El respeto: amar la paz y la libertad

Yoandy Izquierdo Toledo
Jueves de Yoandy

El respeto es un valor humano que permite el reconocimiento y la aceptación de las cualidades de los demás y sus derechos. También tiene una arista que consiste en esa apreciación personal, es decir referida al valor propio, a la vez que se tienen en cuenta los derechos de los individuos y de la sociedad.

Como todo valor humano se debería manifestar a lo largo de toda nuestra vida y en todas nuestras áreas de desempeño. Por desgracia en muchas ocasiones no está presenta ni en la vida personal diaria, no en el comportamiento social. Sin embargo, su importancia es extraordinaria para alcanzar una coexistencia pacífica, la armonía de las familias, los colegas en el centro de trabajo o los ciudadanos y el Estado en la sociedad.

Comentemos, brevemente, algunas de esas aristas donde el respeto es una herramienta esencial:

Respeto a la vida

Es el primer y gran derecho que debe ser respetado desde la concepción como persona. En disímiles ocasiones es un derecho vulnerado por las distintas opiniones que se tienen sobre la fecha que marca el inicio de la vida, por las campañas abortistas que en nombre de un derecho pueden llegar a violar otro y por diversas formas en que nos damos cuenta que nos hacemos daño los unos a los otros. El derecho a la vida comprende no solo a la especie humana sino también toda forma de vida natural. Consiste en dar la importancia que llevan los dones que hemos recibido. Por eso la pena de muerte, en pleno siglo XXI puede ser considerada un rezago del pasado. Ninguna persona tiene el derecho a acabar con lo vida de otra por las razones que sean. El respeto a la vida se ve dañado con las diferentes formas que cobra la violencia, con las decisiones que toma el hombre y con el vertiginoso avance de la tecnología que a veces no tiene en cuenta la dignidad humana.

Respeto a los derechos humanos

Los Derechos Humanos, en mayúsculas suelen ser una de las mejores formas de presentar el tema del respeto. En numerosos países y en diversas ocasiones predomina el irrespeto a las libertades fundamentales que posee toda persona humana. Respetar el derecho al trabajo, a una vivienda digna, a la asociación libre, a la libertad de expresión, credo y afiliación política es signo de madurez y nos habla de ese fin último del respeto que es la armonía social.

La actuación de las personas y el cumplimiento de las leyes también son dos aspectos a tener en cuenta a la hora de evaluar el respeto a los derechos humanos en cualquier sociedad. La persona humana, a la vez que debe conocer sus derechos todos, también debe acatar lo establecido por las regulaciones y leyes de su país. Es un respeto mutuo que garantiza la efectiva conjugación entre ciudadanía y Estado, tan difícil de alcanzar en sistemas autoritarios.

Respeto al medio ambiente

Cuando hablamos del respeto a la vida incluimos todo tipo de ser vivo, pero además debemos tener en cuenta el respeto al medio ambiente que incluye a los factores abióticos no renovables. Una persona que pueda ser llamada respetuosa de manera general contempla en sus reglas de vida la protección del medio ambiente.

Un elemento a tener en cuenta en los tiempos que vivimos es cuidarnos de otorgar mayor relevancia a cosas o incluso a los animales no racionales, y atentar contra la tranquilidad y la dignidad de nuestros congéneres. Los ismos de la contemporaneidad no deben conducirnos hacia los extremos o fanatismos. En nombre de la inclusión, la apertura de mente y la libertad a veces irrespetamos la esencia humana.

En resumen, respetar significa pensar y actuar en sentido positivo en nuestras relaciones humanas, pasando por respetarnos a nosotros mismos. No debemos olvidar que nuestros actos tienen repercusión no solo en nuestra vida, sino en la de los demás y en la sociedad. Respeto es también tolerancia, inclusión y buenos modales. Respeto es servir a la paz y amar la libertad.

Yo hago mías las palabras del Apóstol  de Cuba:

“El respeto a la libertad y al pensamiento ajenos, aun del ente más infeliz, es mi fanatismo: si muero, o me matan, será por eso.”

Que esa sea nuestra meta común.

 

 


  • Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
  • Licenciado en Microbiología.
  • Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
  • Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
  • Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
  • Responsable de Ediciones Convivencia.
  • Reside en Pinar del Río.
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