Jueves de Yoandy
Hoy, 25 de julio, la Iglesia celebra la fiesta del apóstol Santiago, uno de los doce que escogió Jesús para comenzar su Iglesia.
En efecto, cada uno de los doce apóstoles de Cristo tomó un camino en su misión de expandir el cristianismo por el mundo conocido de entonces hace dos mil años.
Santiago, el Mayor, hijo de Zebedeo y hermano de San Juan el evangelista, nació en Galilea cuatro años antes de Cristo y murió mártir por la fe, decapitado, en el año 44 después de Cristo. Estuvo junto a Jesús en casi todos los momentos más importantes de su vida y fue de los apóstoles más activos y misioneros. El mismo Jesús les llamó a los dos hermanos, Santiago y Juan, “Los hijos del trueno” por su carácter impetuoso. Santiago llegó predicando desde Galilea hasta el extremo norte de la península ibérica, hoy Galicia, España regresando a Jerusalén donde fue ejecutado. Así trazó lo que se conoce como el primer “Camino de Santiago” que se ha mantenido como una de las tradiciones de peregrinación más antiguas y concurridas de la historia bimilenaria de la Iglesia.
Los restos de Santiago apóstol fueron llevados a Compostela en Galicia y allí son venerados por innumerables fieles del mundo entero, especialmente de la Hispanoamérica y Europa, que hacen el Camino de Santiago.
Hay un antiguo refrán popular español que, para describir la rapidez con que se realiza algo, dice: “Eso es llegar y abrazar al Santo”. Este refrán consagra otra antigua tradición que consiste en subir al retablo principal donde está la imagen de Santiago en la Basílica de Compostela y darle un abrazo y un beso por la espalda para pedir su intercesión ante Dios. Como hay multitudinarias peregrinaciones no era fácil “llegar al templo e inmediatamente abrazar al Santo”.
Otra tradición es el “botafumeiro” o “echadores de humo” que es un enorme incensario de plata colgando del techo de la enorme basílica, que pesa 62 kilogramos vacío y mide 1,50 metros de altura. Doce veces al año se le echan carbones encendidos e incienso y se hala con sogas para hacerlo balancear a lo ancho del templo en señal de la oración y el homenaje de los peregrinos.
Sin embargo, aun cuando las tradiciones son tesoros culturales muy apreciados, lo que más valor tiene en la historia del apóstol Santiago el Mayor es que, gracias a su impetuosa labor misionera la fe cristiana llegó hasta Finisterra, los confines de la Tierra conocida entonces y que, de España, 15 siglos después en 1492, otros misioneros y obispos sucesores del apóstol Santiago, transmitieron la fe católica y apostólica a toda América, comenzando por Santo Domingo y Cuba.
Lo que garantiza que la Iglesia es la que verdaderamente viene de Cristo es lo que llamamos “Sucesión Apostólica” que es la cadena ininterrumpida que comienza en los doce apóstoles y llega a los obispos, sus sucesores en todos los tiempos. Para los cristianos católicos cubanos, Santiago adquiere especial importancia por ser el Apóstol por el que nos llegó la fe cristiana. Él es nuestro primer eslabón que nos une a Jesucristo.
Los creyentes en Cuba tenemos en el apóstol Santiago la garantía intrépida de que nuestra fe descansa sobre Cristo y ha sido transmitida fielmente hasta el martirio por este Apóstol cuya “Voz de Trueno” atravesó un continente y llegó hasta el nuestro cruzando los mares.
Además de aprender de la historia y de mantener vivas las tradiciones culturales, lo principal es que sigamos el ejemplo de Santiago y nuestra voz misionera y apasionada siga anunciando en nuestra tierra cubana la Verdad del Evangelio, que es la única que nos hace libres.
Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología por la Universidad de La Habana.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia. Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.