Cada vez es más apremiante para Cuba pensar y prever qué tipo de cambio queremos. Es sumamente peligroso demandar un cambio sin saber hacia dónde queremos cambiar. En la medida que la crisis terminal se agrave, el tiempo para prever y diseñar las líneas maestras de ese cambio se va agotando. Este año 2023 será, sin duda, un camino hacia el cambio: ¡visualicémoslo!
Lo que no queremos
Aunque lo principal es prever el perfil de ese cambio estructural, también es conveniente tener claro lo que no queremos:
– No quisiéramos un cambio fraude. Es decir, hablar y figurar como que todo cambia para que precisamente no cambie la esencia de la situación. El cambio fraude es una traición a la esperanza y al futuro de la nación cubana.
– No quisiéramos un cambio solo económico hacia una economía de mercado, monopolizada por el Estado y con la complicidad de unas MiPymes controladas y sometidas a la hegemonía y los intereses de un pequeño grupo.
– No quisiéramos que el cambio nos lleve hacia el modelo chino, ni al vietnamita, ni al ruso, o a cualquiera parecido. Esos modelos han tenido ciertos logros económicos acotados por la falta de libertad política y la manipulación de la sociedad civil domesticada por el poder unipartidista.
– No quisiéramos que el cambio nos lleve tampoco a regresar al pasado. A un capitalismo primitivo y salvaje, donde se pierda lo que se ha logrado a favor de los derechos de los trabajadores y la cooperación entre empleados y empleadores. Una economía de mercado sin seguridad ni asistencia social, en la que la explotación y la marginación de los más vulnerables vuelva a soliviantar la necesidad de otra revolución que ya sabemos a dónde conduce.
– No quisiéramos que el cambio nos lleve a un sistema en que se invierta la escala de valores y las prioridades en las políticas ejecutadas, en las que la persona humana sea puesta al servicio de la economía, de la política, de las ideologías viejas o nuevas. No deseamos un sistema en que la primacía sean los intereses económicos, comerciales o financieros por sobre los Derechos Humanos para todos.
– No quisiéramos que el cambio nos lleve a viejos o nuevos materialismos que engendren un sistema en el que la educación en valores y virtudes, y el cultivo de la espiritualidad de los cubanos, sean sustituidos por una fiebre posesiva o un vacío existencial.
Habrá que cuidarse de otros muchos peligros: las consecuencias del analfabetismo cívico que lastrará la democracia participada libre y responsablemente; las consecuencias del daño antropológico que ha lesionado las facultades cognitivas, emocionales, volitivas de una buena parte de los cubanos; entre otros lastres que han dejado estas seis décadas.
El cambio que deseamos
No deseamos quedarnos en lo que no deseamos. No es constructivo ni estratégico. Es absolutamente necesario consensuar, entre la Isla y la Diáspora, visiones de futuro, propuestas democráticas, objetivos evaluables y estrategias que sean caminos coherentes en que los fines y los medios que se usen para alcanzar sean igualmente éticos. De no hacer esto, podemos descarriar y perder todo cambio.
Es por ello que el Centro de Estudios Convivencia(CEC) desea proponer los rasgos que aspiramos tenga el rostro de los cambios estructurales en Cuba:
- El cambio en Cuba debería conducir a la nación con todos sus hijos, sin excepción, hacia un humanismo integral y solidario inspirado y fundamentado en el proyecto humanista de Varela y Martí. Cambio sin humanismo sucumbirá frente a la dominación de las ideologías. Es urgente estructurar un corpus de antropología filosófica en la obra de Varela y Martí que pueda contribuir a la sanación del daño antropológico causado por el totalitarismo en Cuba.
- El cambio en Cuba debería ser el fruto de un proceso de transición pacífica, ordenada, ágil y eficaz, que pueda integrar armónicamente los sub-procesos que la deben componer, a saber: un proceso de Verdad y Memoria, un proceso que vaya de la justicia transicional a un nuevo sistema de justicia integral y humanista y un proceso de profunda y duradera reconciliación nacional.
- El cambio en Cuba debería tener como sujeto, centro y fin a la persona humana. Esto significa que toda estructura o política pública debe ser y estar al servicio de la persona, de su dignidad plena, de todos sus Derechos y Deberes, de su desarrollo humano integral. La economía al servicio de la persona y no al revés. La política al servicio de la persona y no lo contrario. La educación, la cultura y los Medios de Comunicación social deben estar al servicio de la dignidad sagrada de todo ser humano y no ser usados para su manipulación, descalificación o adoctrinamiento.
- El cambio en Cuba debería buscar el bien común que es el menos común de todos los bienes. El bien común no es la suma del bienestar individualista de cada uno. El bien común es crear las condiciones económicas, políticas, sociales, educacionales, religiosas, en las que todo ciudadano pueda encontrar, con su propio protagonismo, un desarrollo pleno y próspero de todas sus capacidades y poder escoger y construir un futuro promisorio para sus hijos, su familia y los grupos de la sociedad civil en los que comparte.
