Más allá de ideologías, de gustos particulares, de países o contextos concretos, más allá del tiempo, y de la persona específica de la que hagamos referencia, existen una serie de requisitos para que una persona se sienta feliz, para que pueda avanzar en cuanto a realización plena, para que tenga calidad de vida, para que esté en armonía consigo mismo y con el ambiente. Estas son exigencias que deben alcanzarse tanto en países socialistas como capitalistas, o cualquier otro sistema posible, y que no son dádivas del poder sino derechos de los ciudadanos, de las personas, que responden a nuestra dignidad inalienable y a nuestra condición de hijos de Dios, por lo que no hay explicación posible para que uno de estos derechos sea conculcado o limitado de manera parcial.
- Los cubanos necesitamos un mejor acceso a los servicios de salud. Es cierto que es gratis, es cierto que contamos con excelentes profesionales, pero también es evidente el deterioro constante de estos servicios en cuanto a infraestructura y calidad. No es justo que haya pueblos enteros en Cuba donde no hay cardiólogos accesibles porque están en otros países prestando servicios, no es justo que los hospitales estén en condiciones deplorables, no es justo que exista muchísima violencia obstétrica, no es justo tener que pagar ilegalmente para acceder a determinados servicios médicos, no es justo que no estén disponibles los medicamentos necesarios.
- Los cubanos necesitamos una educación de calidad, no solo acceso, sino verdadera educación en lugar de adoctrinamiento o pura formación técnica. Necesitamos educación ética, cívica y emocional. Necesitamos aprender a ser libres, a pensar con cabeza propia, a ejercitar la discrepancia, a superar los miedos, a enfrentar la vida con sentido, usar la razón, hacer el bien, buscar la verdad, ser solidarios, entre otras cuestiones sumamente importantes. No es justo, además, adoctrinar a niños en contra de la voluntad de los padres, ni excluir a quien piensa y se expresa diferente, ni reprimir, ni impedir el avance de alguien por cuestiones ideológicas. No es justo carecer de la libertad de elegir qué estudiar.
- Los cubanos necesitamos alimentación, sana y suficiente. Necesitamos acceso y calidad en los alimentos, facilidades para encontrar los que necesitamos, legalidad y libertad para producir y comercializarlos. No es justo que la alimentación de calidad siga siendo un sueño tan difícil en Cuba, que haya que “inventar”, pagar tarifas excesivas, acudir al mercado negro, sacrificar determinados alimentos, entre muchas otras pesadillas diarias. No es justo, especialmente cuando Cuba cuenta con las potencialidades para producir casi toda la comida que demanda, y es sólo por falta de libertad que no hay mayor disponibilidad de alimentos. Ni hablar de los absurdos de los alimentos prohibidos, en especial de los mariscos y pescados.
- Los cubanos necesitamos una vivienda digna, una casa segura, que no peligre la integridad física de las personas, y espaciosa donde no sea necesario el hacinamiento, ni la convivencia forzosa entre varias generaciones. Necesitamos viviendas con acceso a servicios básicos y de calidad como los de electricidad, agua, gas, comunicaciones, entre otros. Donde las personas puedan convivir sin estrés, sin miedo, con seguridad, con acceso a recursos para que la casa no se deteriore peligrosamente. Necesitamos acceso a vivienda para los jóvenes, para los estudiantes, mayores facilidades de renta, legalidad para cambiar el domicilio legal hacia cualquier parte del territorio nacional. No es justo que la vivienda sea uno de los mayores problemas que sufren los cubanos en pleno siglo XXI, y en un país donde esto es un problema de relativamente fácil resolución.
- Los cubanos necesitamos servicios de transporte público y privado, eficiente y de calidad, sustentables y respetuosos del medio ambiente. La movilidad es un derecho y una necesitad cotidiana indispensable para el acceso a otros derechos, no es justo que sea extremadamente caro moverse de un lugar a otro ni que haya que perder incontables horas para poder acceder a los servicios de transporte. No son justas las condiciones de estos medios, ni los tratos a los que son sometidos quienes se ven obligados a acceder al transporte público. Necesitamos mejores tarifas, más eficiencia, más servicios y mejor calidad en ellos, mejor infraestructura, entre otras cosas. Viajar debería ser accesible, fácil, placentero, y seguro.
- Los cubanos necesitamos trabajo digno, con una remuneración y unas condiciones laborales dignas. Deberíamos tener la libertad de elegir dónde trabajar, incluida la libertad fundamental de emprender en el sector privado y desarrollar nuestros talentos y creatividad en un ambiente de respeto y seguridad laboral. No debe existir la discriminación por motivos políticos ni de ninguna índole en los ambientes laborales, debe garantizarse el derecho de sindicalización, debe garantizarse el acceso a trabajo a todo ciudadano que busque trabajar, y promoverse el trabajo como la vía más importante para la realización plena de la persona y para el bienestar de la sociedad. Se deben respetar todos los derechos laborales internacionalmente reconocidos.
- Los cubanos necesitamos seguridad ciudadana, que no es Estado sobreprotector, paternalista y represor que controle nuestras vidas en nombre de la estabilidad social y el bien público, sino unas condiciones mínimas que garanticen que los ciudadanos estemos protegidos contra la violencia en cualquiera de sus formas de manifestación, ya sea ejercida por el Estado o por otras personas. No es justo vivir con miedo, sufrir violencia y represión, no es justo que haya crimen (aunque no comparable con otros países), no es justo que exista la impunidad ante las violaciones de derechos humanos, entre otros temas de importancia.
- Los cubanos necesitamos el derecho de participación, tanto en cuestiones políticas como en la vida económica, social y cultural de la nación. Es justo que podamos ser protagonistas de nuestra propia existencia, que podamos elegir y cambiar el rumbo que damos a nuestra vida, que podamos participar en la generación de las instituciones que guiarán nuestra sociedad. No es justo que suframos inhumanas consecuencias por ejercer el derecho de participación, ni que se impida en muchísimos casos su concreción. Participar es un derecho básico de toda sociedad que aspire a ser democrática, justa, desarrollada.
- Los cubanos necesitamos instituciones justas, transparentes, participativas, inclusivas, que velen por el desarrollo pleno de la persona, que promuevan el respeto irrestricto a la dignidad de la persona humana, que promuevan y garanticen los derechos humanos y libertades fundamentales. Instituciones democráticas, transparentes, que rindan cuenta, y que estén al servicio de la persona y del bien común. No es justo que las instituciones se usen en contra de los propios ciudadanos, que se usen para coartar, manipular, someter, denigrar, reprimir, y muchas otras atrocidades que a diario se viven en Cuba.
- Los cubanos necesitamos, en fin, y probablemente lo más importante, libertades; para elegir lo que queremos hacer con nuestra vida, cómo y hacia dónde ir, qué hacer con los talentos y vocaciones con que contamos. La libertad de elegir, pero también la libertad de actuar conforme al bien, conforme a determinados criterios éticos que hagan nuestra existencia mejor, y en armonía con quienes nos rodean.
Probablemente esta es una lista incompleta, y estoy seguro cada persona puede agregar muchas otras cuestiones que para ellos son relevantes. Estas son relevantes para mí, y creo que para los cubanos en general, pero es solo una propuesta. Esto es lo que considero verdaderamente esencial, no interesa la ideología, ni otras cuestiones, interesa que cada persona pueda vivir y disfrutar de al menos estos elementos, de lo contrario, el sistema político y económico existente sería injusto.
- Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
- Laico católico.
- Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
- Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.