Los problemas y la situación que se vive en Cuba son el plato fuerte de toda conversación. Cada caso es peor que el otro y las familias ya no saben qué hacer, están sufriendo de estrés y no cuentan ni con medicamentos para sobrellevar la situación.
Lo he vendido todo, estoy sin ropa y sin nada, vendí las carteras, el secador de pelo y hasta las argollas de oro que tenía puestas, para que mis hijos puedan mal comer –eso me contó alguien que conozco. Qué dura realidad, qué fuerte y espantoso lo que está sucediendo en Cuba.
Mientras conversábamos nos preguntábamos cómo la están pasando las familias más humildes y desfavorecidas. La mayoría de las familias no reciben remesas del extranjero, incluso para las que lo reciben, el mismo monto perdió el valor que tenía con la llegada este año del reordenamiento.
La persona de la que antes hablo ha sufrido de ataques de estrés y presión alta, y es producto a los problemas diarios que no sabe cómo afrontar. Se pregunta por qué su salario no alcanza para nada, y por qué aún teniendo dinero no puede comprar lo que necesita.
No hay forma posible de estar de acuerdo con este gobierno, hoy más que nunca los ciudadanos están cansados de ser maltratados y humillados. Nunca habíamos estado tan mal.
- Rosalia Viñas Lazo (Pinar del Río, 1989).
- Miembro del Consejo de Dirección del CEC.
Ver todas las columnas anteriores