Jueves de Yoandy
Hoy es 4 de julio, día en que los Estados Unidos de Norteamérica celebran el 248 aniversario de su declaración de independencia. Es una fecha que muchos cubanos, todos aquellos que han cruzado el Estrecho ya sea por mar, por tierra, por la selva del Darién, la ruta de los volcanes o han aplicado a los procesos de reunificación familiar o refugio político, celebran también, sumándose a la tierra que los acogió para vivir la libertad plena y el sueño que en su terruño quedó trunco.
Y yo no quiero que ningún cubano tenga que salir fuera de su suelo patrio para encontrar la verdadera libertad.
Muchos alegan que no se van de Cuba por motivos políticos y ¿qué es sino la cuestión de la economía depauperada? ¿Qué son las directrices del sistema de educación que adoctrina desde etapas tempranas? ¿Qué es el la ciencia y la tecnología sino procesos que pasan por el filtro político? Yo quiero para mi país la independencia. Que esta pueda ser celebrada por siglos, como los americanos celebran su Declaración de Independencia, se apoyan en su Constitución y, aunque teman a los resultados de unas elecciones, saben que el pueblo puede decidir en las urnas en un periodo de cuatro años. Los cubanos llevamos más de 60 años exigiendo el derecho a unas elecciones libres y democráticas, es decir, el derecho a unas verdaderas elecciones. No el simulacro de democracia representativa de elegir al delegado de la circunscripción, para que él elija en los sucesivos escalones.
Me duele tener que asumir que muchos cubanos huyen de su Isla, en masa, no podemos negarlo, para vivir fuera la libertad que tanto añoran en esta tierra. Si todo ese empeño y ganas fueran puestos dentro, quizá podríamos aumentar el paso en el largo camino hacia la democracia. A la vez, es gratificante ver que cualquier cubano, del sector o estrato social que haya sido en Cuba, profesional o no, prospera con su esfuerzo y el sudor de su frente en la Nación que hoy celebra su independencia. Es un hecho que provoca sentimientos encontrados: ¿cuánto más no se podría celebrar en La Habana libre? La tierra de la caña, el tabaco y el ron, pero también la tierra del Padre Varela que estuvo en las cortes de Cádiz, cuando éramos colonia del Reino de España; la tierra de Martí, que vivió más en el exilio que en Cuba, aunando esfuerzos, preparando y preparándose para la Guerra Necesaria, poniendo sus talentos al servicio de la Patria; la tierra que ha visto partir por el Puerto del Mariel, Camarioca o cualquier vía marítima, también merece tener una celebración a la altura del 4 de julio americano. Los ciudadanos cubanos merecemos tener un motivo de alegría, no dar gracias a Dios (cosa que es justa y necesaria) por despertar un día más para salir a la “lucha” o ver cómo “escapamos”.
Quiero recordar una frase muy significativa del Presidente Obama en su visita a Cuba cuando expresó: “En Estados Unidos tenemos un monumento claro de lo que pueden construir los cubanos: se llama Miami”. En efecto, a dondequiera que se han marchado los cubanos, allí han sabido trabajar duro y progresar. Juntos podremos reconstruir a la nación.
Por último, quisiera decir que me parece que cada cubano, viva en la Isla o en la Diáspora, deberíamos celebrar el Día de nuestra Independencia, cada 20 de mayo, fecha en que el Generalísimo Máximo Gómez izó por primera vez en instituciones públicas, la bandera de la estrella solitaria.
A fin de cuentas, con sus defectos y virtudes, este es nuestro país, y debemos subir la frente y vaciar el corazón de todo complejo y de todo rencor, para poder comenzar la reconstrucción de las bases éticas y cívicas, y así poder celebrar con autenticidad y con amor a la verdad, cada 20 de mayo con decoro, libertad, justicia y amor.
Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología por la Universidad de La Habana.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia. Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.