- Prólogo
- Un perro moribundo
- bajo un banco del parque
- pronto será una cáscara…
- de no recogerla
- ha de haber
- pelusilla de cásacara de perro
- por toda la ciudad.
- Sería justo
- que dejara
- este último recuerdo.
- Acto primero
- Al mediodía
- los árboles están solos.
- La tórrida luz
- limpia
- aunque sea de mentiras
- la glorieta despintada.
- Los bancos oxidados
- bajo alguno de los cuales
- ya ha muerto un perro en soledad
- reciben la noticia
- una torcedura del viento sobre el Golfo
- amenaza…
- Acto segundo
- Adhesivos en cruz sobre cristales.
- Árboles que lucen
- como víctimas de Jack.
- Trasiego de hormigas.
- No es seguro el arribo
- pero se preparan.
- Acto tercero
- Cae el sol
- Burdo montaje
- de la ciudad teatro
- como si no fuera a levantarse
- para la función de mañana.
- Unas pocas luces
- alumbran la desesperanza de la noche.
- Penúltimo acto
- Arribó extirpando árboles
- previamente mutilados.
- Contra él toda estrategia
- fue pura ingenuidad de las hormigas.
- Hora próxima al fin.
- La bestia nos mira con ojo neutro
- embajador de la última embestida.
- Los restos del perro que nadie recogió
- bailaron y bailarán
- de charco en charco
- como una marioneta.
- ¡Si hubieran cruzado
- de adhesivos la ciudad!…
- Que el cíclope nos deje al menos
- el marco terroso del cristal quebrado…
Yerandy Pérez Aguilar (Pinar del Río, 1990).
Tiene publicado el poemario “bitácora de un paria” (Editorial Primigenios, 2021).
Textos suyos aparecen reseñados en revistas cubanas y extranjeras, así como en las antologías “La casa por la ventana” (Proyecto Arte Cuba, 2012), “Bicentenario de Gertrudis Gómez de Avellaneda” (Sevilla, 2014), “Catalejo II” (Ediciones Loynaz, 2018) y “Las piedras clamarán” (Ediciones La Luz, 2021).