Entrevista a Gorki Águila
Por Yoani Sánchez
Un sábado, a mediados de octubre, hiciste uno de tus conciertos más corto. Después de una canción y media se apareció la policía en la casa donde tocaban. ¿Te ocurre eso muy a menudo? ¿Desde cuándo y por qué razones Porno para Ricardo no puede cantar en ningún sitio público?
Si te refieres a la última vez que tocamos, en realidad no se trataba de un concierto sino de una fiesta que decidimos hacer después de la exposición autocensurada de Espacio Aglutinador. Fuimos entonces a divertirnos un poco con los amigos. Parece que se nos fue el horario de la mente y eran la una de la madrugada y entonces vino la policía y nos suspendió lo que estábamos haciendo. Va y a lo mejor esta vez tenían razón. Pero nos frustraron una vez más el divertirnos, como siempre nos pasa.
Han sido tantas las veces que nos han prohibido el presentarnos en público que ya ni me acuerdo cuando fue la última vez. A veces me resulta muy difícil saber cuándo fue que Porno para Ricardo tocó realmente por última vez. Sin embargo sí me acuerdo de cuándo fue la última vez que más me divertí: fue en el cine Avenida, tocamos casi dos horas seguidas sin parar y nos divertimos cantidad. Nos divertimos tremendamente y estaban muchos amigos nuestros. No había mucha gente, porque ya hemos aprendido que si empiezas a avisar, hay más posibilidades de que te lo suspendan.
El episodio de tu detención y posterior liberación se ha convertido en referencia para quienes creen en el poder de convocatoria de Internet y en la posibilidad que la sociedad civil cubana se una en defensa de determinadas causas. ¿Cuál crees que era la intención de las autoridades cubanas al detenerte? ¿Consideras que el apoyo internacional, la difusión que dio la prensa extranjera, la algarabía que recorrió los blogs y la presión de tus amigos fue lo que logró que te liberaran?
Indudablemente. Los del gobierno hicieron el ridículo, no calcularon lo que vendría. Yo creo que ni la misma gente implicada en pedir mi liberación calculó todo lo que se iba a armar alrededor de esto. Pienso que sí, que crea un precedente para saber que estos nuevos medios como la Internet pueden volverse muy poderosos en determinados momentos. Yo vivo en Cuba y siempre espero ser detenido. Yo les declaré la guerra a ellos indirectamente cuando dije que no me iba a unir a ellos, cuando les dije que no era uno más de ellos y se los dije abiertamente. Generalmente eso es algo que todo el mundo piensa y no lo dice. Nosotros además de decirlo lo decimos con música.
Veo que no te conformaste con la penalización de 600 pesos cubanos que te impuso el tribunal. Apelaste y te fue denegado ese recurso. Muchos se hubieran quedado tranquilos al haber salido sólo con una amonestación monetaria ¿por qué fuiste a por más?
Yo decidí apelar porque aparte de toda esta euforia que nos dio el triunfo, porque hay que llamarlo así, eso fue un triunfo de todos. Decidí seguir con la apelación precisamente por eso, porque todos estábamos tan contentos con lo que había pasado y lo creíamos tan injusto, que yo me sentí muy responsable por todo el esfuerzo que hicieron todos. Así que decidí apelar por un problema moral. No fue por nada que me metieran en la cabeza sino que yo vi que cada uno tuvo que ver con que yo ahora mismo pueda hablar contigo. O sea que no estuviera ahora mismo metido en el Combinado con cuatro años de condena.
El huracán Gustav sucedió a los aires ciclónicos que levantó tu causa dentro y fuera de Cuba. Incluso la coincidencia de consonante inicial hacen parecer que el meteoro llamado Gorki ya nos venía tocando. ¿Consideras que corrientazos como el que nos provocaste en la última semana de agosto puedan acelerar los necesarios cambios en Cuba? ¿O eres de los que prefieren los cambios graduales, organizados desde arriba, las transiciones dictadas desde un buró?
Es que ya esa pregunta me mete en un ámbito político y yo no puedo vislumbrar políticamente el futuro de este país. No me siento con opiniones para tener en cuenta. Yo lo que veo es lo que ha pasado en otros países, por ejemplo Rusia, donde la gente que estaba antes en el poder están gobernando ahora mismo. Eso perfectamente puede ser lo que nos pase aquí en algún momento. Todavía no veo una unión entre la gente que está en desacuerdo con el régimen, ni entre la gente que ha concientizado eso y se ha juntado de cierta manera. No creo que estemos en la situación todavía de hacer un cambio desde esta posición.
