Cuba: relación entre el racionamiento y el totalitarismo cubano

 

 

 

 

Martes de Dimas

Como sólo se puede distribuir lo que se produce y el sistema totalitario implantado en Cuba cada vez produce menos, el racionamiento disminuye de forma alarmante.

Cuando los almacenes que existían en 1959 se agotaron, en 1962 se implementó el racionamiento. En aquel momento, gracias a los subsidios soviéticos, los cubanos recibían por la cuota normada: carne de res, pollo, aceite, manteca, leche condensada, papel sanitario, café, arroz, grano y productos industriales. Ahora se distribuyen mensualmente siete libras de arroz (3,2 kilogramos) cuatro 4 de azúcar, medio litro de aceite de soya, un paquetito de café mezclado, de ciento quince gramos, cinco huevos, diez onzas de granos, y una libra de pollo; Productos y cantidades que en los últimos tiempos llegan con bastante retraso o sencillamente no llegan.

El racionamiento es una política que se pone en práctica ante conflictos bélicos y desastres naturales para distribuir productos de primera necesidad a precios controlados. En el siglo XX se implementó durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, y en países comunistas, como Polonia o Vietnam. En esos y en otros casos, una vez superada la causa de su implantación, el racionamiento fue eliminado. Los países que lo conservan, como el caso de Cuba, tiene por causa fundamental la incapacidad productiva del sistema totalitario.

El caso particular de Cuba

En enero de 1959, el líder de la Revolución aseguró que “aumentaría la producción agrícola, duplicaría la capacidad de consumo de la población campesina y lograría para el pueblo un nivel de vida superior al de cualquier otra nación”. Para cumplir esa promesa eliminó las libertades ciudadanas, la economía de mercado, la propiedad privada e implantó la planificación centralizada. Tres años después, el 12 de marzo de 1962, planteó: “Sin embargo, nosotros creemos que hay que crear más espíritu marxista; y en la juventud, sobre todo, hay que crear algo más que espíritu socialista, ¡hay que crear espíritu comunista!”. Por “pura coincidencia, ese mismo día 12 de marzo, el Consejo de Ministros promulgó las leyes 1015 y 1016. Con la primera se creó la “Libreta de Abastecimiento” y una Junta Nacional con atribuciones para disponer la lista de artículos a racionar. La segunda tenía por objetivo controlar el desvió de los productos, para lo cual se impuso la obligatoriedad de una factura comercial en la venta de artículos y el decomiso de los que no estuvieran amparados por ese documento. Es decir, una relación estrecha entre el racionamiento y la formación de un espíritu comunista.

Dieciséis años después, en 1967 –sin lograr el incremento de la producción– expresó: “Llegará el día que las frutas, los vegetales, hasta la leche se distribuirá gratuitamente a todo el mundo […]. Llegará un momento, señores, llegará un momento en que podamos decirle también al pueblo: el café que quieran vayan a buscarlo al mercado gratuitamente”.

Ante la indetenible merma de la producción en 2008, el general Raúl Castro, planteó en 2008: ¡Hay que virarse para la tierra! ¡Hay que hacerla producir! y expresó que la producción de alimentos constituía un asunto de máxima seguridad nacional. Sin embargo, las reformas que introdujo, quedaron subordinadas al predominio de la propiedad estatal y la planificación socialista. Y en diciembre de 2016, en la Asamblea Nacional del Poder Popular, expresó más o menos lo siguiente: Tenemos que hacer algo, hacerlo ya, mañana mismo, aunque nos equivoquemos.

Una de las manifestaciones de la incapacidad productiva es la necesidad de importar cada vez más. El entonces segundo secretario del Partido Comunista, José Ramón Machado Ventura, en 2020 llamó desesperadamente a producir alimentos, porque, dijo: “el país no puede seguir con esa elevada importación de comida y pienso animal, que podemos producir internamente.”

Para brindar una imagen diferente hacia el exterior, en septiembre de 2021, Miguel Díaz-Canel, al intervenir ante la Cumbre de la Organización de Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, planteó: “el Gobierno cubano, con extraordinarios esfuerzos y pese a carencias y dificultades, garantiza el derecho universal a la alimentación a través de una canasta básica familiar normada, que reciben todos los cubanos y cubanas, y que incluye 19 productos alimenticios de primera necesidad a precios asequibles”. Sin embargo, en diciembre de 2023, ante la merma productiva se redujo a solo dos meses el período fuera del país para ser dado de baja de la libreta de racionamiento.

Hoy, el declive sostenido confirma que la economía no puede avanzar sin libertades ciudadanas ni economía de mercado. Con el modelo agotado, hundidos en la insolvencia financiera, sin suficiente inversión extranjera, sin acceso a los mercados de capital y con los ingresos por turismo, remesas y alquiler de profesionales en retroceso Cuba se encuentra ante la encrucijada: conservar o sustituir el modelo totalitario.

El ejemplo de Vietnam

Además de los países con economía de mercado, el ejemplo de Vietnam es ilustrativo. Este país estuvo sometido a guerras desde 1930. En la última de ellas, sobre su territorio cayeron tres veces más bombas que las empleadas durante la Segunda Guerra Mundial, el 15% de la población pereció o resultó herida, en el Sur del país se destruyó el 60% de las aldeas existentes, y al concluir la contienda, enfrentó el bloqueo externo y los ataques fronterizos. Después que el sistema de economía planificada sumió al país en la hambruna, los vietnamitas emprendieron el Doi Moi en 1986: un programa basado en mecanismos de mercado, autonomía de los productores, y derecho de los nacionales a ser empresarios. Ese programa elevó la iniciativa, el interés y la responsabilidad de los agricultores que hoy producen alimentos para sus más de cien millones de habitantes y ocupan el segundo lugar mundial en exportación de arroz; son el segundo en café (que los cubanos le enseñaron a cultivar), detrás de Brasil; y el primero en pimienta. Por sus resultados en 1993 Estados Unidos dejó de oponerse a la concesión de créditos, en 1994 suspendió el embargo y en 1995 estableció relaciones diplomáticas.

La pregunta es ¿por qué en lugar de Los Lineamientos, de la Tarea Ordenamiento, del Paquetazo, de las visitas a los municipios tratando de suplir a los inexistentes dueños y del programa para corregir distorsiones y reimpulsar la economía, no se acomete la reforma estructural que el país requiere para erradicar de nuestro suelo la Libreta de “Abastecimiento”?

La Habana, 24 de marzo de 2025


  • Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
  • Reside en La Habana desde 1967.
  • Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
  • Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
  • Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
  • Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
  • Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).
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