EDITORIAL 100: CONVIVENCIA: PENSAMIENTO, DEBATE Y PROPUESTAS

La revista sociocultural Convivencia llega a su número 100. Continuamos aquí. Renovando el equipo, actualizando el diseño gráfico, profundizando en los contenidos, pero sobre todo con nuevos bríos y el propósito de ser un espacio de pensamiento, debate y propuestas.

Cuba vive el peor momento de su historia. Los cubanos sufrimos y trabajamos en la fase terminal de un proyecto político, social y económico fallido. No es hora de lamentos inútiles, ni de amarguras paralizantes. Es hora de levantar la cabeza y el alma para mirar al horizonte, para prever, para pensar, debatir y proponer.

Los medios de comunicación, redimensionados con sus dinámicas y participativas redes sociales, son hoy, en todo el mundo, un factor protagónico en los procesos de cambio y transición hacia nuevos proyectos de libertad y democracia. En efecto, uno de los mayores espacios de participación ciudadana, de debate público, de generación de pensamiento y propuestas para un futuro mejor, son los medios que aportan análisis de la realidad, formación ética y cívica, oportunidad para la libertad de expresión y para la creación de estados de opinión.

Muchos se preguntan: ¿En medio de esta tormenta de calamidades, cuando la mayor parte de la energía vital se tiene que ocupar en la lucha por la sobrevivencia agónica y cotidiana, qué sentido tiene hacer revistas, fomentar la creación de pensamiento, dar espacios para compartir y debatir opiniones?

Al arribar a un centenar de entregas, sin fallar un número, ni faltar al encuentro con los lectores con puntualidad, dentro del tiempo de cada bimestre, a pesar de todos los pesares y hostigamientos, podemos compartir con ustedes algunas experiencias y lecciones de este período de nuestra historia:

  1. En medio de la más tenebrosa noche de Cuba, es posible encender una pequeña luz. Es posible porque esa luz ya vive en el corazón de cada cubano, aunque el miedo y el agobio existencial provoquen que la mantengamos escondida por miedo a que sea apagada de un soplido de represión venido de las tinieblas. Hemos sido un espacio para juntar destellos que aislados pueden parecer insignificantes, corren el peligro de ser extinguidos por el pánico. Ofrecer espacio para el encuentro y la expresión de las luces de libertad que llevamos dentro, es un servicio necesarísimo a la Patria cubana y a la libertad de cada persona. Cuidar los destellos y juntarlos en Convivencia es creer en la fuerza de lo pequeño y en la fecundidad de la semilla.
  2. La transparencia y el respeto, en el contenido y en el lenguaje, han sido dos claves fundamentales para haber podido avanzar hasta aquí. Transparencia para despejar la sospecha de que hubiera “algo, otra cosa” detrás de Convivencia. Transparencia para evadir la trampa del clandestinaje y el secretismo. Transparencia para que pueda pasar mejor la luz de la libertad que cada cubano llevamos dentro. Respeto para no copiar los métodos que criticamos, para ser fieles a la convicción de que cada ser humano, piense como piense y tenga la opción política, económica, religiosa que desee, es merecedor de respeto, aún en la pluralidad y el debate de la discrepancia propia de un clima de libertad. Respeto para que nos respeten. Y respeto también si nos irrespetan. El respeto es el primer paso de la democracia.
  3. Desde el comienzo de este servicio, y de su antecesor, durante tres décadas, hemos creído que todo país necesita tanto la generación de energía eléctrica y producción material, como la generación de pensamiento y propuestas que vayan orientando y adelantando la edificación de su futuro. Hemos aprendido la lección más importante de uno de los fundadores de nuestra nación, el Padre Félix Varela, que cuando constató que los criollos de la Isla no sabían pensar con cabeza propia, como cubanos, no sabían que primero hay que pensar para después decidir, proponer y actuar, dedicó toda su vida a enseñar a pensar, a tener un pensamiento independiente, crítico, profético, es decir, propositivo.
  4. De eso sacamos una lección histórica: las naciones se fundan primero enseñando a pensar, a proponer, a ser ciudadanos. Esta es también nuestra convicción y nuestro acicate. Enseñar a pensar y a proponer es obra que casi no se ve, que no es estridente ni busca populismos. Es obra discreta, profunda y perseverante.
  5. Sin propuestas no hay futuro. Y si lo hay, volveremos sobre los mismos errores del pasado y del presente, o será un futuro caótico y sin sentido. Es la certeza de estas aseveraciones uno de los incentivos que nos han ayudado a perseverar. No se trata solo de pensar y debatir en el presente y sobre la realidad de hoy. Es adelantar el futuro.
  6. Permanecer en Cuba es la mejor forma de servir a la nación. Permanecer es poder conocer la realidad que describimos, que pensamos y que compartimos desde la primera fila. Pero, permanecer cerrados a la Diáspora no es ser completamente cubanos. Cuba somos todos: los que permanecemos en la Isla y los que han marchado a la Diáspora, que no es solo el exilio histórico, sino que es el conjunto de todos los cubanos que llevan, por el mundo, a Cuba en su corazón. Permanecer en la Isla, respirando en comunión con el otro pulmón de Cuba disperso por el mundo, es crecer en autoridad moral y en solidaridad con los que más sufren. Otro secreto de Convivencia es que se hace desde el interior de la Isla juntando ambos pulmones.
  7. Otra lección es que ningún proyecto dura en el tiempo sin un trabajo en equipo y sin la colaboración gratuita de los que publican sus textos, los que revisan, los que aprueban y difunden la revista en las redes, los que la diseñan para la Web y para el PDF. Sin trabajo en equipo no hay obra perdurable. Estos 100 números de Convivencia demuestran que se pueden hacer revistas sin recurrir a financiamientos oficiales y con colaboradores que envían sus artículos originales sin cobrar absolutamente nada, más que la satisfacción de contribuir a crear pensamiento, debate y propuestas. Ese pago es la mejor recompensa que pueda recibir y por ello nuestra gratitud.
  8. Crear una revista nos condujo después a crear el primer laboratorio independiente para la generación de pensamiento y propuestas para Cuba, desde dentro de Cuba y con la Diáspora. El surgimiento de otros think tanks es la confirmación de su necesidad y la mejor gratificación para los que, fundando el primero, desbrozamos el camino que para la inmensa mayoría parecía imposible en un sistema totalitario.

En fin, que 100 revistas es solo una primera etapa. Que es tiempo de mirar al pasado para aprender de la historia, de perseverar en el presente, aunque estemos crucificados, y de levantar la frente y mirar alto y lejos para prever y vislumbrar el futuro libre, responsable, democrático y próspero por el que trabajamos desde hace tanto tiempo.

Pinar del Río, 4 de agosto de 2024

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