- El cambio en Cuba debería consensuar un nuevo pacto social con una nueva Constitución de la República, que recoja lo mejor de nuestras constituciones democráticas, lo mejor del Derecho Constitucional y las experiencias contemporáneas. De esta Constitución debería emanar un nuevo marco jurídico complementario que permita la aplicación de la Carta Magna redactada por una Asamblea Constituyente elegida democráticamente.
- El cambio en Cuba debería concebir un modelo de economía social de mercado de modo que se liberen las fuerzas productivas, el espíritu emprendedor y la creatividad empresarial de los cubanos. Se respete la propiedad privada, cooperativa y mixta. Se abra la economía de Cuba al mundo y se honren los compromisos financieros y comerciales de Cuba en sus relaciones con el mundo. La regulación moderada de ese modelo económico de mercado tendrá como fin garantizar la seguridad y la asistencia a los más vulnerables, de modo que crezca la clase media y disminuya la pobreza y la exclusión.
- El cambio en Cuba debería concebir un modelo de participación política consciente, participativo, representativo, competitivo y con alternancia en el poder. Un modelo democrático en que no se fomenten los caudillismos, los mesianismos ni los populismos. Un modelo democrático semi-parlamentario o parlamentario que blinde las instituciones de irrupciones autoritarias o totalitarias. Un modelo en que el fortalecimiento de las instituciones democráticas no pueda ser invadido, manipulado o desmantelado por ningún grupo o ideología. Un modelo democrático que garantice y promueva el hábitat cívico del Estado de Derecho.
- El cambio en Cuba debería crear un nuevo sistema educativo, según las más genuinas tradiciones pedagógicas cubanas fundadas por Caballero, Varela, Luz, Mendive, Martí y tantos otros que vivieron y ejercieron en sus vidas aquel aforismo de Luz: “Instruir puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo.” O aquel otro atribuido a Varela: “Se trata de formar hombres de conciencia que no sean soberbios con los débiles ni débiles con los poderosos.” Este proyecto educativo debe incluir en todos los niveles de enseñanza un programa integral y progresivo de formación ética y cívica.
El cambio estructural y sistémico en Cuba debe seguir perfilando sus rasgos identitarios. El think tank del Centro de Estudios Convivenciaha venido desarrollando un “Itinerario de Pensamiento y Propuestas para el futuro de Cuba”. Este laboratorio de pensamiento ya ha estudiado trece sectores o temáticas holísticas que pueden ser leídas o descargadas en nuestro sitio web usando VPN: www.centroconvivencia.org
Aprovechamos este Editorial para anunciar que, al cumplir 15 años de nuestro servicio a Cuba en el Proyecto Convivencia, hemos renovado totalmente nuestro sitio web que sigue bloqueado desde Cuba, pero que ahora cuenta con un nuevo diseño, más velocidad y nuevas prestaciones.
El sitio de Convivencia en Internet cuenta con: el texto íntegro de los 13 informes del CEC en PDF fácilmente descargables y que ahora están registrados con su ISBN e indexados en los principales buscadores académicos; las columnas diarias y la revista bimestral; un canal de YouTube llamado VideoConvivencia; todos los Cursos de Educación Ética y Cívica disponibles en PDF y de fácil descarga, así como el primer libro de texto publicado después de 1959, que contiene material para el alumno y guía para el profesor, redactado y publicado por los equipos del Centro Cívico y del CEC; la colección de las revistas Vitral del número 1 al 78 que fueron borradas de su propia página web y que muchos todavía conservan y consultan.
La web del CEC también ofrece la descarga gratuita de libros en PDF que tienen relación con las temáticas que tratamos y otra sección con los enlaces que permiten la compra de otros libros en Amazon. El investigador o lector encontrará también una sección de Microproyectos en los que puede conocer tres de ellos que aplican las visiones y propuestas del think tank en pequeños formatos para su experimentación. Nuestra web también cuenta con una Presentación del CEC que contiene: la misión, la visión, los objetivos y líneas de trabajo, nuestro Código de Ética y una síntesis de nuestra historia, así como los curriculums de los miembros de sus consejos directivo y académico. Además, todo el contenido de nuestra web se podrá traducir y leer en 1o idiomas a elegir por el lector: español, inglés, francés, italiano, holandés, portugués, alemán, chino, ruso y árabe.
Nuestra web cuenta con más de tres mil entradas, 14 cursos, 13 informes de estudio, 15 libros, 91 revistas, relaciones con 5 universidades y con tres micropoyectos. Es una muestra de nuestro trabajo durante 15 años y ahora quedan como un repositorio más asequible y mejor organizado. Esto constituye una parte de nuestro pequeño aporte al reservorio de estudio, pensamiento y propuestas para el futuro de Cuba.
Pensar para cambiar a mejor. Estudiar para servir mejor. Cambiar y servir para que Cuba pueda ser más humana, más libre, más responsable, más próspera y feliz.
Pinar del Río, 25 de enero de 2023
25º aniversario de la visita de San Juan Pablo II a Cuba