¡Llegó la papa! Así retumbó en el barrio, como el grito de Rodrigo de Triana cuando avistó la tierra, el aviso de Yeyo, el vigía de guardia en la placita. Como todos los años, todos los ciudadanos recibiríamos 3 libras de papas para ayudar al cumplimiento de la ley de soberanía alimentaria y mejorar la nutrición del pueblo. Sí, porque si algo es innegable es que la “papa… ayuda”.
Para los consumidores a los que solo los impresionan y conmueven los grandes números diré que para repartir las “tres libritas” de papa el Estado debe disponer de más de 33 millones de libras, unas 16,500 toneladas de papa. Así, te tocan 3 libras te guste o no la papa. Y te las comes ahora y hasta el año que viene. La papa aquí es marcista, vegetal de marzo.
También es posible que si no andas ligero en las colas, se agote la solanácea y no la veas más hasta el próximo año.
A los consumidores a los que impresionan los números pequeños les digo que con la distribución de tres libras per cápita al año, todos los ciudadanos reciben 26,5 granos gramos de papa a la semana, unos 3,8 gramos diarios.
Vaya que lo mejor es comérselas el primer día de su adquisición. O en dos o tres días dependiendo de la austeridad del comensal. Claro que hay quien come mucho más, sobre todo el que tiene dinero en abundancia. La papa se empezó a vender en el mercado negro en febrero. Eran papas no marcistas a 1200 pesos la libra. Ahora la jabita de peso ambiguo cuesta 750 pesos. Y el Estado vende la libra a 12 pesos, es decir, supuestamente con pérdida.
Hasta pronto.