Durante mucho tiempo el discurso oficial del gobierno cubano se ha pronunciado en contra del racismo y cualquier tipo de discriminación a él asociada. Tradicionalmente se habla de un racismo dirigido desde las personas de piel blanca hacia las de piel negra, pero no se ha tenido muy en cuenta el racismo inverso —bastante reciente en comparación con el anterior—; es decir, desde las personas de piel negra hacia las de piel blanca. Se trata de un racismo enraizado en la mentalidad popular, no aprobado por la oficialidad cubana, pero que, desgraciadamente, aún persiste en el pensamiento de muchas personas. Pero esto no es todo, para complejizar todavía más esta situación, actualmente se ha generado una nueva oleada de neonazis, skinheads de derecha —muy al estilo estadounidense o inglés— y alguno que otro seguidor de la tradición nórdica en su interpretación racista, como el Wotanismo de los EE.UU. Estas tendencias actuales están apareciendo, con alarmante notoriedad, en jóvenes cuyas edades oscilan entre los 18 y 30 años, y no es desacertado sospechar que con edades mayores también.
Lo más inquietante de esta situación es que se está gestando de manera clandestina y ninguna autoridad gubernamental le ha prestado la atención merecida, al menos, como precaución. En lugar de ello están centrados en el tema del racismo tradicional, sin tener en cuenta que dicho prejuicio asume formas muy diversas y cualquiera de ellas es perjudicial para la sociedad. En este sentido, ignorar el surgimiento de tendencias neonazis en Cuba es tan imprudente como eliminar —o intentar hacerlo— toda posible información publicada sobre ello en redacciones procedentes de EE.UU. o cualquier otro país interesado en esas cuestiones tan novedosas en nuestro archipiélago.
Los judíos, como en el periodo de entreguerra en Alemania, son los culpables del problema económico actual, pues, poco a poco se han apoderado de todas las grandes empresas, los cargos políticos, las ciencias, el arte; de todo. Hay una conspiración judía internacional, que tiene como objetivo el dominio mundial, por eso hay que hacer un frente común contra ellos. En mi caso particular, además de esto, yo me inclino más por la postura política de derecha y eso es también anticomunista. Creo que es mi forma de oponerme al comunismo en este país.
A primera vista parece muy convincente, pero cuando a estos personajes se les pide que expliquen en qué basan su afirmación respecto a la supuesta “conspiración judía internacional”, exponen argumentos muy pobres, carentes de fundamentación alguna y que responden a una especie de teoría conspirómana como tantas que abundan en la actualidad, sobre todo en EE.UU.
Se podría, incluso, afirmar, que, en el caso de la esvástica y las siglas de la Schutzstaffel, las temibles SS, pintadas sobre la imagen del Che en La Habana y en Holguín —noticias también censuradas por el gobierno cubano, debido al origen de su publicación— la intención es probablemente más política que racial, lo cual no niega para nada la existencia de un auge creciente de esa postura en las nuevas generaciones cubanas; sino, que ambas tendencias, la racial y la política, coexisten como fenómenos paralelos en el seno de la sociedad. Ahora bien, ¿en qué consiste dicha perspectiva política en Cuba del empleo de la simbología nazi? Al respecto, la publicación Cibercuba, censurada en el archipiélago —para acceder a ella es obligatorio el empleo de VPN y tener 4G— el 22 de febrero de 2021, dio a conocer un artículo en el que se plantea lo siguiente:
La imagen de El Che Guevara en una pared de La Habana amaneció intervenida por un sujeto anónimo, quien le pintó una esvástica nazi en la boina, en lugar de la estrella que suele llevar como símbolo. La pintura se encuentra en la Fábrica de Cigarros situada en las calles Gloria y Zulueta, en La Habana Vieja, según dio a conocer el periodista independiente Héctor.
Pero el absurdo va más allá del rescate del neonazismo como ideología en Cuba, también hay quien niega sus orígenes mestizos, africanos o aborígenes, para asumir una postura racial alegando a supuestos orígenes germanos en un porciento tan elevado, que probablemente no se reencontrarían en el ADN de un alemán. En conversaciones con uno de estos individuos se pudo obtener la siguiente afirmación al respecto:
Los judíos son los que tienen el mundo jodido, así como está. Con el cuento del Holocausto, que es una mentira inventada por ellos mismos para victimizarse y hacer ver mal a los alemanes, hoy se han apoderado de todo, están infiltrados en todas partes y dominan el mundo desde las sombras. En Cuba, pasa algo parecido con los negros: yo los mandaría a todos otra vez para África y traería a europeos blancos y de ojos claros para repoblar Cuba.
Esta persona, que reniega de sus ancestros, se tiñe el cabello de rubio y usa lentes azules. A todos les dice que así es su cabello natural y que esos ojos los heredó de sus ancestros alemanes, suecos, daneses o fineses por la vía paterna. Lo más absurdo no es que reniegue de sus orígenes, puesto que cada cual puede mentirse a sí mismo si y a los demás si así lo desea. No, lo más absurdo es que pretenda ser alguien que no es, que se invente una apariencia física para ocultar su verdadera identidad y que, incluso, les mienta a otros al respecto delante de personas que lo conocen desde mucho antes que pensara en asumir el neonazismo como ideología o postura política. Para colmo, este sujeto combina elementos. En otras de sus delirantes conversaciones proponía la siguiente: “tenemos que cuadrar una noche para ir al bosquecito del Golfito y quemar una cruz y hacernos visibles”. O sea, que es neonazi y además seguidor del Ku Klux Klan. Con estas expresiones absurdas solo evidencia lo perdido que está este individuo y lo disparatado de su incoherencia histórica. ¿De dónde proviene todo esto? Pues, de las actuales alianzas entre skinheads de derecha, neonazis y grupos Ku Klux Klan estadounidenses, que han ejercido mucha influencia no solo en su país, sino, en toda América y Europa. A nivel mundial hay organizaciones de este tipo, principalmente en EE.UU. y Europa. Estas organizaciones hoy están aumentando sus números de miembros, porque mucha gente ha perdido la fe en sus respectivos gobiernos debido en gran parte a la corrupción de los mismos y a la Marcha de los supremacistas blancos en enero del 2021, en protesta por la no reelección de Donald Trump.
Es necesario mostrar que existe este fenómeno en Cuba hoy, así como existe una creciente falta de conciencia (a tal punto que, el 31 de octubre de 2021, en Halloween, un joven se paseó por todo el Parque de G, en pleno Vedado, con un traje de Ku Kux Klan) y ni hablar de la desoladora pérdida de valores. Tal parece que, como el fenómeno del neonazismo, de los Skinheads de derecha o el Ku Klux Klan nunca se han arraigado en Cuba no tenemos por qué preocuparnos. No es cierto, que algo no sea visible (aún) no significa que no exista y si existe, entonces se pude tornar peligroso en el futuro.
Magdey Zayas Vázquez (La Habana, 1985).
Graduado en 2012 de la carrera Licenciado en Educación, Humanidades, en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona.
Maestría en Didáctica del Español y la Literatura (2017, también en el Pedagógico).
Profesor Instructor de Literatura Latinoamericana de la UCPEJV, desde 2015 hasta 2018.
Profesor Instructor de Literatura Cubana en la Universidad de las Artes desde 2019.