Yo miro todo desde el punto de vista individual y te aseguro que yo sí me separé, yo me divorcié de todo eso. No vivo la doble moral, me fui de toda esa demagogia. Soy un artista que hace su música, la que tiene que hacer y en el momento que la tiene que hacer y pal carajo. Es así simplemente.
Lo corrosivo de las letras de las canciones de PPR hace sonrojar a los más moderados y espantarse a los intransigentes ¿por qué no escoger el fácil camino de la complacencia y el oportunismo? ¿Por qué no han querido integrarse a la Agencia Cubana del Rock?
No hemos querido integrarnos a la Agencia y ella tampoco quiere que nosotros nos integremos a ella. Desde antes de existir la agencia ya estaba en los planes que nosotros no existiéramos entre sus filas. Eso es obvio. Cuando uno se vuelve políticamente incorrecto no se puede pertenecer a una organización como ese engendro que se llama Agencia del Rock.
En cuanto a escoger el camino, creo que a veces uno no escoge nada, sino sencillamente es lo que te gusta hacer. No quiero hacer concesiones con lo que considero mi identidad. Realmente Porno para Ricardo es un piquete sincero, contrario.
¿Cómo ha sido la recepción de la comunidad artística cubana, especialmente de los músicos hacia tu obra? ¿Cuál fue la respuesta dada por ellos cuando te pusieron tras las rejas?
Mucha gente se te acerca y te dice: “Coño qué volao está, me encanta lo que están haciendo”, pero de ahí a dar el paso y tomar la posición nuestra, va mucho. A veces no basta con que te muestren esa solidaridad para que uno sienta que está unido a los demás. Una de las cosas que yo siempre he sentido alrededor de Porno para Ricardo es la soledad.
Cuando me detuvieron esa comunidad artística tuvo una reacción nula. Fue algo penoso. Eso puede analizarse desde muchos puntos de vista y creo que una de las cosas que influyó fue la falta de información que existe hacia el interior del país con respecto a cualquier hecho de este tipo. Eso de que hayan sido artistas de otros países los que se solidarizaron conmigo, estando yo a sólo algunas cuadras de un colega que no se haya enterado o que no quiera involucrarse por miedo. Realmente eso dice mucho del país donde vivimos.
Te miro y eres una especie de Peter Pan del rock, alguien que con cuarenta años parece haber bebido de la fuente de la juventud que da el comportarse como un hombre libre. ¿Te has propuesto sobrevivir a tus censores? ¿Cómo te imaginas el día que ellos no estén para dictar qué se exhibe en los cines o qué se escucha en los teatros?
No me he propuesto sobrevivirlos. Lo que me he propuesto realmente es hacer lo que quiero hacer ahora con total libertad. Sería muy bueno ver el final y ver lo que pasará.
Un electroshock –como el que es tu música- puede devolver la cordura o, mejor todavía, la locura a esta sociedad tan parametrada y estatalizada. Cuando nadie censure las letras de tus canciones ¿qué tocarás entonces?
A veces he dicho que Porno para Ricardo existe en este país solamente, pero también puede que exista en otra circunstancia y en otro momento. Será un día muy feliz ese en que no haya censores. Siempre habrá un motivo para cantar. La censura nunca va a dejar de existir completamente.
Cuando se escuchan los discos de PPR es posible notar una aglomeración de esos pensamientos y exabruptos que nos surgen a todos cuando chocamos con la burocracia, el abuso de poder, el absurdo cotidiano. De manera que los temas que han escrito son como crónicas de todo aquello que –rara vez- logramos articular en público. ¿Sientes que hay ira o resentimiento en lo que escribes?
Sí, por supuesto y también hay odio. El odio es un sentimiento que también puede dar pie a cosas creativas. O sea es fértil, es bueno, como también lo puede ser el amor la desesperanza o cualquier tipo de sentimiento humano que de pie a la creatividad.
Fuera del escenario me consta que los integrantes de PPR se mantienen muy unidos. Tienen constantemente alrededor un hervidero creativo formado por jóvenes inconformes y contestatarios. ¿Qué proyectos, paralelos a la música, han salido de esa efervescencia artística?
