Vox populi: vox Dei

Lunes de Dagoberto

Dice un aforismo latino antiguo: “La voz del pueblo es la voz de Dios”. Los proverbios, generalmente, son portadores de una sabiduría probada y milenaria. O, por lo menos, nos facilitan una enseñanza. En este caso se trata del valor de la opinión pública.

No nos referimos a los rumores que corren de boca en boca para difamar, descalificar o levantar una popularidad prefabricada. Esos son murmuraciones que responden más a intereses malsanos que a verdaderas opiniones sobre la realidad.

Creo que este refrán refleja el valor superior que se le ha dado a la conciencia colectiva, al alma de una nación o de una comunidad que, matices y precisiones aparte, expresan sus opiniones sobre una situación o un acontecimiento que impacta en sus vidas. Cuando los criterios de muchos ciudadanos coinciden en algún punto, no siempre, pero con mucha frecuencia, en ese punto convergen, aunque con diferentes facetas y tonos, una parte de la realidad que debe ser escuchada y atendida.

Es lo que contemporáneamente se llama “estados de opinión” o también “opinión pública”. Hoy día hay incluso empresas, estudiosos y sondeos que se dedican a indagar, precisar y medir esos estados de opinión que, en los mejores casos, servirían para guiar la búsqueda del bien común, las políticas públicas y la actuación de los políticos y demás servidores de la comunidad.

En su tiempo, el Padre Félix Varela, uno de los fundadores de nuestra Nación, que es considerado Padre de nuestra Cultura y Profeta de nuestra Libertad, había dicho con su acostumbrado humor criollo unido a uno de los refranes españoles más significativos y alertadores:

«Cuando la Patria peligra y la indolencia sensible de unos y la execrable perfidia de otros hacen que el pueblo duerma y vaya aproximándose a pasos gigantescos a un precipicio… ¿será imprudencia levantar la voz y advertir el peligro…? ¡Qué fácil de recursos es el miedo!: Si la casa de un amigo arde, ¿sería prudencia y amistad no despertarlo mientras duerme?… «Y a los que siempre andan diciendo: ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Es preciso ponérselo?… Fórmese la opinión y basta… y perciba todo el mundo que los ánimos están de acuerdo y entonces ¡gato escaldado del agua fría huye!»

De este pensamiento del Padre Varela podemos sacar varias enseñanzas:

• Diferenciar prudencia de indolencia o miedo: En frecuentes ocasiones hay cubanos que sufren y hacen sufrir las consecuencias de esta confusión. Cuando la Patria o la “casa de un amigo” peligran o arden en llamas no es posible enmascarar de prudencia el acallar la voz de los que la levantan y advierten del peligro. El miedo es uno de los males sociales que intenta silenciar a los profetas que denuncian lo que la “vox populi” va diciendo por cada esquina en susurros primero y a gritos después cuando ya casi no hay remedio y se aproxima la violencia de todo tipo.

• Hay que responder a la paralizante frase de ¿quién le pone el cascabel al gato? Con la fórmula vareliana, poco conocida pero de actualísima vigencia. Una fórmula en dos pasos. El primer paso es “fórmese la opinión”. Aquí hay una convicción y una acción: la opinión pública debe y puede formarse, mediante el periodismo ciudadano, mediante la construcción de consensos y la difusión de los mismos por las redes sociales. No con el uso antiético de las fake news (noticias falsas o manipuladas) sino compartiendo lo que se ha hecho voz popular. Como se deja entrever en esa imborrable saeta de Antonio Machado: “Dice una voz popular: ¿Quién me presta una escalera para subir al madero para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno?…” Es la voz popular la que busca los medios para bajar a los pueblos de sus cruces. Es una enorme responsabilidad cívica de cada cubano “formar la opinión pública”, eso no se debe dejar solo a los medios oficiales o a los oficiosos, es tarea de toda la sociedad y no se puede tachar de “intrusismo” ejercer este derecho de libertad de opinión consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos que dice textualmente: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.”

• “Perciba todo el mundo que los ánimos están de acuerdo”. Este es el tercer paso, difundir que los ánimos están de acuerdo, que la gente no aguanta más esa situación específica o el quehacer de los funcionarios o el modelo fracasado. Y entonces viene esa actitud del “gato escaldado”, es decir, de quienes “están escamados” conocen la forma de reaccionar los pueblos y responden cediendo a la necesidad que se ha hecho opinión popular. Esta pudiera ser la explicación de esas ocasiones en que las autoridades ceden ante un reclamo que se ha hecho viral en las redes. Eso demuestra la fuerza de la opinión pública y la responsabilidad de todo ciudadano consciente y proactivo de contribuir a la formación de esa vox populi y a ayudar a que se perciba la concertación de los ánimos de la ciudadanía.

Estos refranes y la vigente fórmula del Padre Varela nos sirvan para tomar mayor conciencia de la importancia de crear y difundir el sentir de la sociedad. Es una forma de hacer política cívica o ciudadana. Y eso es un derecho y un deber inaplazable de toda persona humana. Ya hemos visto a muchos gatos escaldados por la vox populi.

Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.

 

 


  • Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955).
    Ingeniero agrónomo.
  • Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
  • Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017.
  • Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
    Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2006.
    Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
    Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
    Reside en Pinar del Río.
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