Alicia en el lente de Pedro Simón: fotografías inolvidables

“Bailando con Alicia Don Quijote”. Óleo sobre lienzo. 60 x 40 cm. Obra de Ariel Bajuelo.

Nota del autor: Esta crónica fue redactada hace años. Nunca se publicó en Cuba. Ahora Convivencia, tiene la gentileza y el acierto de publicarla en el Centenario del nacimiento de nuestra Alicia. ¡Enhorabuena!

Pinar del Río, 24 de noviembre de 2012

A la hora lorquiana de las cinco de la tarde se cortó la cinta de la exposición de fotos denominada Mitos en la lsla, homenaje de amor y devoción de Pedro Simón para la Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso, su esposa. Oficio, deseo de belleza y visión histórica han hecho de la pequeña muestra exhibida en el Consejo Científico Veterinario un acontecimiento cultural relevante y una obra de arte.

Se trata de una selección de fotografías tomadas por Simón en la isla Li Galli, lugar donde Alicia y el bailarín Rudolf Nureyev ensayaron el ballet “Poema de amor y del Mar”, del coreógrafo pinareño Alberto Méndez, quien se inspirara en la obra homónima del compositor francés Ernest Chausson. Allí, en un escenario cuasi paradisíaco, fuera del acoso de la prensa, se percató Simón de que él era un excepcional testigo de un acontecimiento histórico y no dudó en hacerlo perdurable y posible de ser apreciado por otros después. Utilizó su cámara y detuvo para la posteridad un pequeño tesoro de imágenes. La cámara paró lo que ya el balance perfecto de los bailarines había det.enido: instantes de virtuosismo y genialidad.

“Desde aue la ví en escena Dor primera vez, había confesado Nureyev, solo he soñado en bailar con ella”. Su sueño se hizo realidad en 1990, en la costa amalfitana del mediterráneo italiano. Y allí, en la realización del sueño, estaba actuante Pedro Simón para captar la limpia colocación de los pies en las posiciones clásicas de estos, los arabescos y piruetas reales o que pueda imaginar el espectador. Movimientos congelados, fraguados, que uno los continua mentalmente en un enchaȋnement involuntario e hipnótico que le devuelve a la foto la coordinación dinámica y “ese bailar con todo el cuerpo… coordinado”, que Alicia ha considerado imprescindible para, “dominar Ia verdadera técnica del ballet”.

Es difícil impedir que la mente viaje hasta un saut de chat en Coppelia, o hasta el grand-reté del primer acto de Giselle o los admirables entrechat quatre, o el sissone ouverte del tercer acto del “Lago de los Cisnes”. Porque el recuerdo viaja de un hito a otro; toma referencias, compara. Porque el subconsciente mezcla el disfrute y las alegrías que nos ha proporcionado Alicia durante muchos años.

Pero no se trata solo de ballet. Alicia Alonso tiene la gracia de la fotogenicidad. El curador de la exposición tuvo el acierto de colocar en la entrada un primer plano de La Ballerina que basta para ilustrar lo que acabo de afirmar. Es una foto soberbia, encantadora. Los sombreros y los pañuelos le otorgan una belleza muy de ella. El abolengo fotogénico de Alicia Alonso nos hace recordar los rostros de Raquel Revuelta, María Félix y Greta Garbo. El dramatismo de su cara en la escena de la locura de “Giselle”, esa sola foto importada ahora desde añejos recuerdos, nos revela los sentimientos que es capaz de expresar con la plasticidad de su rostro y la fuerza de su temperamento.

Un privilegio para Pinar del Río y para los veterinarios haber contado con la presencia de Alicia Alonso y Pedro Simón en el vernissage. Un gran privilegio. Gracias.

 


José Antonio Quintana (Pinar del Río, 1944).
Economista jubilado.
Médico Veterinario.
Reside en Pinar del Río.

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