Por Tomás Pérez Morejón
Caciques que transportan a sus coterráneos a trabajar por albergue y rancho solamente. Mayorales modernos que expulsan a un latino porque este se cubrió la nariz y la boca con un pañuelo mientras trabajaba en una pestilente cochiquera. Un médico que negó los primeros auxilios a una latina presentando síntomas de hipoglucemia cuando fue llevada al hospital ambulatorio, la otra cara de la emigración.
La emigración es uno de los fenómenos más antiguos de la sociedad humana. La biblia registra cómo emigró el patriarca de los hebreos y de los árabes Abraham, y se instaló lejos del lugar de su nacimiento en Ur de los Caldeos. Génesis 12: 1-5. En este caso la inmigración se produjo masivamente, o sea, que emigró la entera comunidad.
Después podemos observar la paulatina y gradual emigración de estos mismos hebreos hacia Egipto incentivados por las riquezas de este país. Y un éxodo masivo a su tierra prometida por mandato de Dios. Éxodo 12: 31-33.
Así, a través de la historia de la humanidad, ha habido migraciones motivadas por hambrunas, guerras, persecuciones políticas y religiosas; como la de los primeros emigrantes que llegaron a formar la nación norteamericana.
En los tiempos de Alejandro el Magno se produjo una emigración interesante. Grecia, la cuna de las artes y las ciencias; la de los famosos escultores, pintores y filósofos vio con tristeza cómo la flor y nata del saber humano, emigraba hacia Macedonia. ¿Qué motivó esta cualitativa emigración hacia aquella provincia de campesinos y guerreros?
Ya el joven Alejandro emulaba y hasta eclipsaba a su padre Filipo, llenando los almacenes de Macedonia de abundantes alimentos, tejidos valiosos, joyas y piedras preciosas; producto de su bregar de guerrero conquistador. Y venían los maestros griegos, sobre todo los atenienses a enseñar pacientemente a los campesinos incultos de Macedonia, al tiempo de saciar y suplir sus propias necesidades.
Más acá en el tiempo -según la historia- después de Cristóbal Colón comenzó una inmigración que poblaría todos estos lejanos lugares en América, Asia África y Oceanía con los ciudadanos que participaron y patrocinaron aquellas conquistas.
Fue de esta manera que se propagaron las culturas, los patrones de vida, las costumbres, los regímenes alimentarios, las diferentes formas de adoración religiosas, código de leyes e idiosincrasia de los conquistadores, que fue en muchos países una detestable forma de sometimiento, pues a lo conquistados se le consideraban como seres inferiores y por ende candidatos elegibles a encomiendas para un denigrante avasallamiento humano, la esclavitud.
Así continuó la humanidad en mayor o menor grado emigrando de acuerdo con las circunstancias.
También se da el curioso caso de la inmigración dentro del mismo país. Por ejemplo, las naciones que enclavan sus complejos industriales en una zona del territorio incentivan a la población laboral a la inmigración interna. Ocurrió en la primera mitad del pasado siglo XX en Italia. La fuerza laboral que vivía en el sur del país viajó hacia el norte para el envío de lo necesario para matar el hambre de sus hogares sureños.
Volviendo atrás en el tiempo; cuando terminó la guerra independentista de Cuba contra la metrópolis España con su tiranía de paredón, de fusilamiento, prisiones, amordazamiento y destierro de sus opositores nacionales; entonces las condiciones paradisíacas de paz en la Isla atrajeron una masiva inmigración y sobre todo de la madre patria. Como no se usó la venganza ni el ajuste de cuentas y no se lesionaron los intereses de los ciudadanos peninsulares, fueron muchos los que trajeron a su familia o vinieron solos a luchar por la supervivencia económica en la agricultura, construcción, cerámica, comercio etc.
Nunca hubo restricciones para los emigrantes españoles o de otros países. Los emigrantes ibéricos -sobre todo- fueron siempre recibidos no como enemigos o como ingenuos a quienes desplumar, sino que los que venían por razones económicas o de índole sentimental fueron recibidos con los brazos abiertos. Además, los españoles emigrantes a Cuba fueron los que crearon la mulata adicionando un condimento más al ajiaco etnológico del que habla nuestro famoso escritor cubano Fernando Ortiz.
Otra migración masiva digna de considerar fue la que se produjo en los Estados Unidos al finalizar la esclavitud de los negros africanos. Esta merece ser mencionada por sus humanas características.
El presidente norteamericano James Monroe les propuso a todos los negros ex-esclavos que los que lo desearan libremente podían viajar a su África de origen de donde fueron arrancados hasta con la anuencia de sus hermanos para ser traídos por esclavistas sin escrúpulos a América a trabajar como esclavos. Y les puso barcos y organizadamente eligieron líderes, fueron a fundar una nación a la que nombraron Liberia alusivo a la libertad que habían recibido. También a la libertad para regresar a su tierra. Y le nombraron a su capital Monrovia en honor al presidente norteamericano, autor de tan brillante y loable tarea. Un proyecto libertario del que no tiene precedente la historia de la humanidad. Este gran hombre desposeído de todo afán demagógico demostró que todo humano tiene derechos y se los concedió de hecho como pueblo. Aquel fue como el éxodo bíblico masivo de los hebreos de Egipto hacia la tierra prometida. Los africanos esclavizados durante siglos regresaron a su amada patria, su tierra de origen, su África tan añorada.
La migración ha sido usada también en forma de castigo o como mejor se puede llamar; destierro. Los gobiernos, sobre todo las monarquías totalitarias y dictaduras militares dinásticas, la han usado para liberarse de sus opositores aunque sean pacíficos. Los que no pueden atraer los encarcelan, los ejecutan o los destierran. En Cuba, sometida a España, se le conmutaba en muchas ocasiones a reos condenados a muerte la sentencia por la deportación o destierro o prisión en la africana posesión española en Ceuta.
