El dilema de las colas ya es habitual, así como que estén custodiadas por agentes del orden público. La crisis y carencia de productos tiene a las personas como locas, y es que se están viviendo tiempos muy difíciles. Como dice el buen cubano, “la cosa está mala”.
Sucede que en las tiendas y quioscos de TRD (Tiendas Recaudadoras de Divisas) se hacen extensas colas para comprar una mercancía que aún no ha llegado ni al lugar de venta. En otras ocasiones llega el camión que distribuye mercancía y se forma una fila sin ni siquiera saber cuál es el producto que se va a descargar. Muchas personas no duermen y otras madrugan para ser de los primeros en comprar lo que esté a disposición en ese momento, y es que ahora mismo, todo hace falta. Cuando pasas por algún establecimiento de ventas no puedes adivinar que entró en ese momento, cualquier cosa puede ser.
Los productos de aseo están en falta, al menos la prensa estatal tuvo la iniciativa de informarlo. Con esta situación viene la regulación de los productos a la hora de la venta, lo cual en mi opinión ayuda a que mayor cantidad de personas puedan alcanzar, pero al final no resuelve el problema.
El transporte y la falta de combustible es agobiante, pierdes horas del día en moverte de un lugar a otro, sin mencionar las condiciones en que esto sucede. Todos comentan y lamentan la cruda realidad. A cada lugar que vas hay colas, extensas colas, donde a veces se pierde la mitad del día o el día entero y no alcanzas un producto. El desánimo está por doquier y muchos se preguntan qué seguirá después.
¡La culpa de todo la tiene el bloqueo de los Estados Unidos a Cuba! Desde que tengo uso de razón estoy escuchando esto. Personalmente estoy en contra del bloqueo, no se puede negar que nos afecta, pero internamente hay un bloqueo que nos afecta más, que nos encierra y asfixia. Esa justificación ya no funciona para la mayoría, porque la realidad habla por sí sola.
- Rosalia Viñas Lazo (Pinar del Río, 1989).
- Miembro del Consejo de Dirección del CEC.