Política – Agenda para la transición

Por René Gómez Manzano
Hace apenas unas horas se celebró en La Habana la reunión constitutiva de la nueva agrupación unitaria de la oposición pacífica interna: la Agenda para la Transición.
Después de semanas de intenso trabajo preparatorio, nos reunimos en una modesta casa del Vedado las luchadoras pacíficas María Antonia Hidalgo Mir e Idania Yanes Contreras, así como los ex presos políticos (en orden alfabético) Félix Antonio Bonne Carcassés, Margarito Broche Espinosa, Francisco Chaviano González, Guillermo Fariñas Hernández, Jorge Luis García Pérez (Antúnez), René Gómez Manzano, Roberto de Miranda Hernández, Vladimiro Roca Antúnez, Martha Beatriz Roque Cabello y Elizardo Sánchez Santa Cruz.
A ese acto concurrimos la gran mayoría de los que habíamos sido invitados. Fueron pocos los que no pudieron o no desearon asistir, y para ellos continúa abierta la posibilidad de incorporarse más adelante a ese empeño unitario.
Trabajamos intensamente durante siete horas y adoptamos más de treinta acuerdos; elegimos un Secretariado pro tempore integrado por Vladimiro Roca y Martha Beatriz Roque.
No obstante, más que informar detalladamente acerca del contenido de las decisiones tomadas, creo que es más importante recalcar la trascendencia de este suceso. Entrevistados durante un receso de la reunión por un periodista independiente, los conocidos disidentes Coco Fariñas y Elizardo Sánchez coincidían en afirmar que se trataba de un acontecimiento histórico. Creo que les asiste toda la razón.
Es evidente que esa actividad no ha sido la primera en la que ha quedado demostrada la existencia de lo que siempre he denominado unidad esencial de la oposición pacífica cubana. A lo largo de los años esto se ha puesto de manifiesto de una forma u otra en empeños como Concilio Cubano; los comunicados conjuntos emitidos a raíz de la Primavera Negra de Cuba por el Comité Cubano Pro Derechos Humanos, el movimiento Todos Unidos y la Asamblea para Promover la Sociedad Civil; el primer congreso de demócratas cubanos organizado por esta última coalición pacífica —la más nutrida del país— y la declaración Unidad por la Libertad.
En definitiva, por encima de diferencias naturales en toda acción humana que se lleva a cabo de manera democrática (y en la que, por tanto, no impera la falsa “unidad” de la que tanto presumen regímenes totalitarios como el cubano de estas últimas décadas), todas las fuerzas opositoras de nuestro Archipiélago coincidimos en reclamar la liberación incondicional de los presos políticos, el respeto irrestricto de los derechos humanos, la democratización del país y el otorgamiento de libertades empresariales al cubano. Esa coincidencia es lo más importante.
Pero, desde luego, también tiene su relevancia la plasmación formal de esa unidad esencial en empeños concretos, como este de la Agenda para la Transición que acabamos de iniciar.
Estimo también que este proyecto es harto oportuno. En nuestro país, aunque de manera tímida y casi vergonzante, se ha iniciado un proceso de cambios. Ciertamente es algo que nuestra Patria necesitaba desesperadamente después de decenios de inmovilismo contumaz. Hay que luchar pacíficamente por que esos cambios se aceleren y profundicen, y en ello trabajaremos —Dios mediante— los activistas de la Agenda para la Transición.
A las cuatro y media de la tarde, los reunidos hicimos un receso en nuestros trabajos para celebrar una conferencia de prensa que —como es lógico— había tenido que ser convocada con varias horas de antelación. Confieso que no he tenido ocasión de leer los despachos de las distintas agencias informativas que estuvieron representadas allí. Pero confío en que, cuando tenga acceso a ellos, no me vea forzado —¡al menos por esta vez!— a leer frases como “los divididos disidentes de Cuba” o “la fragmentada oposición interna cubana”
La Habana, 11 de abril de 2008.

René Gómez Manzano
Lic. en Derecho
Periodista independiente
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