La emigración contemporánea
En la emigración de nuestro tiempo se destaca en grado sumo la económica, social y laboral. Aunque existen desgraciadamente algunos casos de inmigración política amparada por acuerdos migratorios de refugiados políticos entre gobiernos. Estos acuerdos migratorios son un mal necesario y humanitario.
En el pueblo de Egea de los Caballeros en la provincia de Zaragoza en la región de Aragón en España; existe una interesante colonia de inmigrantes de diferentes nacionalidades. Están representados muchos pueblos del mundo, sobre todo árabes y latinoamericanos… Como latino que soy me he acercado a la “Asociación de Latinos” (Asodela) que reúne a una gran familia con excelentes cualidades. Aunque de todo hay en la viña del señor.
Los latinos en general reciben un trato aceptable de Los Caballeros de Egea. De este hecho da vívida constancia la colombiana presidenta de la asociación, Lerna Patricia Mejía que se gasta -como decimos en Cuba- para que cada asociado independientemente de su país de origen disfrute de los derechos humanos correspondientes. Ella intercede ante los diferentes organismos y empresas en favor de los asociados, viabiliza trámites migratorios, gestiones laborales o de ingresos en industrias, donde aprenden a trabajar los jóvenes, oficios como mecánicos, soldadores, constructores etc. Ella lucha por erradicar en lo posible las injusticias que se puedan producir con los latinos.
Ellos son los latinos que hacen con su obra bondadosa y altruista que todos los latinoamericanos recobremos la confianza en el género humano, dignos representantes de la raza humana.
Penurias de los emigrantes
Como la tierra por desgracia no es aún el paraíso, sería interesante considerar las vicisitudes que sufre el emigrante en extrañas naciones. La separación de la familia resulta una de las pruebas más dolorosas de la emigración, sobre todo los que deben atravesar los océanos para mejorar su economía o para huir salvando la vida o la libertad por no pensar igual que los que gobiernan su país.
La inmigración económica se produce a veces tan masivamente como lo permiten los países receptivos y en proporción con las necesidades de mano de obra. Existen leyes para controlar el éxodo que en ocasiones no satisface las necesidades de los países emisores. Engrosando las filas de los que esperan ser emigrantes se encuentran –además- los discriminados por razones políticas. También los responsables de mantener a la familia pero que carecen de empleo para ese fin. Otros pueden ser estudiantes o graduados de carreras universitarias; como aquel matrimonio de ecuatorianos profesores universitarios residentes en España. Él fregaba cochiqueras de cerdos de raza, ella limpiaba escaleras de casa particulares por horas…
Los empleos de importancia para los nacionales
Hasta los contratos de trabajo en el exterior deben ser de plazas que los nacionales no les interesen, tales como la construcción, agricultura, servidumbre, empresas porcinas, etc.
En los casos de especialistas, los aceptan, claro, previa revalidación de títulos. Pero… “por muy filóloga que usted sea -como el caso de una latina en Galicia a la que el mismo Fraga, presidente de la autonómica región, le contestó a su apelación por una plaza-: mientras exista una filóloga nacional que opte por el empleo, no podrá ocuparlo una emigrante”.
Desventajas del emigrante
Cuando el emigrante deja su tierra y llega al país que lo recibe, llámese España, Estados Unidos de Norteamérica, Alemania, Italia etc. que son los lugares más receptivos, es que choca con la dura realidad. Un emigrante económico es un ciudadano de segunda categoría. Aunque continúa teniendo los derechos humanos universales que le concede la Declaración de Las Naciones Unidas, este individuo, hombre o mujer, los nacionales lo consideran como alguien que va a ocupar una plaza y un espacio que les pertenece a ellos. Más aún considerando que el emigrante trabaja por menor salario y peores condiciones, sobre todo si es indocumentado. Por todo eso los nacionales lo consideran persona-non-grata. Aunque existan leyes, también existen quienes las burlan.
Además, si el emigrante no posee contrato de trabajo ni documentos legales, la ley de las posibilidades lo hará caer en poder de empresarios inescrupulosos nacionales o foráneos, en algunos casos hasta coterráneos del indefenso emigrante, que los emplearán por menos de la retribución salarial y un horario que viola lo establecido de las ocho horas, o el pago de horas extras.
No es necesario mencionar nombres ni fechas para saber que existen caciques que transportan a sus coterráneos a trabajar por albergue y rancho solamente. O que un mayoral moderno haya expulsado a un latino porque este se cubrió la nariz y la boca con un pañuelo mientras trabajaba en una pestilente cochiquera. O que un médico le negó los primeros auxilios a una latina en estado de embriaguez presentando síntomas de hipoglucemia cuando fue llevada al hospital ambulatorio, y que esta falleció algún tiempo después por la misma causa. O lo que me declaró la niña de diez años, hija de la ejemplar dirigente sudamericana mencionada anteriormente. Con toda la gracia y la ingenuidad inherentes a esa temprana edad, Angi me manifestó: “señor Tomás, mis compañeros me dicen: vete a tu país, negra de mierda”.
En todos los países existen personas buenas, honestas que tratan con amor a los emigrantes y los ayudan con buen trato y materialmente, por ello no debemos generalizar. Aunque es una lástima que no constituyan la mayoría.
Tomás Pérez Morejón
Poeta y periodista independiente
Nota del autor:
Para la presidenta de los emigrantes latinos, Patricia, nucleadora por excelencia, un regalo de la linda y melodiosa Colombia, así como para los demás latinos que integran el cuerpo ejecutivo de la ASODELA y para todos los asociados, llegue mi más calurosa felicitación de este latino que los admira y reconoce como los honestos dirigentes internacionales.