LA VENTA DE DÓLARES Y LAS INCOHERENCIAS DE LA POLÍTICA ECONÓMICA


Miércoles de Jorge

La implementación del mercado cambiario que las autoridades cubanas habían prometido, comienza con la nueva medida que desde la semana pasada permite que los bancos cubanos compren dólares (y otras divisas) a la población por un valor referencial de 120 pesos. Aún no se venden y no se sabe por cuanto tiempo se extenderá el proceso de “preparar condiciones” para la venta de divisas, el cual podría dilatarse si –como es de esperar– las personas siguen prefiriendo el mercado informal para canjear sus divisas.

A penas una semana después de anunciada la medida, las tasas de cambio en el mercado informal para el euro, el MLC y el dólar han aumentado significativamente. De un valor de 115 pesos por dólar el día 4 de agosto, fecha en la que entró en vigor la medida, los reportes del medio independiente elToque muestran cómo el valor del dólar se sitúa ahora en unos 125 pesos cada uno. Como es lógico, las preferencias de las personas deberían moverse en favor del mercado informal y por tanto minimizar la cantidad de divisas que los bancos puedan recaudar. Justo lo opuesto de lo que –en teoría– se esperaba por parte del gobierno.

Lo anterior plantea algunas preguntas sobre cómo van a reaccionar las autoridades económicas. ¿Van a intentar lo imposible: hacer la guerra al mercado informal e intentar eliminarlo? ¿Van a seguir subiendo la tasa y ofrecer una tasa más atractiva para lograr recaudar las divisas que por ahora se siguen canalizando en el sector informal? Y además surge la preocupación sobre dos cuestiones de vital importancia relacionadas con esta medida:

1. ¿Como se puede iniciar la compra de divisas por parte de los bancos con el impacto inflacionario que ello tiene sin que se tomen medidas para potenciar el crecimiento en un entorno de crisis profunda? Por qué no avanzar en la necesaria reforma cambiaria de la mano de otras reformas más profundas y urgentes como la liberación de las fuerzas productivas, una apertura verdadera a la inversión, y el reconocimiento de los derechos de propiedad. Sin estas reformas profundas, es imposible que otras reformas como la mencionada transformación en el mercado cambiario sean efectivas, como no lo han sido hasta ahora. Las propias autoridades han reconocido la necesidad de acompañar este proceso con otras medidas que apunten a los fundamentales de la economía, sin embargo, las reformas para lograr avanzar en ese sentido no se acometen de manera decidida.

2. Se vuelve a la multiplicidad de tipos de cambios, después de que con el ordenamiento monetario se planteó un único tipo de cambio para toda la economía. El consenso de los economistas e incluso el objetivo declarado de las autoridades es que haya un solo tipo de cambio, y que se fortalezca la moneda nacional. Sin embargo, una vez más volvemos a dar tumbos y a revertir lo que se avanza. Con estas medidas, se retrocede respecto a lo poco avanzado con el ordenamiento monetario de enero de 2021. Sin unas reformas coherentes y complementarias entre sí, no es posible avanzar en el desarrollo del país, esa lección ya deberíamos haberla aprendido de la historia.

Mientras tanto, la población cubana, la gente de a pie, sigue padeciendo las consecuencias de una crisis que se extiende y profundiza sin que haya síntoma realista de recuperación. El gobierno cubano siempre ha criticado el sistema capitalista y el llamado neoliberalismo, por generar desigualdades, exclusión, explotación laboral, pobreza y otros tipos de males realmente existentes en algunos países capitalistas. Y paradójicamente las medidas y la inacción del gobierno en cuanto a reformas estructurales y profundas cada vez amplían la brecha entre unos cubanos y otros, cada vez son más los que quedan excluidos de oportunidades de progreso y desarrollo personal, cada vez disminuye más el poder adquisitivo de los salarios y escasean más los productos de primera necesidad.

De este modo, si evaluamos por sus resultados las medidas que en materia de economía se han venido aplicando en Cuba, muchas podrían catalogarse de neoliberales a pesar de ser aplicadas por un gobierno “socialista”. Sin dudas otra muestra de las incoherencias de la política económica en Cuba.

 

 


Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.

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