La masa y la manipulación

Lunes de Dagoberto

Tenemos hace mucho tiempo la certeza, por la experiencia reiterada, de que uno de los instrumentos de manipulación más eficaces y solapados es la utilización de la psicología de las masas, de la que Gustave Le Bon escribió un libro así titulado que levantó la polémica hasta nuestros días.

Al morir en 1931, Le Bon no podía imaginar que sus estudios, por otra parte discutibles, pudieran ser utilizados por los totalitarismos de uno y otro signo desde el nazismo hasta el comunismo.

Unos buenos amigos me han pedido mi opinión acerca de una frase entresacada de los escritos de Le Bon que les compartiré a continuación:

“Las masas nunca han sentido sed por la verdad. Se alejan de los hechos que no les gustan y adoran los errores que les enamoran. Quien sepa engañarlas será fácilmente su dueño, quien intente desengañarlas será siempre su víctima”.

En primer lugar, quisiera aclarar que no coincido con el enfoque darwinista, racista, y exagerado del protagonismo de las masas sin necesidad de un liderazgo auténtico.

Dicho esto, paso el análisis de la frase en sí, que primero habría que ponerla en contexto tanto de la obra entera como del pensamiento del autor que ha sido superado en muchos de sus  planteamientos, sobre todo los racistas.

Por otro lado, ha sido plenamente demostrada la posibilidad de manipular a las masas con técnicas  y estrategias bien definidas y fácilmente reconocibles por quienes sean educados para ejercitar una  conciencia crítica que permita el análisis y el discernimiento de cada política o actitud.

Considero que más que interpretar esta frase, sería más útil y productivo dotar de herramientas de alerta para que cada ciudadano aprenda a “ser protagonista de su propia historia personal y nacional”, como reiteró San Juan Pablo II en Cuba.

Como me gusta proponer instrumentos o pistas para abordar cada tema, les comparto 10 técnicas aplicadas por regímenes autoritarios o populistas para engañar y manipular a las masas inconscientes que se dejen conducir sin abrir los ojos de su consciencia, de su razonamiento crítico y de su voluntad.

Según el francés Sylvain Timsit en su ensayo “Estrategias de la manipulación” (2002), estas serían las siguientes:

  1. Distracción del ciudadano.

Poner todos los medios de comunicación y campañas en otro lugar para desviar la atención hacia temas banales o secundarios y evitar que se identifique y trabaje sobre la verdadera raíz y esencia de la situación que vivimos.

  1. Dejar crecer un problema para darle solución mesiánica.

La estrategia de crear o dejar crecer un problema que estaba en manos de la autoridad resolver, dejar que la masa exija su solución; para al final presentar la solución como una respuesta mesiánica del Estado. Así la masa debería creer que el poder siempre responde a sus demandas y que las soluciones solo podrán ser “resueltas” de forma mesiánica por el Estado.

  1. La aplicación gradual de medidas impopulares.

El poder manipula la paciencia de las masas, ejecutando, poco a poco, las decisiones políticas, económicas o sociales que  provocarían protestas y reacciones si se aplicaran rápidamente y de una vez.

  1. Diferir el paraíso.

Otra forma de manipular es hacer creer a las masas que las duras medidas de hoy deben resistirse porque en un futuro no fechado nos traerá el bienestar deseado hoy.

  1. Infantilizar a las masas.

Con esta estrategia se manipula con mensajes televisivos o en prensa plana o digital que tratan a las masas como si fuéramos niños “enseñandos” por un régimen paternalista que nos cuida o que nos “explica” noticias y decisiones como si fuéramos imbéciles o ignorantes que “no sabemos interpretar por nosotros mismos” o somos un grupo de “confundidos”.

  1. Las emociones contra los razonamientos.

Los mensajes, las leyes, las políticas son presentados manipulando las emociones. Lo que “te hará  sentir”, o “cómo te sentirías” si te opones. O cómo “herirías los sentimientos” de otro grupo oponiéndose a lo que se propone. Se trata de provocar un “corto circuito” del razonamiento” a través de las emociones.

  1. Mantener a las masas en la ignorancia.

Esto se logra ocultando parte o toda la información haciendo como si el hecho nunca hubiera ocurrido, y por otra parte ocultando las herramientas o las técnicas que eduquen la conciencia crítica y la capacidad de ejercer el poder ciudadano. Por eso, se combate o criminaliza el periodismo ciudadano y el uso de las redes sociales que permiten el fenómeno social conocido como “multitudes conectadas”.

  1. Crear masas complacientes.

Esta estrategia tiene como fin crear matrices de opinión que impongan los criterios del poder a las masas pero haciéndoles creer que opinan por sí mismos. Que no siguen una estrategia o moda, sino que han decidido esto o piensan de esta manera porque esa es “la verdad”, cuando en realidad es la “vida en la mentira” la que les está  imponiendo “su verdad”.

  1. Promoviendo el sentido de la culpabilidad de las masas.

Esta es una estrategia que desvía la responsabilidad de las instituciones o del Estado, para cargar de culpabilidad a los ciudadanos. Todo lo malo es culpa de la gente que se tilda de “inescrupulosa” o de un enemigo externo; y el Estado queda impune en una operación en la que tira la pelota al terreno de la culpabilidad ciudadana. Desplazan la indignación que podría provocarles el sistema, hacia una permanente culpabilización de sí mismos.

  1. Conocimientos sobre el ser humano.

Por último, el poder usa todos los adelantos de la ciencia, la técnica, especialmente la psicología, para manipular el estado de comprensión, análisis y decisión de los ciudadanos y de las masas.

Ojalá que estas herramientas nos sirvan para no dejarnos manipular, para crecer en el ejercicio de la conciencia crítica, para mejorar nuestro discernimiento y para dejar de ser masa manipulable y educarnos como pueblo responsable.

Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.

 

 


  • Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955).
  • Ingeniero agrónomo. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
  • Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017.
  • Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
  • Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017.
  • Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
  • Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2006.
  • Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
  • Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
  • Reside en Pinar del Río.

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