Es evidente que Cuba está en la etapa terminal de un proyecto que ha fracasado en todas sus dimensiones.
Este fracaso se refleja en la esfera económica, donde el país ha caído en la mayor de las pobrezas de toda su historia, la empresa estatal llamada socialista es ineficiente, ineficaz y obsoleta. No existe la libertad de empresa ni de comercio. La falta de liquidez y la inflación es galopante. Las micro, pequeñas y medianas empresas privadas (Mipymes) están totalmente controladas por el Estado y ahora también tendrán que someterse a la llamado “bancarización” con su consecuente “corralito” sobre sus ingresos. Las zonas de miseria, el hambre, la crisis de vivienda, la falta de recursos en el sistema de salud, la crisis general del sistema de educación por el impacto del total adoctrinamiento y del éxodo de educadores, son solo algunos signos que nos permiten comprobar la profunda e insalvable crisis del sistema económico en Cuba.
La etapa terminal también se refleja en el ámbito político. Como nunca antes es patente y comprobable la falta de liderazgo y carisma, el agotamiento del proyecto, la falta de credibilidad en la mayoría del pueblo. El fracaso de los lineamientos y de las tímidas y desfasadas reformas cosméticas, la cerrazón política a despenalizar las discrepancias y a levantar el bloqueo de posibles y plurales alternativas políticas, el inmovilismo y la falta de voluntad para los verdaderos cambios económicos y políticos aparecen como la mayor evidencia comprobatoria del estado terminal del proyecto de más de seis décadas.
La imparable estampida de un éxodo masivo, desesperado y desangrante, que despoja al país de las fuerzas productivas, de los talentos más emprendedores y del horizonte de esperanza, es la prueba elocuente de que, cuando un pueblo huye en una fuga multitudinaria e irrefrenable es porque no solo agoniza el proyecto, sino también las oportunidades.
Pero el final no se manifiesta solo en estas tres dimensiones: económica, política y social, sino que aún es más grave y profundo. Lo más terrible es el daño antropológico que, por la duración del experimento, la falta de libertad, la vida en la mentira existencial, el analfabetismo ético y cívico y la falta de una recta, verdadera y profunda espiritualidad, el utópico “hombre nuevo” del llamado socialismo, ha desembocado en un homo saucius (un hombre debilitado, lesionado, quebrantado) en sus facultades cognitiva, emotiva, volitiva y trascendente.
Pudiera parecernos que la descripción de algunos elementos de esta etapa terminal es absolutamente negativa y desesperanzada; sin embargo, y muy a pesar de este desastre, nos parece pertinente mirarlo desde otro punto de vista: toda crisis puede ser, al mismo tiempo, la extinción de una etapa y el comienzo doloroso pero fecundo de los tiempos nuevos con sus nuevos proyectos.
“No hay parto sin dolor” expresa sabiamente un refrán popular. Todos sabemos, por experiencia propia y ajena, que no hay cambio verdadero sin que algo muera y duela y otra criatura nazca y dé alegría y esperanza.
Cuba puede estar “gimiendo con dolores de parto” como dice San Pablo en la Biblia. Ojalá que no se malogre la criatura de una República nueva, mejor, libre, democrática y próspera.
Ojalá que no haya, en este parto retardado hasta la desesperación, ni regreso a lo malo del pasado, ni olvido de nuestras raíces de la nación cubana con el proyecto de República, aún por desarrollar, que fundaron Varela y Martí. Que no abramos la puerta al caos, ni a la violencia, ni a la muerte en el propio nacimiento de la nueva República.
Quiera Dios que, con sabiduría, serenidad y fidelidad a esas raíces fundacionales, los cubanos, de la Isla y de la Diáspora, podamos reconstruir nuestra nación sobre los fundamentos filosóficos de un personalismo comunitario y trascendente, que restañe las heridas del totalitarismo, evite las nuevas del relativismo, favorezca una “conversión antropológica” y sane el alma de la Nación cubana con una espiritualidad de inspiración cristiana como la que le dio a luz en los orígenes de su existencia.
Pinar del Río, 8 de septiembre de 2023
Solemnidad de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba
Declaración del templo de la Caridad en Pinar del Río como Santuario Diocesano en su Centenario