Martes de Dimas
En la entrega anterior recordé que la confiscación de la propiedad privada en Cuba, desde las grandes hasta las más pequeñas, fue el fundamento económico del totalitarismo cubano; una confiscación por demás, violatoria de la Ley Fundamental de la República, que en su artículo 24 rezaba: “Nadie podrá ser privado de su propiedad sino por autoridad judicial competente y por causa justificada de utilidad pública o interés social y siempre previo el pago de la correspondiente indemnización en efectivo, fijada judicialmente”; mientras el artículo 87 reconocía: “la existencia y legitimidad de la propiedad privada en su más amplio concepto de función social”[1]. Es decir, la confiscación de bienes estaba vetada constitucionalmente.
Con las confiscaciones, violatorias de la Ley Fundamental, la gran, la mediana, la pequeña y la diminuta propiedad privada pasaron a manos del Estado sin la debida compensación. En respuesta Estados Unidos dispuso la Ley del embargo y rompió las relaciones diplomáticas con Cuba, lo cual se tradujo en el declive sufrido por la nación cubana en sus últimas seis décadas.
La pérdida del comercio con la mayor potencia económica y científica del mundo, a sólo unas millas de nuestras costas tuvo que ser suplido por otra, a miles de millas de distancia con un país de menor desarrollo económico y científico.
Todo intento de salir de una crisis generada por esas razones resulta inútil si se culpa de forma absoluta al embargo, que fue una consecuencia, a la vez que se elude la principal causa: la eliminación de las libertades ciudadanas. De ahí que la resolución de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aprobada el pasado 3 de noviembre, en lugar de victoria constituye una maniobra de distracción del gobierno cubano. Tres preguntas bastan para demostrarlo:
Una.- Por qué si el embargo se decretó en 1961, no fue hasta 1992 que Cuba presentó la primera resolución condenatoria contra el mismo. La respuesta es obvia, porque los primeros 30 años la Unión Soviética, por razones ideológicas y geoestratégicas mantuvo a la maltrecha economía cubana con sus subvenciones hasta que ocurrió su hundimiento.
Fue a partir de esa fecha, 1992, que el embargo se consideró primero, causa de algunas dificultades y luego, de todos los males del país, incluida la declaración de ser uno de los principales obstáculos para garantizar los derechos sexuales en Cuba[2].
Dos.– Si entre 1992 y 2016, período en que Cuba presentó las primeras 25 resoluciones, la votación fue aumentando hasta que, durante la administración de Barack Obama, Estados Unidos e Israel se abstuvieran y el resto de los países votara a favor –lo máximo a que se podía aspirar en un órgano cuyos acuerdos no son de obligatorio cumplimiento–, al quedar agotado el camino de las resoluciones, ¿por qué el gobierno de Cuba, en lugar de enrumbarse hacia la negociación bilateral se mantuvo presentando resoluciones similares?
El presiente Obama, a diferencia de las administraciones precedentes, en lugar de exigir la democratización como premisa para restablecer las relaciones, dictó seis paquetes de medidas dirigidas al empoderamiento de los cubanos: amplió los permisos de viaje, ofreció facilidades comerciales a empresas privadas y a pequeños agricultores, acrecentó el monto de las remesas y los donativos, expandió las exportaciones comerciales de bienes y servicios, y proporcionó telecomunicaciones comerciales y servicios de internet con precios más bajos. Medidas que repercutieron en el aumento de los viajes, la llegada de los buque cruceros, el reinicio de los vuelos, la transportación directa de correo y facilitó las negociaciones de otros países con la Isla.
Mientras tanto, el gobierno cubano se limitó a medidas de maquillaje, demostrativas no de voluntad política de cambio, sino de hasta donde habían retrocedido los derechos de los nacionales: permitir que los cubanos se hospedaran en hoteles reservados para turistas, a viajar al exterior sin pedir permiso, permanecer fuera del territorio nacional hasta 24 meses, vender sus autos y sus viviendas, comprar computadoras, DVD y líneas de telefonía móvil.
Malogrado el intento de restablecer las relaciones con Estados Unidos, el 1 de de noviembre de 2017, Cuba presentó nuevamente ante la ONU el proyecto titulado “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”. En ese contexto Donald Trump, quien durante la campaña electoral había anunciado que revisaría la política establecida por Obama, firmó el “Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el fortalecimiento de la Política de Estados Unidos hacia Cuba”.
Los años siguientes Cuba mantuvo las resoluciones condenatorias. Ahora, el 3 de noviembre de 2022, se aprobó la resolución número 30 con los mismos argumentos: el bloqueo es ilegal e inmoral y constituye el mayor obstáculo para el desarrollo económico y social de Cuba.
Tres.– ¿Por qué la insistencia en un camino sin salidas?, porque el objetivo de las resoluciones no es otro que enmascarar el verdadero obstáculo del desarrollo de la Isla: un sistema totalitario que concentró en el líder el poder absoluto, la propiedad en el Estado, sustituyó la sociedad civil por un entramado de asociaciones subordinada al orden establecido y las utiliza para solapar la ineficiencia y eludir cualquier compromiso con los derechos humanos.
Por tanto, la solución de la crisis estructural de Cuba no depende sólo, ni en primer lugar, de la suspensión del embargo, sino de la suspensión del embargo interno. Lo demostrado en más de seis décadas es que la eficacia del totalitarismo para conservar el poder, solapar la ineficiencia y eludir cualquier compromiso con los derechos humanos, no es extrapolable a la eficiencia económica y al bien común, como lo demuestran los hechos: 1- antes de 1959 la economía de Cuba era una de las más fuertes de la región, hoy se ubica entre las más pobres, lo cual confirma que la relación entre libertades y progreso constituye una ley social; 2- la miseria generalizada que en el último año ha lanzado un cuarto de millón de cubanos fuera de nuestras fronteras.
No se trata de una rendición ante el “enemigo”, sino de un gesto hacia la nación y hacia el pueblo que supuestamente representa. Por tanto, los países que votaron por la suspensión del embargo estadounidense, sin mencionar el embargo interno, poco favor hacen al pueblo cubano. En su lugar, deberían exigir al gobierno de Cuba que restablezca las libertades políticas, cívicas y económicas y de pasos a los cambios que la nación cubana demanda.
La Habana, 7 de noviembre de 2022
[1] Convención Constituyente. Constitución de la República de Cuba 1940, pp. 11 y 38. Publicada en la gaceta Oficial No. 464, de 8 de julio de 1940.
[2] Palabras de Manuel Vázquez, subdirector del CENESEX, el 13 de mayo de 2021.
- Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
- Reside en La Habana desde 1967.
- Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
- Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
- Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
- Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
- Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).