llenaron en mi niñez, cuando viví diez años sin electricidad, en el pueblo de San José, en Las Ovas. Paisajes en los que me refugio en momentos de soledad. Paisajes que ahora son ausencia, mientras en la vega de Chepe se espera, para romper la tierra, la próxima llegada de la Luna.
Obras que la componen:
Sembrador.
Susurro.
Revelación.
Eclipse.
Consumación.
Lejanía
Tao.
Tiempo.
Cosecha.
Ofrenda.
Obertura.
Retiro.
Dolor y Luna.
Sendero.
Paso Viejo.
Tonsura.
Ablución.
Humus.
Shaman.
Oración.
Yugo
Comentarios
(A manera de bitácora).
Paso Viejo es un río, cruza por San José y se une con Ajiconal en la Mesura. Entre ellos mi casa. Delante la tierra arada, detrás la Vega de Chepe, pronto vendrá el estío.
Koan: Maestro qué es el infinito
Cuando el ave está en el cielo, el cielo es infinito.
Cuando el pez está en el océano, el océano es infinito.
El arte debe reflejar esencias, el ser de las cosas. Un hombre es de donde vive, y cuando lo universal se expresa con la esencia de un lugar el arte trasciende. La obra que no la posea está condenada a perecer. La esencia refleja la hondura del ser del hombre. Heidegger le llamaba espíritu de la tierra: los objetos como portadores simbólicos del ser (Zapatos campesinos, Van Gohg).
Por qué esa maldita manera de volver a los orígenes (infancia, paraíso perdido). Origen: genealogía. Maestro qué es el infinito
La poesía es un dragón que se muerde la cola, el sol da a planuto sobre los campos de arroz.
Mondrian.
(En el oriente se hace un viaje siguiendo la ruta del budismo: del mandala al koan).
Ajiconal bordea la vega de Chepe. El arroz ha madurado hasta conformar el horizonte. De vez en cuando el viento rompe la monotonía. Las huellas indican el camino de regreso hacia la otra casa, ahora, en el Batey de Sánchez. El viento vuelve, murmullo de la cañabrava.
La lejanía se extiende.
Mi padre, sentado en un taburete frente a la casa confunde el cielo y la tierra. Tile, su hermano mayor, sentado frente a la casa confunde la noche y la luna. Chepe en la Lima, a pesar de su joroba de hace un siglo no se detiene y coloca la rueda, de hace otro siglo, en el carretón. Pedro y Billo, muertos los dos de un rayo en el corazón, están sepultados por la tierra. La misma tierra de antaño. Es el ciclo: la noche gira en la luna y la rueda en el carretón. La lejanía se extiende. Eclipse.
Mi obra durante mucho tiempo ha manifestado de forma esencial lo local, llevando a comprender lo universal, por lo que considero que ella en su conjunto encaja con el tema de la Bienal. En este caso envío cinco obras que forman parte de la serie La cosecha (1):
Comentarios
Estando en estos días en La Habana para el montaje de la pieza Consumación, en el Salón de Premiados en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, comprendí una gran verdad: cuán alejado me siento en estos momentos de La Habana. Y que el lugar que me corresponde está en un pequeño pueblo de Pinar llamado Batey de Sánchez. Allí están mis orígenes de familia y tradición, fuente de la Serie La Cosecha.
La esencia y el ser de mi vida, el mismo de mi obra, está en esos campos de arroz maduros, en las tierras aradas esperando a ser fecundadas por las semillas, que es la misma inmensidad que sentí desde niño al contemplarlas, experiencia que en la India se puede llamar Shunyata, en Japón Wabi, y en mí, nostalgia y refugio.
Pienso que el arte debe reflejar esencias, el ser de las cosas, un hombre es de donde vive, y cuando lo universal es expresado con la esencia de un lugar, el arte trasciende. Una obra que no la tenga está condenada a perecer. La esencia refleja la hondura del ser del hombre. En esta era global donde las personas quieren tener en la mano un celular, y que bien viene, se olvidan que existe una mente colectiva llena de arquetipos, a los que respondemos continuamente, y uno de esos arquetipos es el llamado espíritu terrenal. Espíritu terrenal que viene en los momentos de honduras existenciales, buscando conectar al hombre a su naturaleza; mi obra se inscribe dentro de este espíritu, y es un intento de armonizarme y de armonizar a los demás con la naturaleza.
Es un hecho natural la unidad en la diversidad, por lo que integración, no necesariamente conlleve la pérdida de identidad, aunque sí, un constante cambio de ella, por lo que prefiero, en lugar, de usar la palabra resistencia, la de fluir, que muestra el constante paso de adaptación de todos los procesos en la naturaleza y la sociedad. De ahí que el proyecto La Cosecha, que tiene su raíz en las vivencias de un pequeño rincón del mundo, se nutra de un lenguaje contemporáneo en el arte, lo que no implica que su hacedor se sienta un artista, sino tan sólo un campesino.
Referencias
(1) La serie tuvo su gestación en el 2004, y en el 2007 a través de la Residencia PERRO (Espacio Aglutinador) realicé las tres primeras piezas: Dolor y Luna, Cosecha, y Consumación. La primera junto a Ofrenda, El sembrador, Susurro, y Ablución, conforman el proyecto de exposición que les envío, aunque la serie está conformada por un mayor número de obras.
(2) Proyecto de Ser, donde la idea fundamental que me inspiró fue que el hombre no es, sino que intenta ser, proyecta ser. Fue realizada con materiales locales, como tierra, polvo de arroz, polvo de carbón, polvo de tejas. En esta serie, donde están inscritos los mandalas, trataba, después lo comprendí, de encontrar mi centro, a manera de equilibrar la vida cotidiana. Luego el centro se fue desplazando y la obra se fue dirigiendo más hacia el campo, mis orígenes, dando como resultado la serie La cosecha.