Nosotros hemos tenido tremenda cantidad de proyectos, pero generalmente se han frustrado. Siempre quisimos darle el perfil a Porno para Ricardo de un grupo no solamente musical, que escandalizara desde otros ámbitos también. En los años ochenta yo me reunía mucho con la gente de artes plásticas, como Glexis Novoa, Arturo Cuenca, Carlos Quintana. Era fans de visitar las exposiciones y también visitaba mucho toda la escena –supuesta- que había aquí en Cuba de música rock sobre todo en el Patio de María. Veía que estaban siendo un poquito perezosos en cuanto a lograr cosas. Como espectador me paraba a mirar esos grupos y los veía decir “uno, dos y tres” y tocaban un número, después no pasaba nada y tocaban otro.
Era un estilo de metal extremo y yo veía que no me estaban hablando, que no había una comunicación. Me dije: “Para tener un grupo que me guste realmente, voy a tener que hacerlo yo mismo”. Eso fue lo que pasó, hice un grupo de rock and roll y cambié el status del público y me subí en la escena a hacer Porno para Ricardo. Ya les digo que no sólo era música, nosotros interactuábamos siempre con el público. Una vez por ejemplo se nos ocurrió hacer una escultura blanda en el parque de la calle G, al friqquie desconocido. Era una especie de parodia a la inauguración de la estatua de Lennon.
Íbamos a hacer una escultura que estaría firmada por Ricardo hecha con pomos plásticos llenos de ron formando una escultura humana. Estaría sentado en un banco y abajo tendría una tarja que diría “dirás que soy friqquie, pero no soy el único”. Se iba a hacer una convocatoria, pero al final todas esas cosas se te quedan sólo en proyectos, pues para llevarlos la práctica necesitas de otra gente y de transporte. No se dio en ese momento.
Pensamos incluso hacer una revista que se llamara Porno para Ricardo, una revista muy loca que rompiera con todas las revistas oficiales.
Gorki al borde de los cuarenta, viviendo todavía en la casa paterna a falta de la posibilidad de tener una vivienda propia, censurada su música y vigilados su paso ¿No serían esos motivos más que suficientes para emigrar y encontrar otros horizontes? ¿Por qué sigues aquí?
Yo he optado por el exilio las veinticuatro horas del día y también opto por quedarme aquí otras veinticuatro horas más. Yo estoy en una dicotomía ahora mismo terrible. Por supuesto que quiero irme y dejar esta mierda, pero hay otra parte complicada de mi identidad que siente que tiene algo que hacer aquí. He vivido aquí durante cuarenta años y tengo muchas cosas que me atan aquí y muchas más que me son repulsivas. Es una relación de amor-odio, de esas de las inexplicables.
El Gorki que se encarama en el escenario es de cierta manera un personaje, hay mucha diferencia entre ese y éste que está aquí ahora frente a mí, sentado sobre la hierba.
Este que ven aquí es otro personaje también. Ahora estoy hablando frente a una cámara, estoy haciendo un personaje aquí. Tengo millones de luchas internas, tengo unos cuantos “yo” en el interior.
Una persona como tú, que dice y hace de esta manera que vemos, debe sentirse amenazado en un país como este, ¿cómo te va con esa sensación que es el miedo?
Yo cada día siento miedo. Dos días antes de que me llevaran preso soñé que estaba en la prisión, Ayer soñé que mi casa estaba llena de policías. Cuando vives en Cuba tienes que aprender a convivir con el miedo, porque el sólo hecho de tener que alimentarte y comprar en la bolsa negra te puede llevar a ser arrestado. Este es un país de miedo y mentira, ellos manejan muy bien eso.
Si por un momento la demencia se adueñara de los que hoy te impiden presentarte en público y te permitieran organizar un mega concierto en la mismísima Plaza de la Revolución, ese sitio donde el Papa hizo su misa en aquel enero de 1998 y donde Fidel Castro le ha arrancado gritos a miles de cubanos ¿con cuál tema cerrarías ese quimérico concierto?
Primero tendrían que preguntarme si estaría de acuerdo y claro que estaría muy contento de ir a ese lugar, pero sin abandonar mis convicciones. Vamos a tocar todo lo que quiera Porno para Ricardo y veremos porque nos da para terminar el concierto. Nosotros somos muy espontáneos, pero no les quepa duda que cantaremos El Comandante y El General.
¿Hay algo que no te haya preguntado que quieras decirme?
Bueno, si quieres te cuento qué tipo de mujeres me gustan más…