Por Miriam Leiva
Cuba firmó los Pactos de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el 29 de febrero pasado. Existen en Cuba en la Constitución, en la Ley -88 (Ley Mordaza) y en otras muchas, prohibiciones y restricciones que violan esos Pactos que, al ser ratificados por el parlamento, serán de absoluta obligación legal. ¿Cuáles serán los cambios que debemos esperar para que Cuba se inserte en el siglo XXI
Con gran despliegue propagandístico el Canciller de Cuba, Felipe Pérez Roque, firmó el Pacto de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, con la presencia de su Secretario General, el 29 de febrero pasado. Con ello ha creado expectativas a la comunidad internacional de que las tradicionales promesas finalmente se cumplan.
Significativamente esto se realizó pocos días después de instaurada una nueva presidencia de los Consejos de Estado y de Ministros. Tenían que pasar 33 años de la entrada en vigor de los Pactos, que han sido ratificados por la mayor parte de los países del mundo, incluidos China y Viet Nam. Pero el representante del gobierno cubano se guardó de condicionar el cumplimiento de sus compromisos a la actitud de los Estados Unidos y la no politización del tratamiento hacia La Habana. También significó que en Cuba se cumplen todos los aspectos de esos acuerdos. Estos alegatos restan credibilidad.
Independientemente de esos condicionamientos, para que entren en vigor los Pactos, la Asamblea Nacional del Poder Popular tiene que ratificarlos, solo entonces serían de obligatorio cumplimiento, lo cual incluso presupone la modificación del Código Penal, así como muchas otras leyes y disposiciones existentes en Cuba. Posiblemente el Presidente Raúl Castro lo tenía en mente cuando anunció que habría que eliminar muchas prohibiciones existentes. El asunto es cuáles y hasta dónde está dispuesto el gobierno a deshacerse de mecanismos arbitrarios y draconianos.
La Ley 88 para supuestos delitos contra la seguridad del estado y la referida a la presunción de peligrosidad, entre otras, tendrían que ser inmediatamente eliminadas. Al mismo tiempo, los presos de conciencia y políticos pacíficos no podrán ser mantenidos como rehenes de las decisiones arbitrarias sobre su liberación o deportación. Miles de reos comunes no existirían en Cuba o sus penas serían muy inferiores, si las grandes prohibiciones no hubieran llevado a cometer delitos desconocidos en la mayoría de las naciones del mundo.
Igualmente es un imperativo revisar las violaciones que se cometen contra los trabajadores, a pesar de que el gobierno de Cuba ha suscrito la mayor parte de los instrumentos de la Organización Internacional del Trabajo. ¿Acaso habrá libertad de asociación y posibilidad de demandar a los empleadores, o sea a los representantes del estado?
Los cubanos deberíamos poder viajar libremente al exterior y regresar a nuestra patria cuando contáramos con una visa de otro país y los medios económicos suficientes. No deberíamos perder nuestras escasas propiedades al hacerlo. También deberíamos poseer el derecho de alojarnos en un hotel, conversar libremente con extranjeros, comprar los medicamentos en las farmacias internacionales y solicitar atención médica en una clínica hoy exclusiva para ¨turismo de salud¨.
Tantas figuras delictivas existen en Cuba que lo dado por sentado en cualquier parte del mundo desde hace miles de años, como la libertad de comercio, la libre división del trabajo, la propiedad y los negocios privados, aquí constituyen desviaciones ideológicas, ansias de lucro, actividades enemigas y, sobre todo, decenas de años de cárcel.
Indudablemente, Cuba tiene que insertarse en el mundo del siglo XXI, tomar la senda del desarrollo y tener soberana independencia económica. La credibilidad internacional es vital para las autoridades que enfrentan el gran reto de este momento singular de nuestra historia. Para alcanzarlo, deberán concederse a los ciudadanos todos los derechos reconocidos por los documentos internacionales, a partir en primera instancia del cumplimiento sincero de los compromisos con el pueblo.
Si bien es cierto que el diferendo con Estados Unidos ha influido en Cuba, pues el pretexto del enemigo externo se ha utilizado para justificar todo, bien se sabe que los problemas existentes en nuestro país responden a las decisiones de las autoridades internas, y que solo avanzaremos en la medida en que gobernantes y gobernados hagamos lo que realmente nos corresponde, alejados de intereses particulares, para beneficio de la Patria.
La Habana, 3 de marzo de 2008
Miriam Leiva (Encrucijada, 1947)
Periodista Independiente cubana. Fue diplomática en varios países de Europa.
Miembro fundadora de las Damas de Blanco. Reside en La Habana.